domingo, diciembre 21, 2008

La que no quería ser actriz...



Ando enferma, probablemente sea cuestión de estrés. Ayer presentamos 'Las damas del lago', una obra que dirigió mi amiga y maestra Liliana Alberto.
Este año lo cierro con muy pero muy poco dinero, pero puedo jactarme a estas alturas que ha sido el mejor año de mi vida. Lo inicié trabajando con la obra 'A flor de tierra', nos contrataron dos ocasiones para vestirnos de época, una en Santo y otra en la inauguración del instrumenta, estuve de metiche con Saúl (mi cuate el performer) en un happening, nos integramos a la ópera 'La traviata' he hicimos su producción escénica, nos contrataron en un bar para su inauguración, ayudamos en la puesta en escéna de la mejor actríz de Oaxaca en su obra 'Alas de mujer con alas', y finalmente termino con una breve pero muy significativa participación, en la obra: 'Las damas del lago', que presentamos ayer en el teatro Juárez, obviamente no tengo un papel importante, pero ahí estuve...
Y eso que no quería ser actríz, ja, ja, ja.

martes, diciembre 09, 2008

Atolera de Oaxaca

Mamá dice que sus atoleros están fichados por los policías municipales, ya no los dejan vender en las calles principales del zócalo, hace unas semanas levantaron sus triciclos con la tamaliza y el atole caliente. Ese día ninguno de ellos le dio abono, por unos cobertores y electrodomésticos, que les vendió semanas atrás.
Los trabajadores de todas las oficinas, prefieren comer una torta de Tamal de 10 pesos y un atole de 5. Un desayuno en cualquier cafetería establecida, lo encontraría por lo menos en 30 pesos, si no es que más.
Una vez que los atoleros fueron desalojados, los restaurantes venden más, los trabajadores reducen sus gastos en cosas no necesarias, no saben que cada vez es más difícil que los atoleros se asomen, pero saldrán de nuevo por la necesidad y rezando a la virgen y al señor del rayo, porque esa mañana, los operativos comandados por el presidente municipal no vuelvan a quitarles su mercancía.
Para algunos turistas, visitar Oaxaca es barato, para los indocumentados de E.U. que regresan a su tierra, se les hace irrisorio tener que pagar 3 pesos por entrar a un baño asquerosamente público.
Los europeos, los norteamericanos, los orientales disfrutan las fiestas. Les parece mágico observar la desorganización total de la comunidad, los bailarines disparejos en el escenario, los grandes y espectaculares edificios de corte barroco, donde se presentan números de danza o teatro con ínfima perfección a la que están acostumbrados.
En la calle abundan los músicos, ninguno de ellos asistirá a un conservatorio. A los extranjeros y fuereños, les admira que haya muchos más artistas en la pequeña comunidad que los términos globales llaman como ‘tercermundista’, que en un ciudad industrializada.
Ninguno de esos ‘artistas’ de la pluma, la música, la danza, el teatro, o el cine, saldrán del pueblo.
En 50 años se perderá el registro de sus obras ‘no profesionales’ para los gustos dominantes del mundo capitalista, se emplearán como lo escritores de los discursos oficiales, los que alegren las fiestas de los altos funcionarios, los maestros de arte de niños de secundaria, los que se dediquen a hacer los comerciales y publicidad de los negocios más injustos.
Perdurarán los artistas que nunca lucieron por su trabajo, sino por el chispazo de las buenas relaciones.
Voy a misa. La gente se hace más devota y reza en silencio, tiene más fe en tiempos de crisis. Toma más alcohol, aunque asiste a menos fiestas. Comencé a fumar desde los 20, mis nuevos amigos de 18, lo hacen desde los 15.
Las calles se hacen insuficientes, más gente tiene carro, compró su estatus por una deuda que le sacará hasta la última gota de sudor, por lo menos en cinco años, pero con auto ahora se sienten ‘gente’.
El pueblo se reestructura, las calles se remodelan, el drenaje renueva su porquería en tuberías nuevas, hay más hospitales hasta casa del carajo, para que los enfermos lleguen cuando ya estén muertos.
La revolución se apagó. La gente vive resentida. Odiamos al vecino por no haber puesto barricadas o por haberlas puesto. Nos contenemos de sacarle los ojos a aquel que nos diga ‘acarreados’, somos gente de bien, ¡si señor!, marchamos por la paz, marchamos por la revuelta, marchamos por toda incompetencia, pero lo que más orgullo me causa es marchar por impotencia.
Nos hemos convertido en viles peregrinos esperanzados en personas, no en actos individuales, ni en revoluciones internas.
El atole es una bebida sagrada, hecha de maíz, ninguna cafetería la vende, se especializan en cafés extranjeros. Sólo las manos de la tierra, solo las manos sagradas hacen el atole, la bebida del pueblo, los polecías municipales se llevaron la mercancía caliente de los atoleros, de seguro en su cuartel se la comerán.

martes, diciembre 02, 2008

Ebria humillación

Yo sé que a nadie de ustedes les interesan mis crisis existenciales, lo sé, lo sé... y que si vienen a éste, su humilde espacio, es para mofarse de lo que escribo. Debo confesar que disfruto ridiculizarme, hacer un superlativo de los sucesos cotidianos que me pasan, aunque los momentos en que me ocurren esas tragicomedias (fuera del campo literario), no son tan agradables.
Podría escribir sobre la estrella porno que descubrí hace unos días y que me dejó anonadada, de lo bien que hace su trabajo, y la necesidad tan imperante que me ha nacido para escribir un ensayo acerca de la pornografía... o podría contarles que hace unos días me fui a asolear las carnes a la playa con mis amigos y ni siquiera tomé una gota de alcohol, o darles algunas razones por las que extrañamente (y digo extrañamente porque si es raro), todo este año me he cogido a un solo hombre, lo que me parece un acto biológica y cruelmente innato en las mujeres: ser perramente fieles (y no por gusto, sino por comodidad y seguridad).
Podría contarles acerca de las reuniones con los intelectuales de la pluma, a las que he asistido sin ser invitada, y también como mis amiguitos menores que yo (Guille, Marisol y Víctor) han sido invitados a lecturas públicas de sus escritos, mientras que yo, ni lector y escritor que me fume (si, ¡les tengo mucha envidia! ¡ah malditos!) ja, ja, ja, realmente, no, me gusta mi clandestinidad, lo que me condena a ser un personaje engorrosamente molesto, porque he descubierto que no me gusta socializar con intelectuales.
También que acepté un trabajo muy parecido al de prostituirme, con la diferencia que no implicó un acto sexual, sino vestirme de fichera, actuar como borracha e ir dando vueltas y gritando en un carro de los 30’s, por todo el centro histórico promocionando el aniversario de un bar, así que si vieron a una tipa media putona saludándolos e invitándoles a la cantinita, era yo.
También puedo platicarles de la obra de teatro que montó mi maestro, y que es toda una golosina de genialidad.
Me encantaría escribir sobre todas estas banalidades, de las que hasta hace un mes hubiera podido escribir con toda naturalidad, pero ocurrió ‘algo’ que me trae como animal salvaje en una jaula de zoológico. Ese algo, que me ha envenenado con un coraje mezclado con orgullo, humillación y un bloqueo letrado, reflejado en este bló.
Todo comenzó con la feria del libro, entré a un curso de novela, (ya no diré nombres porque luego me va mal), el primer día del curso, tuve el primer golpe de la crisis: ‘soy una escritora de clichés, soy una escritora de clichés, soy una escritora de clichés...’ el maestro lo dijo claramente: ‘ustedes mujeres, no están escribiendo nada nuevo, todas son escritoras de clichés, escribir sobre abrir las piernas, no es nada nuevo’ (lagrimitas en mis ojos).
El escribir una novela también requiere de una transformación en el autor, un cambio, al que por comodidad no nos arriesgamos. El mundo se me cayó encima, porque antes de iniciar el taller, tuvimos que enviar nuestros escritos y me avergoncé vehementemente de mis letras.
El segundo día, después de hacer muchos esfuerzos en el trabajo para salirme y llegar por lo menos a una hora del curso, el maestro me corrió. Obedecí como animalito dócil que soy, e intenté justificar, que su determinación era correcta, ya era muy, muy, muy tarde para que entrara a interrumpir, ja, ya lo había hecho ...
La decisión estaba tomada, había pedido de favor a una de mis amigas, para que me supliera los días siguientes, y yo pudiera asistir al curso, regresé a la tercera sesión y volví a llegar tarde (¡no tengo madre! pero ¿qué? ¡estaba trabajando!), esta vez tampoco me salvé porque ocurrió ese ‘algo’. El escritor me dijo: ‘usted compañera que siempre llega tarde ¿cómo se llama?’ Sutanita de Tal, al final de la sesión quiero hablar con usted, porque leí unas cosas en su blog que me faltaban al respeto, y yo a usted no le he faltado’.... ¡Zaaaazzzz! ¡me cago de la vergüenza! pues ¿qué dije?, ya no me acuerdo...
La preciosa clandestinidad en la que había permanecido, lo gris de mi persona en el círculo intelectual, mi inexistencia en el curso había relucido en su máximo esplendor, por una gran pendejada.
Entonces recordé ¡aaah!, fue esa palabrita que dije, y representaban una falta de respeto para el maestro.
Creía y creo aún, exagerado el numerito en clase, insisto en que no le falté al respeto, ¿Cuál fue la palabra? No la diré en este post.
Al final de la clase, me presenté de nuevo, escuché al sensei, al que sin conocer antes le había guardado un respeto tan amplio por considerarlo un mounstro intelectual, hasta que me recordó su condición de mortal al sentirse ofendido, porque ¡YO, Yo, yo, yO!, y digo eso, porque estoy consciente de la insoportable levedad de mi ser, lo había nombrado con un adjetivo ‘no respetable’ en alguno de mis post.
Si la solución era ofrecer disculpas, entonces las dí, y el sensei remató con ese ‘algo de atroz’ que me dejó mal, mal, mal... ‘sal de Oaxaca, conoce otros círculos... leí tus escritos y tienes serios problemas, ¡no dejes que otros escritores te traten así!’... (lagrimitas, snif, snif).
Ese día fue nefasto, salí regañada, tuve que ir a misa, y de paso al panteón. La sangre había corrido. Regresé a la siguiente clase, hicimos un escrito cuyo requisito era plagarlo de clichés, para eso soy buena, escribí sobre la visita al panteón.
Intercambiamos papeles, para reescribirlos y limpiarlos de lo innecesario. El último comentario de los compañeros en la clase, fue el de Perla, que tenía mi papel, dijo que había leído el relato y en efecto era malísimo, infestado de figuras trilladas y nostalgias comunes, agregó que leerlo le había hecho sentir lo suficientemente mal, como para encontrar por donde reescribirlo. No pude obtener mejor halago. Ese día salí con una sonrisa, en los tres días no pronuncié palabra, pero tenía decido algo, no regresaría a la última sesión, porque tomaría mis maletas para irme al mar, no tomé gota de alcohol y me hundí en la ebriedad de mi humillación, tenía una hemorragía abierta, que aún supura.

miércoles, noviembre 26, 2008

Cine de ficheras




En verdad que tenía su encanto el cine de ficheras, ja, ja, ja.

domingo, noviembre 23, 2008

Despedida de soltera

Por primera vez me invitaron a una despedida de soltera. Una de mis amigas más cercanas se casa. La fiesta se armó ayer. Llegué junto con el clan ‘supermercado’, que son tres hermanas, amigas mías desde hace ya casi diez años. Pasé por ellas, llegamos tarde como muestra de nuestra ilimitada elegancia, ja, aunque antes estuvimos despotricando rabietas porque no encontrábamos la casa.
Las tres hermanas que son una bomba juntas, y yo que les sigo la corriente, nos encargamos de comenzar el desorden de comentarios sexuales en la reunión. Dado que nunca he ido a ese tipo de fiestas, pensaba que iba a ser toda una faena de féminas hablando de sexo, digo, es lo menos que uno se puede esperar. No conté que la futura casada es un manojo de virtudes, y por tanto la mayor parte de sus primas y amigas lo son también, o por lo menos eso aparentan.
Nosotras cuatro y dos presentes más, éramos la excepción, y aclaro, no porque no tengamos esas virtudes, sino porque aparentamos no tenerlas, ja.
Al entrar, lo primero era ponernos un gafete con nombre, todas tenían cosas como: Cabeza, Escroto, Semen, Esperma... la neta lo primero que pensé fue en ponerme ‘VERGA’, pero dadas las circunstancias con nombres tan clínicos decidí preguntar: ¿no importa que me ponga uno cochinote?, obvio fui objeto de burla y chiste colectivo, así que decidí ponerme uno más sutil como ‘PITON’, que posteriormente fue derivado en ‘Pitis’.
Los juegos comenzaron, nos dieron una botella con agua donde se nos ponía un reto, el mío fue perfecto ‘Palabras cachondas’, y vieran que eso se me complica muchisisisisimo, así que di mi show con el clásico de clásicos: ‘¡ah, aah, aah!, y sin preverlo hasta me moví en vaivén, y no faltaron mis amigas diciendo ‘oye yo quiero sentarme en esa silla’... el segundo fue ‘¡no pares, no pares, no pares!’.... ja, ja, ja, ja, de recordarlo me cago de la risa, porque todas las viejas me estaban viendo anonadadas, y digo, no es la gran cosa, pero el ambiente me pareció extremadamente conservador, de ahí saqué mi propaganda de ‘cuando quieran les doy clases, o chequen mi página’, mis amigas me hicieron bulla...¡es cierto, es cierto, tiene página en internet!
Lamentablemente muchas (casi todas) de las muchachas huyeron de las preguntas incómodas, pero la que se unía a la revuelta del cuarteto desmadroso, era una que se puso como nombre ‘Cabeza’, no parábamos de reírnos con cuanta mamada decíamos.
El tache de la despedida es que no hubo striper, buuu, pero decidimos irnos al ‘Bar central’. Casualmente era la única que llevaba carro, y CASUALMENTE cuando estábamos por irnos, se le ocurrió no arrancar, ja, ja, ja, ¡fouquiuuuuu!, la batería se le había chingado, obvio, eso no iba a ser limitante para la despedida, así que nos terminamos yendo en taxi.
Hoy fui por el coche, aprendí a quitarle la batería y a darle corriente, el cable rojo es el polo positivo y el cable negro el negativo, para no fregar la computadora tengo que conectarlo en otro punto del motor, que no sea el polo de la batería, en fin estas son las inclemencias de la soltería... snif, snif, falta mucho para que me despida de mi soltería, supongo que para ese entonces ya sabre arreglar mi carro.

miércoles, noviembre 19, 2008

Amistades

Hasta hace unas semanas estaba segura que lo mío era escribir. Si me volvieran a hacer esta pregunta hoy, lo pensaría mucho, antes de dar una respuesta convincente. La feria del libro inició en Oaxaca. Muchos escritores de talla internacional, como Auster, Hustverd, Goldman entre otros, llegaron a mi ciudad, siempre he creído que todas estas personalidades enriquecen nuestra cultura literaria, hasta que ayer me encontré a una vieja amistad, Emiliano. Poco me faltó para que detuviera mi coche en plena carretera y le pidiera que se bajara, llegó un momento en que se me hacía insoportable su presencia, todo porque comenzamos a hablar de una de sus ‘amistades’, un escritor con el que se va de briago cuando viene a la ciudad. Le dije que su literatura no se me hacía la más brillante y que era muy probable, que con el tiempo se convirtiera en literatura efímera, Emiliano dijo: ‘y tú ganarás lo doble en tú trabajo’, ahí comenzó a colmarme, era evidente la afrenta.
Confesó que se sentía también ofendido que opinara eso de alguien a quien consideraba, su ‘amigo’, en ese instante se me vinieron a la cabeza, todas las aventuras que pasé con él y por lo que lo consideraba mi ‘amigo’, desde las muchas veces que se quedó en mi casa y le di de cenar, las veces que nos contamos nuestras tristezas, cuando fumábamos y nos embriagábamos con cerveza en bares de borrachos consuetudinarios, la vez que estuvimos a punto de morirnos...
Tal vez mi juicio es pendejo, porque no tengo ningún argumento inteligente para aseverar que ese escritor sea efímero, realmente no creo que lo sea, comenzando porque goza de cierta fama por su realismo sucio; pero me hirió más el hecho, que mi amigo, tirara por la borda todos los años de amistad, por un escritor al cuál a penas conoce y del que ha quedado impresionado por su amplio bagaje literario, y su comunitarismo con el alcohol y las líneas.
Emiliano cambió, y por supuesto yo también. Le he pasado muchas, incluso cuando me trata como una vil estúpida, pero no suele importarme mucho que lo haga, porque su ego es tan alto que no me interesa discutir su ‘superioridad’.
Alguna vez le he envidiado (es una envidia que cualquiera debería sentirla), su estirpe cultural, él es un artesano de los telares de lana, su herencia paterna es única y por consiguiente, una fuente que le ha dado de qué vivir y cómo acercarse al arte.
La olas literarias e intelectuales, nos han hecho leer más, ser capaces apenas de tolerar la crítica, sembrar posibilidades para cosechar artistas que no solo sean realistas sucios, afrontar un cambio intelectual entre los pueblerinos; como en mi caso, replantear mi quehacer, porque me falta mucho por vivir, leer y escribir, y por otra parte buscarme nuevas amistades.

jueves, noviembre 13, 2008

Falta de respeto

Ayer recibí un sévero regaño por faltarle el respeto a alguien. Pedí disculpas, considero que el agraviado estaba en su derecho de exigirlo. Al comentarle mi suceso penoso a Saúl, uno de mis carnales del teatro, me pasó el dato de esta vieja que si tiene huevos para faltarle el respeto a quien yo no me atrevería...



No dejo de admirarla... y pensar que NO le falté el respeto a nadie.

lunes, noviembre 10, 2008

Paul Auster en Oaxaca

Una de las cosas de las que más me avergüenzo, es emocionarme demasiado con las cosas que me gustan, esta vez no fue la excepción. Paul Auster estuvo en Oaxaca, creo que hubiera gritado al verlo como una despavorida fan de una estrella de rock, pero no, tuve que contener mis emociones, ya que muchos de mis alumnos llegaron a la inauguración de la Feria Internacional de libro, en el teatro Macedonio Alcalá.
Llegué a Auster por recomendación de un bloguero con el que tuve un amorío, tenía cierta manía por fijarme en las personas ‘inteligentosas’, hasta que conocí las delicias de los nacos patanes, ja, en la viña del señor hay de todo, y cada cosa tiene su encanto; esa aventura con el ‘déspota ilustrado’ me dejó algo por lo menos.
Recordar ese amorío y hacer recuento, puedo recuperar cosas ajenas que surgieron en torno a esa relación, empezando por las amistades que todavía frecuento, las cosas que aprendí, los lugares que visité, la locura y ceguera que tenía, al valerme todo y agarrar las maletas en un dos por tres y viajar al chingadazo.
El primer libro que leí de Paul Auster fue Leviatán, en la novela había un personaje que se llama ‘Iris’, pensé que era la descripción de su esposa Siri Hustvedt, que presentó ayer también su libro ‘Todo cuanto te amé’, para mi fortuna, me la encontré sentada en el piso de uno de los pasillos del teatro hablando con Martín Solares. Naca como yo sola, y teatrera hice mi cara de ¡No lo puedo creer!, así que con mi arcaico inglés (que es malísimo), ella amablemente rió de mi show y se paró a saludarme, le pregunté si Paul, había descrito a Iris con su semblanza, cosa que me pareció obvia hasta por el nombre, pero ella me dijo que era un personaje que había creado en otra novela y que Paul le había pedido permiso para retomarlo.
A terminar Leviatán, el déspota ilustrado me recomendó ‘Trilogía de Nueva York’ y luego de ese me llevó al ‘El cuaderno rojo’, justo de éste último fue del que leyó tres relatos ayer, y no pude dejar de sentirme emocionada.
Curiosamente este semestre implementé una nueva dinámica de lectura con mis chamacos, seleccioné los libros de acuerdo a sus intereses y a los más dedicados les dejé leer a Paul Auster, obviamente no sabía que iba a venir a Oaxaca, y me dio gusto oír que las lecturas del escritor les habían gustado, la primera en darme la noticia fue Amalia, y ambas gritamos como si se nos fuera a aparecer Brad Pitt desnudo.
En el evento anunciaron que cada dos años se dará el premio ‘Aura Estrada’ a mujeres escritoras menores de 35 años, todo porque esta mujer era esposa de Franz Goldman y justamente murió en las playas de Mazunte el año pasado. Cuando terminó la lectura para mi fortuna dijeron que Auster iba a firmar libros, me puse feliz, solo que tenía un inconveniente, llevaba dos libros que no eran míos, el ‘Leviatán’ de Amalia, ‘El hombre en la oscuridad’ que era del IAGO (la biblioteca de donde saqué los otros libros), así que sin remordimientos fui a que me firmara los libros que no eran míos, ja, para acabarla de amolar no llevaba cámara de fotos, pero no faltó el conocido que me hizo el favor de tomarme una con el escritor.
La fauna intelectual de Oaxaca estaba ahí, Da Jandra y esposa Agar, Guillermo Quijas, Tryno Maldonado, el rector de la universidad, el presidente municipal, los editores de Almadía, en fin, toda la crema innata de la elite empresaria e institucional. Por supuesto no pudimos faltar los ‘fadanelli´s news divine’, alumnos de los talleres literarios del CASA, que por obvias razones no fuimos invitados al cocktail posterior, en el casino del teatro, pero entramos sin el menor problema.
Me encantan, porque cada compañero tiene su perfil, uno de ellos vende libros, discos piratas, marihuana, alcohólico respetable en los bares de cerveza barata, otro es maestro bilingüe en una comunidad indígena, Guille, mi vecino, favorito de Fadanelli y Da Jandra, por su vasto bagaje literario, Víctor estudiante de antropología, Perlita que se viste raro pero es un amor, por tanto es la fémina más acosada, la hija de Flavio Sosa, yo... que les puedo decir, nada más, somos los mismo de siempre, en los mismos lugares con la misma gente.

(Lo siento... fue un post que escribí hace algunos días y no terminé, está pendiente, está pendiente)

domingo, noviembre 02, 2008

Noviembre

En la tarde del 31 de octubre, corrí al cajero para sacar el dinero de la quincena, e irme al mercado a comprar las cosas para el altar. Este año me pareció tan horrible que mi familia estuviera al borde de la indiferencia total y la muerte sin su ofrenda.
Compré cañas, tejocotes, nísperos, mandarinas, jícamas, cacahuates, una calaverita de chocolate, una vela y unos ramilletes de cempasúchil y cresta de gallo.
Cada año tengo la creencia más firme, los muertos en su camino de regreso necesitan de la luz que uno les enciende en el altar; porque la ofrenda va más allá del sentimiento que guardamos a las personas que se fueron y seguimos amando, es entender que el altar también representa la ofrenda que hacemos a la muerte, al Mictlantecutli.
Después de las cosechas o de un año productivo, destinar algo de nuestro trabajo a las deidades de cada región, es algo que nadie debe olvidar, no en la tradición de mi pueblo.
Hoy fui al panteón. De todas las festividades en el año, podré no tener navidad, no ir a la iglesia, ni festejar otras fechas, pero es una ley estar el 2 de noviembre en el panteón.
Conocí a mi padre en un metro de tierra. Configuré su imagen en una fotografía que cuelga en el centro de una pared de mi casa. Intenté soñarlo y decirle entre recuerdos que esa figura no era la de él. Comprendí el llanto de mi madre, cuando a mis veinte años perdí a mi esposo también. Supe que el amor se puede maximizar por la muerte de alguien, pero alimentarlo me llevó a la ruina emocional, de la que apenas me repongo y puedo gobernar sin tanta neblina de dolor.
En el panteón vi al tío Pepe sentado frente a una tumba de mármol, con muchas macetas y flores bien vivas, un techito pintado de azul con estrellitas fluorescentes, angelitos dorados en las columnas y placas de vidrio con el nombre de ‘José Efrén Vásquez’, era el recinto de Pepito, su hijo, que murió el mismo año en que yo enviudé.
No toleré verlo mucho tiempo, porque si ya había aprendido a controlar mi llanto de años atrás, no me hubiera contenido esta vez.
Tío Pepe siempre me abrazaba cuando era niña, me botaba al aire pensando que eso me agradaba, pero supongo que eso me provocó un pánico extremo a las alturas.
Hace ya catorce años cuando fuimos al panteón a ver la tumba de mi papá, y pasamos a ver al tío Pepe que vive cerca del campo santo, abrió la puerta de su casa con un bebé en brazos, nos admiramos tanto que nos costó creer que era su hijo.
Conocimos a la progenitora mucho tiempo después, porque al parecer él estaba a cargo del papel de la mamá. A sus cincuenta años lo que más deseaba era ser padre, y la vida le había sonreído, en sus ojos se veía el amor que le tenía a ese bebé.
A los ocho años de Pepito, nos enteramos que tenía leucemia, la última vez que vi al niño, ya no tenía cabello y jugaba en la calle, donde yo también jugué cuando era niña.
No fui al velorio, ni al entierro pero supe de la pena global, nadie en el vecindario daba cabida de la antesalada de muerte de un niño, y peor aún, al arrebatamiento de un hijo a un padre que lo había deseado tanto.
Meses después mi marido falleció. A diferencia de Pepito, él murió de improviso y sin antesala. Aprendí a llorar, aprendí a aceptar la pena de una viuda sin hijos, sin riqueza, ni patrimonio, ni herencia, más que la expiación que cargo conmigo cada noviembre.

martes, octubre 28, 2008

conversaciones...

Memo: ¿Alguna vez has tenido un dolor de cabeza muy fuerte?
Lila: Si, lo he tenido.
Memo: pues eso me ocurre después de una crisis.
Lila: Cada quien tiene formas diferentes de sufrir sus crisis.
Memo: Es como cuando odias a una persona, la detestas, pero no puedes dejarla. Es como una pareja, supongamos que lo que te une a ella es demasiado fuerte y no lo puedes explicar. Sabes que te es desagradable pero sigues con ella.

Miré enfrente, veía al hombre que más detestaba, al que comenzaba a odiar desde que decidió no bailar conmigo. ¿Guillermo lo había observado?, o ¿era un simple pensamiento que nada tenía que ver con lo que ocurría en el lugar?

viernes, octubre 24, 2008

Orquesta sinfónica



Siempre he tirado la baba por el chelista, que ahora la hace de director en la orquesta de este video digno de apreciarse.

miércoles, octubre 22, 2008

Paréntesis porque mañana es mi cumple (osease hoy jueves)

Soy una persona que agradece los regalos que sirven, si alguno de ustedes quiere darme algo con gusto pongo a su disposición una lista de las cosas que agradecería infinitamente me regalaran, con motivo de mis 25 primaveras.

1. Una caja de herramientas, pinzas, desarmadores, llaves y demás (Me estoy volviendo un mujer que aspira realizar labores masculinas, se me ha dado la gana por comenzar a aprender a meter mano en mi coche).
2. Bolígrafos de gel (no importa que sean de los baratos) ¡pueden creer que siempre ando lidiando por una mondriga pluma! Mis alumnos ya se saben la primer frase de la clase: 'Alguien que me preste una pluma'. ¡Chale, paradojas de mi labor de escribidora!
3. Mi gran fetiche son los zapatos con tacón de aguja y si tienen plataforma mejor (soy del número 4.5 o 5 de calzado).
4. La peli original de Buñuel con mi nombre,¡estaría eternamente agradecida quien tuviera ese detalle conmigo!, o alguna otra peli de Bergman, Kubrick, Kazan, Kieslowski, Hitchcock, Miyazaki...nada quiero, jo, jo.
5. Una bolsa del mercado para meter mis libros y demás chucherias del trabajo, quienes me conocen, ya saben que tengo gustos medios kitchs, jo.
6. Algún libro de un autor chingón, no importa que este viejo.
7. Siempre he deseado que el tipo en turno, me regale un babydoll, pero chale, nunca se me ha hecho.
8. Algún disco de buena música, no importa si es mp3 con selección de rolas que me gusten, miren que para eso pocos saben de mis preferencias en materia musical, pero se las hago saber...Beirut, Goran Bregovic, Robyn,
9. Un carta. Hace tiempo uno de mis alumnos me escribió una carta, creo que fue el cumple pasado, pero es uno de mis grandes tesoros porque en ella me dice que después de ser su maestra soy su amiga, snif, snif.
10. Sueteres, porque me muero de frío y no tengo, ja, ja, ja.
11. Una memoria usb, me serviría infinitamente ya que tampoco he tenido dinero para comprarla.

Aunque no me den nada, la verdad, prefiero estar un día conviviendo y con-bebiendo con todos mis cuates, (Ya saben culer@s el sabadabado en mi casa, tlayuditas y carnitas asadas) que para eso me chingo en el trabajo, yo invito la comida ustedes ponen el pomo, ja, ja, ja.

domingo, octubre 19, 2008

Golpes

Mi cabello ha crecido. El tinte de las mechas rojas se ha debilitado a un color cobrizo. Nunca me había atrevido a cortar y pintarme el cabello, hasta que decidí dejar a Luis. La frecuencia de nuestros encuentros fue nula. Hacer el amor una vez por semana, se redujo a una vez por mes, después de un mes sin verlo, el plazo fue indefinido.
Las primeras semanas se convirtieron en arduas torturas de orgullo. Hubiera resistido con más entereza, si mi moral acaeciera al primer sinvergüenza, pero no tenía a un sinvergüenza a la mano, sino a un hombre que con valor, más que vergüenza, me había pedido que me casara con él, si Alejandro me había pedido eso, no era conveniente siquiera tener sexo con él.
Pasaron ocho meses y en lugar de que mis labios se contrajeran, el abismo de mi vagina se hizo más profundo. Lo noté cuando no resistí más, toqué la puerta del departamento de Luis en pleno lunes a las diez de la noche. Admirado me ofreció sentarme y previendo cuál era el objetivo de mi visita, quiso tener un preámbulo social, que francamente me parecía innecesario.
Si no fuera tan cobarde, desde el primer paso en su casa y al oír cerrada la puerta, me abalanzaba sobre su cuerpo, pero opté por sentarme en el sillón, seguirle el juego de su afable cortesía, ¿debía creerle en su papel de hombre amable?, acepté un vaso con agua y lo vi tomar una copa de brandy con coca, sus ojos lo delataban, estaba drogado. Yo tenía meses de ascetismo, cero alcohol, de vez en cuando algún cigarro, ningún churro, ningún perico, sólo el maldito infierno de encontrar negativas razonables para decirle que NO a Alejandro, que comenzaba a fantasear con que yo fuera la madre de sus hijos.
Mis pensamientos eran claros, mi cuerpo estaba limpio; deseaba tener el sexo de Luis en mi boca, para que después me penetrara con la violencia que nunca utilizó pero con la que siempre fantaseaba. Su hablar era lento y su mirada turbia, no me preocupaban demasiado. Hacer que un hombre tenga una erección no me es labor difícil. Su misma naturaleza es previsible. Luis insistía en preguntar qué me había pasado. Le resultaba extraño que después de tantos meses yo lo buscase. Tendría que haberme pasado algo. No le dije nada, hasta después de unas cuantas venidas, horas de malabares en su cama individual, y por fin un mísero orgasmo de mi parte, mi nariz y oídos enfermos por la gripe de tres semanas atrás, se destaparon y pude confesárselo: Alejandro me golpeó.
¿Quién diablos era Alejandro? ¿Por qué me había golpeado?, fueron preguntas que no hizo, pero que noté a tientas en su rostro consternado. Yo nunca le conté algo de las personas con las que salía, él, en cambio si tenía la maña de platicarme sus conquistas y cómo se follaba a las mujeres, como si esos comentarios fueran advertencias claras, ‘no me interesa tener algo serio contigo: Mariana’.
Pero olvidando esas consignas que tiempo atrás me destrozaron el corazón, esta vez, necesitaba contarlo, necesitaba decírselo, ahora tendría que escucharme, porque no había afán de molestarlo o provocarle celos, era simplemente la confianza a la que había llegado, cuando se me hizo normal que él me platicara de sus aventuras, ahora yo quería que me escuchara con oídos amistosos, no miré su rostro, sólo hablé y hablé de lo que había ocurrido tiempo atrás, de la propuesta matrimonial, hasta que poco antes de que yo llegara a la explicación de porqué ese tal Alejandro me había golpeado, Luis interrumpió: ¡CALLATE Marian!, hasta ese entonces me di cuenta que la cara despreocupada e indiferente de Luis ya no era la misma de siempre. ¿Qué pasa?, pregunté, mientras me acercaba a dónde estaba sentado, sin preverlo, toqué sus rodillas, me incliné frente a él y cuando miré su ojos a punto de hacer brotar algunas lágrimas, alzó su brazo y me soltó una bofetada, del impacto di un breve salto hacía atrás, antes de que yo pudiera razonar lo que estaba pasando, Luis ya se había arrepentido, al instante él se dirigía hacia a mi para abrazarme y pedirme perdón, no pude pronunciar palabra del golpe, pero lo único que pude hacer fue resistirme a sus brazos, sentía el frío de piso, estaba desnuda, Luis comenzaba a lloriquear, y sus frases entrecortadas decían ‘perdóname’, cuando pude zafarme de su cuerpo corrí a buscar mi ropa, me vestí ante los intentos de Luis de abrazarme. Cuando terminé de vestirme, tenía tanta rabia que no podía siquiera decirle palabra para insultarlo, justo antes de salir del departamento, Luis me tomó de la cintura, lloraba como nunca imaginé verlo, y entre susurros me dijo al oído, ‘te has cortado el cabello’, me solté de su cuerpo, le azoté la puerta. No contesté a sus llamadas, evité verlo, borré sus correos antes de leerlos, y no volví a abrirle a la puerta de mi casa. Mi cabello creció de nuevo.

miércoles, octubre 15, 2008

Guerra terminada

No pretendía seguirlo. No iría con él para seguir tolerando sus numeritos de borracho adolescente. Odiaba sus cuestionamientos insistentes del ‘¿me quieres?’, a la tercera vez que me preguntaba en menos de una hora, ya era capaz de decirle que NO.
En ese momento lo detestaba más. Ver su cuello con una marca morada que yo no le había hecho, era seña fiel de cuanto nuestra relación había funcionado, de lo malos amantes que éramos.
Cada vez mi repulsión aumentaba. Las últimas veces lo había visto borracho y en esta ocasión, me había dicho las suficientes cosas, para que me pusiera a llorar de la afrenta. Yo su verdugo, él me amaba tanto y yo la puta malnacida que lo hacía sufrir. Ahora resultaba que YO era la culera y él la víctima.
No tuve tiempo de arrepentirme, por instantes mi razón me dijo que debía arrepentirme. ¿Y si ese hombre que tenía enfrente era el amor de mi vida?, ¿y si con él debía quedarme?, en definitiva las respuestas eran negativas, cada vez encontraba más razones para dejar de hacerle perder el tiempo.
Vi como se fue directo a un bar, era la primera vez que no accedía a irse conmigo. Estaba enojada. Si quería seguir tragando mierda sin mi, pues que se fuera muy al ¡carajo!, yo tenía que ir a trabajar el otro día.
Tomé mi rumbo. Al cabo de unos minutos dije que debía volver, él estaba borracho y solo, alguien tenía que ir a dejarlo a casa. Mínimo le debía un acto de cortesía, por las flores, por las cenas, por el alcohol, por las bailadas, por los regalos, por los diez años de quererme... bah, tenía que regresar simplemente.
Volví después de media hora, vi como salía del bar al que había entrado y se dirigía a otro. Cuando puse un pie en ese lugar, él ya estaba saludando a una muchacha. Tintinié con mis dedos su espalda, y su cara al verme mostró una expresión de horror y asombro, porque su ligue había sido fallido.
La muchacha me saludó, y él no tuvo más que presentarme como su ‘novia’. La mujer se llamaba Emilia y tenía tanta parsimonia que sabía improvisar perfectamente en situaciones incomodas, igual a la que nos encontrábamos en esos momentos; mi figura de mujer celosa era la más evidente. Aunque si me hubiera comportado como una verdadera mujer celosa, ya le hubiera hecho un numerito, no saludaría a Emilia y la invitaría a arreglar las cosas a punta de cachetadas y jalones de pelos, pero no tenía ganas de pelear por un tipo que no podía gobernarse a sí mismo.
Insistieron para que pidiera una cerveza, no quería tomar, odiaba el sabor a cerveza cuando estaba enojada, brindé las primeras rondas de alcohol con un cigarro que Emilia me había dado. La mujer saludaba a los chicos del bar, y en broma le decían ‘la insaciable’, Emilia era una tipa guapa, me agradó más de lo que podría imaginar, y si no tuviera un chaperón traducido en seudonovio, me embriagaba con ella.
Sin advertirlo ella comenzó a platicarme de su noviazgo, tal vez quería hablarme de su pareja, para dejar claro que mi hombre no le interesaba. Lo constaté cuando nuestra charla nos hermanó, cuando nos reconocimos como dos zorras disfrazadas de corderos.
Me lo dijo con seguridad, ‘tu novio es un pendejo’, lo miré, y él estaba escupiendo en el piso; tercera vez en la noche que comenzaba a detestarlo, primero por tirar el chicle en el suelo de cantera, después por tirar el hot dog, y luego por escupir saliva en el piso. Él no necesitaba una pareja, lo que buscaba era una mamá que lo educara, y yo no quería hacer eso.
Demasiadas estupideces cometía esa noche, desde verme con él, escuchar sus reclamos, soportar su insulsa mentira de que ‘no tenía nada en el cuello’, seguirlo en los bares para llevarlo a su casa, discutir y hacer escándalo en el andador, pero de la única cosa que estaba segura que no había sido una estupidez, era haber conocido a Emilia.
-¿Sabes lo qué es un orgasmo?, ¿le has hecho un orgasmo a esta vieja?
Yo reía deliberadamente, mientras Emilia no dejaba de balconearlo y hacerlo comprobar su mala elección de mujer.
- ¡Claro que sé!- Alex mostró la lengua. Nosotras reíamos. No cabía duda, Emilia y yo éramos unas sinvergüenzas congénitas.
Él prefería mil veces que yo al entrar a ese bar, le hubiera roto la cara a Emilia por celos, pero no que me pusiera a platicar con ella, la situación era realmente incómoda, su novia se burlaba de él con otra zorra a la que pretendía ligarse minutos antes.
- Ja, ja, ja, tu cara lo dice, y la risa de ella lo confirma, tú nunca le has hecho un orgasmo.
- ¡claro que sí!, ¿verdad mi´ja? Once seguidos.- No respondí, hubiera sido mejor que se quedara callado, era la cuarta vez que él se convertía en un bicho con el que yo no tenía nada que ver, sólo compartía diez años de bonitos recuerdos, que no dejaron de ser eso, recuerdos alterados a nuestro antojo para que parecieran bonitos.
- ¡eres un presumido!- le decía Emilia, yo sabía que ese adjetivo era un eufemismo que él no entendía, pero yo no me atrevería a traducirle.
- ¡cómo se ve que no sabes!, ¡ésta vieja se ve que es bien caliente!- está vez no pude contenerme la risa, ¿era eufemismo contra mi? O ¿era mi cara de urgencia?
Alex no toleró estar más tiempo en el lugar. En minutos le creció un odio terrible hacia Emilia. Di por hecho que había ganado la guerra. Se iría conmigo, lo llevaría a casa, haría mi santa voluntad porque por fin entendería que debería de hacerme caso todas las veces que yo le dijera basta.
Me despedí de mi congénere descubierta. La besé en la mejilla. Alex se despidió. Dos pasos fuera del bar dijo: ‘¡pinche vieja loca!’. Di vuelta al sur del andado, Alex quería ir a otro lugar hacia el lado norte.
-Sólo regresé por ti, ¡vámonos! Te voy a ir a dejar a tu casa.
- No, vamos al Freebar
Dejé suspendida mi mano, repetí con voz de mamá autoritaria ‘sólo regresé por ti, vámonos’.
- Puedo irme sólo a casa.
No hubo besos, no hubo despedidas, no volvimos la mirada. Cada uno siguió su rumbo. Yo había regresado, él había decidido no irse conmigo. La guerra estaba terminada.

domingo, octubre 12, 2008

Paredes herméticas

En ese afán de ‘ayudarme’, que siendo sinceros, me parece una ayuda incómoda, porque no le he pedido socorro a nadie, mis amigas se han encargado de hacerme citas, porque creen que su buena acción del día, es verme con alguien ‘felizmente amarrada’.
La última a la que accedí fue porque Dolores, no paró de insistir. Con todo el prejuicio de no querer mover un dedo, supuse que esa vez sería una ‘más’, de sus intentos fallidos por conseguirme pareja.
Cuando las cosas no se dan, no se dan y punto; pero soy experta en los fracasos de pareja, tengo cierta manía para hacer lo que no quiero, aceptar por pura diversión, o porque no hay cosas más interesantes que hacer. Otra posibilidad, es que muy dentro de mi, guardo la estúpida esperanza de encontrar a alguien, que se acomode a mis necesidades.
Las primeras referencias que supe de Julián me las dio Dolores por teléfono, haciendo énfasis en que tenía un doctorado en física, le gustaba la poesía, tenía 30 años, hombre soltero, maestro de matemáticas, y algunas otras monadas más que ya no recuerdo. Me aclaró que no era tan guapo, pero mis gustos y sus preferencias, podrían generar algo de química entre nosotros.
Esa noche iría con un vestido azul debajo de la rodilla y unas zapatillas cerradas, identificaría a Julián porque estaría esperándome en una plazuela del zócalo de la ciudad. Unos pasos antes de llegar, pensaba enviarle un mensaje para saber quien era, pero él me interceptó en el camino y me saludó muy dispuesto, ‘Hola, ¿eres Mariana, verdad?’, no recuerdo qué reacción tuve, pero le sonreí mucho más dispuesta de lo que imaginaba.
Julián no era muy alto, pero sus lentes y el saco de pana café, aunado a su informal pantalón de mezclilla, me agradaron en primer momento. La aseveración de mi amiga era parca, el hombre era guapo, al menos eso me pareció aquella noche. Caminamos por la ciudad, y no creí tener tanta seguridad frente a alguien que me gustase, él bromeaba y yo devolvía el comentario con algo más ingenioso.
Nunca he comprendido de donde saqué tanta gracia esa velada, porque si en algo soy mala, es en ser un mujer risueña y coqueta.
Reía deliberadamente con él, y las trivialidades en menos de una hora de habernos conocido, se fueron convirtiendo en formales indirectas de coquetería. Había ocurrido lo que nunca antes: él me había gustado, y yo también le había gustado a él. Entramos a un café, yo pedí una copa de vino, él, un café y unas crepas de cajeta.
Cuando pidió la cuenta, vi la nota, y saqué dinero para pagar lo que había consumido, me quedé esperanzada a que él se negara a que yo pagase, pero cada quien cubrió sus gastos y mi esperanza costó cincuenta pesos por la copa de vino tinto.
La noche comenzaba a recordarme la mala elección de mi vestido escotado y a la rodilla, pero esa gran desventaja, se convirtió en el pretexto improvisado, para que Julián se quitara el saco de pana y me lo pusiera en la espalda. Mientras lo acomodaba, me tomó de la cintura, y sentí como su barba y sus bigotes tocaban mi rostro, su voz torpe me dijo ‘te deseo’. Era lo más cursi que había escuchado, pero el tipo me gustaba, y la frasecita, se había convertido en el preámbulo para sentir el vapor del cuerpo, con el literal: ‘vamos a coger’.
Nuestra platica en el café había girado en torno al sexo. Sus bromas entre palabras denotativas, se convertían en connotaciones sexuales. Como todo macho, su lenguaje rayaba en lo obsceno de la fanfarronería, que justifiqué en mis adentros, con ‘nadie es perfecto en este mundo’.
Pese a todo no iba a resistirme esa noche, el tipo me gustaba y si habría sexo ocasional, no tenía ningún inconveniente en aceptar, por el simple hecho de que se me daba la gana, mis bragas estaban mojadas y no iba a andarme con sensiblerías baratas del ‘¿qué va a pensar de mi?’, hacía mucho que mis amigas, mi familia, y mis vecinos, ya pensaban muchas cosas de mi, que un extraño, aumentara un pensamiento a mi alargada fama, no me tenía muy preocupada en esos momentos.
Llegamos caminando a mi casa, un cuarto adaptado como departamento, con paredes de adobe dentro de una casa vieja en el centro de la ciudad, me gustaban sus muros porque eran lo suficientemente herméticos y fríos, como para que mis gemidos no los oyera el vecino de al lado.
Julián entró a la recamara. Como no pensaba tener visitas esa noche, las sabanas estaban en desorden y el reguero de ropa y accesorios, que había ocupado para arreglarme, alfombraban el piso. El hombre se quitó la ropa con sumo cuidado, su cuerpo estaba repleto en vellos, tenía una figura atlética; además de guapo, culto, era un excelente deportista, sus cualidades no contrarrestaban sus desaciertos, no pagaba las cuentas, era un fanfarrón, no tenía carro y tampoco tenía dinero para llevarme a un hotel, pero a simple vista, me era bastante antojable.
Dueña de mi espacio, encendí la computadora vieja para poner música. Hasta esa noche me di cuenta que el ruido del procesador era incómodamente escandaloso. Saqué los preservativos. Apagué la luz y lo último que vi, fueron sus bóxers aún puestos, sus piernas gruesas, unos pectorales marcados y mi cama lista para albergarlo.
La noche trascurrió, los besos iniciales, las caricias estúpidas, las quejas de que mi procesador era horrendo y no lo dejaban concentrar, me hicieron no insistir y quedarme desnuda y dormida en menos de media hora, cuando desperté ya había luz, Julián roncaba a mi lado, tal vez no roncaba, creo que estaba eructando, porque las crepas de la noche anterior le habían provocado un malestar estomacal.
Me desperté, he intenté reanudar lo que no se dio en la noche, la luz me dijo una gran verdad, la erección de su pene era un insulto a mi placer. Algo no le funcionaba y por primera vez, me sentí fea, imperfecta, grotesca.
Fui a la cocina para calentar agua y prepararle un te de manzanilla, cuando volví a la cama con la taza , vi que en su pantalones había una tira de seis condones, no pude contener el comentario ‘¿así que tenías planeado cogerme?’, ‘nunca se sabe cuando pueden necesitarse, además ¿tú por qué tenías condones en tu casa?’, respondió preguntando, algo que me parecía absurdo.
Tener condones en mi casa, no tenía nada que ver con que yo tuviese planes de cogérmelo, no podía responderle siendo sincera: ‘pues, esos condones me sobraron de hace tres días’, pero solo respondí con su mismo argumento, ‘nunca se sabe cuando se pueden necesitar’. La gran paradoja era ¿por qué llevaba seis condones?, si ni siquiera pudo usar uno, ¿por qué presumía tanto en el café?, y ¿por qué la idiota de mi había accedido a tan grande quemón?, la gente podría pensar de mí lo que quisiera, pero no podía perdonarme que llevara un hombre de a gratis a mi cuarto, cuando ni siquiera me había hecho gritar. Me ocasionaba mucho malestar tener que pensar que él fuera tan guapo, tan, tan perfecto para mi, y tan, tan, tan, pendejo en la cama.
La cruda existencial se me vino después de que lo despidiera de mi casa. ¿O era yo la pendeja en la cama y no me había dado cuenta? No quise investigarlo. Nunca lo volví a ver, pero cuando Dolores me marcó en la mañana le dije‘¡qué gran chasco!’ le colgué y no quise hablar del asunto, dejó de verme con cara de lástima.

jueves, octubre 09, 2008

A y D

Hace tiempo vi como una parejita en pleno andador turístico tenía reacciones comúnmente raras. Desde mi taxi pude ver como la muchacha y el joven que la acompañaba, iban un tanto indiferentes.
El tipo, pongámosle como nombre ‘D’, se paró frente a un carrito de hot dogs, preguntó cuánto costaban; sin ganas de ser amable el encargado respondió que quince pesos, D regateó pidiéndolos a diez pesos, para ese entonces pude comprobar que estaba borracho, porque su habla gangosa lo delataba.
D y la muchacha, a la que le daré el nombre de A, se quedaron frente al carrito esperando a que el cocinero pusiera la salchicha en el asador, pero éste no ponía nada, ella musitaba algo a D, tal vez pidiendo evitarle la vergüenza de regatear.
D volvió a regatear, y el cocinero con una cara de desprecio le dijo que se fuera dos cuadras abajo, ahí los encontraría a diez pesos. D le preguntó a A si quería comer un hot dog, ella dijo que no, él volvió a insistir y ella volvió a decir que no.
El cocinero puso la salchicha en el asador, D escupió el chicle en el piso de cantera, A le dijo con tono de chavita fresa: ‘oye, no tires el chicle en el suelo’. Acto seguido, la mujer levantó el chicle y lo tiró en el bote de basura que estaba a unos pasos. D, la observó maravillado.
El cocinero le dio el hot dog a D, él pagó con cambio, dio algunas mordidas y le ofreció a A, que mordió el hot dog solo para complacerle, D volvió a comerlo y le hizo señas para que A comiera, ella se negó, D tiró el hot dog, la mujer volvió a refunfuñar, esta vez con un tono de voz parecido al de una mamá regañona: ‘oye, NO tires la comida’.
En esos segundos me temí que D fuera a golpearla, me preparaba a salir del taxi por si la discusión comenzaba a ponerse caliente, pero tal vez no hubiera sido el único, porque para ese entonces, las personas que estaban cerca del carrito de hot dogs, ya miraban a la pareja en plena lucha silenciosa e inofensiva.
A y D se miraron, ella le dijo algo en voz baja, D levantó el resto del hot dog mordido y lo tiró al bote de basura, seguramente A le ordenó que lo levantara.
D le tomó del brazo y le señaló el bar que estaba en la parte sur el andador, A respondió a un volumen en el que incluso pude escucharle desde mi carro ‘no, me quiero ir, te tengo que ir a dejar, tu familia va a pensar que estas tomando conmigo y no es así’, D respondió: ‘a mi familia no le importo, acompáñame’, y la jaló del brazo, ella se resistió y dijo que no iría, él caminó unos cuantos pasos con dirección al bar, A se quedó mirando como D avanzaba. Decidió al cabo de unos segundos irse en dirección contraria. No volvió la mirada.
D se detuvo, quizá esperaba que la mujer estuviera detrás de él, giró la cabeza, pero A ya caminaba del otro lado y no volteaba.
El show terminó, la tensión de un hombre y una mujer se había desatado por dos voluntades en desacuerdo. Arranqué mi taxi y me sentí feliz por seguir soltero.

jueves, octubre 02, 2008

2a Temporada del Gobierno de la vagina

Hace un mes hice un reto de disciplina. Meta que me propuse porque estaba platicando con un compañero del taller de Fadanelli (que ciertamente me caía como patada en el culo), y comentábamos que un escritor tiene temporadas en las que no puede escribir. Entonces me dije que yo si podría hacerlo. Por eso me propuse postear diario, sin embargo, llegué a conclusiones importantes:
1. La mayor parte de que escribía tenía muchas fallas, ya que el tiempo que dedicaba a escribir era mucho menor.
2. El escribir a fuerzas saca cosas indeseables.
3. Por el medio en el que publico, que es este (internet), los formatos y estructuras son distintas, el postear diario, tampoco permite que algo se someta a discusión más concienzuda.
4. Pero sin duda una de las mejores enseñanzas es que: la disciplina te hace aprender a planear las cosas.
5. Aunque la cantidad, no es garantía de calidad, por lo menos hay de donde escoger, para limpiar y perfeccionar.

Por tal motivo se me dio la gana reiniciar esta segunda temporada del 'Gobierno de la vagina', pero con un nuevo reto. Ayer hablaba con Guille (otro compa del taller, pero este si me cae re bien) de eso, hacer pocas cosas, pero chidas. Me va a costar más trabajo, pero ahora incluiré otros parámetros de rigor: tiempo, limpieza, funcionalidad y madurez del texto. La meta son 10 post. Así que por hoy iniciamos el reto, esperando que ustedes queridos lectores comenten, discutan qué tan atractivas son las historias, y si de plano ven que la estoy cagando, háganmelo saber, se los voy a agradecer infinitamente, sus críticas son importantes.

martes, septiembre 30, 2008

Soy un higadito

Hoy anduve de buen humor, me encontré a mi admirador favorito (que de hecho es el único que tengo declarado), un maestro sesentón o tal vez setentón, que cada vez que hablo con él, me deja iluminada. Es un señor muy sabio, además de tener buenos gustos en lo femenino, ja, no puedo evitarlo, soy vanidosa.
Su primer frase dirigida hacia mi fue ¿cómo está la reina de la sensualidad?, je, su aseveración fue bastante exagerada, nomás porque hoy llevaba una blusa con breve escote y chamarrita roja, pero no dejan de encantarme sus piropos elegantes. En la mañana le decía que andaba feliz, él preguntó por qué, y comenzó a adivinar,¿ya te vas a casar?, ¿ya vas a mantener a tu marido?, ja, ja, nada de eso, mi respuesta fue: ‘tengo fe en un proyecto’,
Él rebatió: ‘la fe existe sólo en si mismo, cuando uno hace las cosas bien, la fe está ahí, no depende de nadie más’.
El maestro Calleja, es uno de los más preocupados en mi, no sé por qué, pero sus preguntas recurrentes son ¿y ya tienes novio? ¿y ya te vas a casar?, y sus recomendaciones son las mismas, ‘no es bueno estar solo, es necesario que aprendas a compartir’. Su consejo de hoy fue similar, pero con ello me dejó un duro golpe, mientras iba a hacer las compras, pensaba en lo que me decía y llegué a la conclusión de que en efecto, soy tan mezquina, orgullosa, soberbia y me creo la reina de este mundo, como para darme el chance de enamorarme de alguien, porque nadie me merece, ja, ja, ja, ¡qué estupida soy! (de antemano sabemos que esos pensamientos pendejos, no son ciertos, pero si inconscientes).
Cuando le dije que no andaba con alguien porque el amor no me había pegado, él volvió a rebatir con esa sapiencia que lo caracteriza, y dijo: el amor lo tienes, siempre lo has tenido, solo hay que darlo, eso es a lo que no te atreves a compartir.
Cierto, si uno está solo es porque tiene algo o mucho de egoísta. Dejaré de quejarme. Hoy mi flaquito me mandó un mensaje con besos incluidos, de verdad que ha tenido hígado para tolerarme, y admiro su paciencia de mis muchas indiferencias y groserías, comprendo que eso es querer realmente a alguien, aceptarlo como es. Por lo menos uno en este mundo me quiere. Mi flaco, que ya se va haciendo gordo.

domingo, septiembre 28, 2008

Miedo del sueño

Una de las cosas que he olvidado, es la de tener miedo como cuando era niña. Tenía muchos años que no sentía miedo por lo incierto.
La vida adulta me instaura el tener miedo a cosas que sabes cuál es la fatalidad final, como por ejemplo tener miedo a ser despedido de tu trabajo, tener miedo a morir en un accidente, tener miedo a enfermar, tener miedo por un asalto, tener miedo a causa de una adrenalina aventurera; pero no te percatas que has olvidado tener miedo a lo incierto, como por ejemplo, al coco que estará debajo de la cama, lo sin cara de la oscuridad, el miedo al ruido mínimo que irrumpe el silencio en la noche, o el miedo a una imagen no configurada con la realidad, el sueño.
Anoche, antes de dormir, me percaté que una de las tantas acciones que todos los días realizo sin darme cuenta, es la de apagar la luz e ir a tientas a la cama. Cuando apreté el apagador tuve unos cuantos segundos para dedicar algunas reflexiones breves al asunto. Arguyo que ver algunos fragmentos de una película de Schwarzenegger, sobre una esposa del diablo (mamadas de ese tipo), y que minutos antes de dormir, leí un cuento de Bolaño donde un tipo asesina a otro, por entrar a una casa a media noche; me sugestionaron para tener una pesadilla bastante consciente. Digo consciente, porque recuerdo los sucesos nítidamente y también recuerdo que al despertar, mi cuerpo estaba tan rígido y frío, que a penas y lo podía mover, pasó mucho tiempo (tal vez fueron segundos), pero para mi fue mucho tiempo, para que el horror se me quitaba, a diferencia de otras ocasiones en las que despierto de la pesadilla, y el miedo se diluye al primer pensamiento ‘lúcido’ de que estaba soñando.
Por segunda ocasión en una semana, me molesta esta sensación de dormir sola y por segunda ocasión, también se me ha dado la gana ir corriendo al lado de mi mamá para que me abrace y proteja (la primera fue porque casi me muero del dolor de panza).
La atmósfera del sueño, era la de un lugar húmedo y con vegetación, iba manejando a un pueblo donde había una capilla, entraba al recinto, recuerdo que comenzaba a rezar en voz alta, después de mi, aparecía gente, cuando el lugar estaba lleno las puertas se cerraban y por una puerta de lado del altar, salían personas vestidas de monaguillos que comenzaban a matar a la gente con cuchillos sin filo, vi a la gente ensangrentada, fui presa del susto y dispuse que en ese sueño no iba a morir, salí ilesa del lugar, pero como todo sueño, pasaron muchas cosas, que no logro ordenar, corrí a mi coche que por obra divina, arrancaba a la primera, en el camino hice dos escalas en dos casas construidas entre árboles, que estaban abandonadas, eran lugares muy confortables y bellos.
Después estaba caminando en la noche por una carretera, donde mi mamá aparecía en su auto, íbamos rumbo a casa de Lulú, (mamá del hombre que he mitificado por no hablar de él, pero siempre está presente), llegábamos ahí porque queríamos refugiarnos (no sé de qué), Mario, me asignaba la habitación de su hermano, el hombre mito, mientras entraba, veía las paredes amarillas; me enseñaba fotos, pertenencias, prendas de cuando era niño, me regalaba unos zapatos pequeñitos de su hermano y su mamá me ofrecía una pintura que no aceptaba.
Volvían los recuerdos, el rostro, sus gestos, rasgos que ya había olvidado, eran tan claros, tan palpables, tan vivos, tan presentes, que al momento de despertar, la pesadez de mi cuerpo no era sólo del miedo, sino sentía una presencia, una energía omnipresente que horrorizaba mis sentidos.
Algunas veces el miedo pasa, pero esta vez el miedo me congeló. Era un miedo parecido al que tenía cuando era infante, a lo que no tiene razón de explicarse, porque simplemente ocurre de la nada.
Otra de las cosas que descubrí en ese sueño, es que pude conceptualizar, es decir, definir qué ocurría. Recordaba imágenes que tal vez habían pasado en otros sueños, como si los sueños también tuvieran un pasado, sueños que ocurrieron en otra sesión de sueños, que a diferencia de la vida, al recordarse en el futuro, pueden ser alterados o revividos en unos cuantos segundos.
La magia del onirismo puede llevarte hasta ser Dios y revivir muertos, hablar otras lenguas desconocidas y ser presa de las emociones más extrañas, que sólo pueden equiparse mínimamente a cuando estas drogado. El dolor, puede mutar de un momento a otro en placer, lo nunca esperado se vuelve esperado y finalmente, los sueños se entienden como algo traducido en instantes, que no volverás a recordar nunca más.
Ahí radicaba mi horror, en poder recordar nítidamente el sueño, en retenerlo despierta, y sentir las mismas sensaciones con los ojos abiertos en la oscuridad.
El miedo, no era hacia los monaguillos asesinos, ni a la imagen del hombre mito que se había suscitado, sino era a saber que esas emociones provocadas mientras dormía, las seguía teniendo aún despierta y presentes en el ambiente de la noche, eso fue lo que encapsuló en terror.
Los rezos, los fragmentos de recuerdos, las oraciones religiosas pronunciadas entre vocecitas inconscientes, no me fueron suficientes, seguía teniendo miedo, la razón me dijo: ‘no pasa nada’, pero podría jurar que en ese momento si ocurría algo. Un algo que no podría definir, un algo que no me dejaba moverme de la cama.
Fui cobarde, porque no pude pararme a encender la luz, acto contrario al que hacía todas las noches, mis ganas de cerrar los ojos y poder dormir no estaban presentes, quería despertar, pero ya estaba despierta, y el miedo onírico no se iba. Cerré lo ojos y la oscuridad me tranquilizó, el sueño sin imágenes me llevó por unos minutos a la paz.
Volví a despertar, esta vez tenía ganas de orinar, ya no sentía miedo, con decisión me destapé del cobertor y fui directamente al baño. Mi corazón ya no estaba agitado, nunca estuvo agitado. No pude volver a la cama.

lunes, septiembre 22, 2008

Imbécil

Todos los días tengo que dedicarle algún pensamiento, así sea para maldecirlo o para extrañarlo vehementemente. Son casi dos meses, que a él, le ha crecido la barba, se la ha vuelto a cortar, casi lo meten al bote, casi renuncia a su trabajo, yo casi me muero por la gastritis, y ambos seguimos sin mover un dedo para volver a vernos, porque nos quedamos de nuevo en el ‘casi’ NO nos queremos.
Pero ustedes lo saben, lo extraño. Cada momento de ocio, me dedico a construir imágenes prediseñadas a mi antojo, revelando recuerdos, y añadiéndoles fantasías de más que no llegué a complacerme. Me quedé con las ganas de darle unas cachetadas chingonas, en los dos sentidos: por puro sadismo en la cama, y del otro lado, porque muy bien merecidas se las tenía: por culero.
Ayer, gracias a que estaba enferma y no podía salir, me quedé todo el santo día en el msn, ahí estaba él, esperaba que yo tomara la iniciativa, no lo hice, insistió con su pregunta a medias: ‘¿se arma, o no se arma?´, me hice la tonta, quería palabras claras, implorando, declarando, aceptando que me extraña y por supuesto que también me necesita.
Ese ‘se arma’, traía dos propuestas, la primera era la sexual. No dio palabras claras porque hacía dos meses, él me había mandado a la fregada, y su misma propuesta era razonablemente incongruente, pero de haberla hecho explicita, no hubiera tenido inconveniente de aceptar, siempre y cuando hubiera hecho una labor ardua de ruego. Digo, tenía que cotizarme, de algo tenían que haber servido estos dos meses de lucha contra mis bajas pasiones, mi resistencia a la necesidad de buscarle. Mi lucha interna tenía la esperanza de ganar una batalla; hacerlo doblegar era la victoria. No lo hizo, porque cuando pregunté ¿armar qué?, respondió: olvídalo.
La otra connotación de ese ‘se arma’, traía también una propuesta económica, ‘hacer la vaca’, es decir, cooperarle para irnos a meter al motelucho de siempre, ¡qué huevos!
El primer mes que anduvimos, hizo un tango porque entramos a una habitación que no tenía televisión, y dijo sentirse apenado por haberme llevado a ese lugar, pero su glamour duró poco.
Cuando el dinero que traía ahorrado del gabacho se le fue acabando, nos tuvimos que acomodar en un lugar de cuarta, con el colchón duro, sin tele, dos toallas pequeñas, un jabón para manos, y sábanas viejas. El silencio de la tele fue suplido por nuestros gemidos, sustituimos al emtivi para contarnos nuestras preocupaciones; conocí a su adorable novia ‘Lilí’ por sus pláticas, y la odié cuando me habló de ella. No tenía nada contra la tipa, porque al parecer era el típico estereotipo de mujer, que el hombre busca para novia fiel, posesiva, mocha y pendeja a la vez.
No extraño ese motel, pero si extraño su deseo sobre mi, no extraño sus idioteces, pero si extraño lo mucho que yo reía con él, o mejor dicho, de él, porque lo gracioso no era lo que decía, sino cómo lo decía, su esforzado esfuerzo, su inocencia ante el chiste mal contado del que me reía.
Él, ha sido el perfecto hombre de mierda al que he recurrido en mis relatos. En alguna ocasión llevé un escrito a un taller de narrativa, donde hablaba de él. Los escritores no se fijaron en el cuento, porque el personaje masculino era satíricamente más ruidoso, que el texto mismo; un perfecto imbécil diseñado para la verosimilitud de las letras femeninas.
Sé que sueno soberbia al decirle imbécil, pero mi insulto es menor y mínimo, al que él ha de adjudicarme a mi, por el simple hecho de haberme enamorado de la situación (insisto con mi soberbia, ¡vaaa!, tampoco quiero aceptar que lo quiero, no puedo evitar sentirme superior a él por algún lado ), y solaparle muchas cosas.
Creo que ya lo extraño menos. Sigue siendo un imbécil, no más que yo por quererle.

sábado, septiembre 20, 2008

Títere

No sé cuanto tiempo duró el delirio. Entre sueños repetía la frase: ‘¡hombres y mujeres! Atenciooooón’. Una y otra vez, los textos de la obra venían a mi mente. Hasta que un pensamiento consciente, me dijo: ‘¡basta, deja de pensar en Lorca!... Realmente nunca supe si lo que trataba de estructurar en el sueño eran los diálogos exactos de la obra, porque supongo sólo se representan.
‘Niño, cierra esa boquita’. Las caras de Dolores, Maleno y Saúl (mis compañeros del teatro), entraban en mis sueños, la presión de repetir una y otra vez el ensayo, hasta que saliera perfecto, como el maestro lo quería, me hicieron despertar de golpe. La respiración apenas sana, el calor de las cobijas, el sudor frío, el pecho constipado en flemas, un pequeño dolor en el estómago, me hicieron caer por momentos en la desesperación, en la que por segundos sientes que te vas a morir. Pasaron unos cuantos minutos para que intentara volver a dormir, resultó imposible cuando mi cuerpo se movía de un lugar a otro, cambiaba de postura, me quitaba la cobija y me la volvía a poner.
Salí de la cama para ir directo al baño, lo último que salió fue gran vómito apestado a las pastillas que había tomado para aliviarme la infección de la garganta. Fue ahí cuando comenzó el dolor en el estómago. Me olvidé de mi defectuosa respiración, para instaurar mi atención en el nuevo inconveniente: La panza.
Increíble pero cierto, en el primero que pensé, fue en él, en mi supuesto novio. Fueron esos momentos cuando me dí cuenta de algo espantoso: estaba sola, quería estar con alguien me auxiliara en esos momentos. Esa sensación me la había provocado el que después de vomitar 3 veces, nadie en mi casa se había dado cuenta. Fue hasta que azoté la puerta del cuarto de mi mamá y le dije: ‘Me siento mal’.
‘Callad, para que el silencio quede más clarito’. ¿Qué haría si viviera sola?, mi progenitora me hizo un té, que minutos después estaba vomitando de nuevo, hasta que de tanto esforzar al estómago, me quedé dormida por breves instantes de gloria, postergados por infiernos anunciados de gritos, parecidos a los de una parturienta. Ya amanecía cuando subí al coche, el camino se hacía eterno, cerraba y abría los ojos, para ver si ya habíamos llegado al hospital. Unas cuadras antes desalojé las últimas salivadas de antibióticos que me quedaban.
El medico de guardia apareció, me llevó a su consultorio y después de un chequeo de rutina, preparó una jeringa, me bajé los pantalones, ya sin el menor complejo; porque apuesto ese doctor había visto miles de cuerpos desnudos, miles de nalgas imperfectas, miles de atrocidades humanas, que apenas hubieran sido comparables con mi nalgas escurridas. El escándalo no fue menor, porque al momento de sentir la aguja, grité de nuevo, y quedé dopada en instantes. Boca abajo, me sentí ponchada, como después de muchos rounds, sin límite de tiempo, que me habían desgastado todo el cuerpo. Supongo que mi mamá volvió a subirme los pantalones, porque cuando desperté ella platicaba con el doctor y yo estaba con los pantalones arriba.
Cuándo el doctor me preguntó si tenía estrés en mi trabajo, yo respondí ‘no’, porque ahora que reflexiono, disfruto más mi trabajo que nunca, me dijo si tenía alguna preocupación con el novio; tampoco la tengo, digo, llevo dos meses de abstinencia, un novio que es de palabra y nada más... hasta que me acordé... ‘Los títeres de cachiporra’ obra de teatro escrita por Federico García Lorca, dirigida por Rolando Beattie.
‘Bajo la luna verde de las montañas, bajo la luna rosa de las playas...’ El diagnóstico fue el siguiente, después de haber tomado dos pastillas para mi garganta, mi estomago había reaccionado con una gastritis nerviosa, motivo por el cual intentaba desecharlas en el vómito.
La maldita presión de estar bien de salud, para hablar a viva voz, me llevaron a un crisis de plena tortura, y delirios entre sueños con la obra. Caía en cuenta de ello, en el hospital.
Como es típico de mi mamá contar mis vergonzosas hazañas a los doctores, que mi hija esto y lo otro, que trabajaba aquí y allá, que no tenía seguro medico, etcétera, eso ayudó para que de los 350 pesos , que íbamos a pagar, el doctor no se manchara y fueran solo 300. Además, yo debería haberle cobrado, por el hecho de verme las nalgas. Después de la inyección, llegué a casa, comí lo que pude, porque nada me sabía y me tendí cual muerta en la cama.
Cosa curiosa, después de muchos meses de no tener contacto con un tipo con el anduve, me ha marcado justamente hoy, para ver como he estado. ¿Y mi ‘novio’? ni sus luces.
Creo que dejaré de ser un títere de cachiporra, y mejor me pondré a buscar un buen marido como don Cristobita, o de perdis que me ame como Cocoliche, ash, me choco, yaaaa, dejaré de pensar en el teatro!, casi me muero y sigo con mis mamadas.

viernes, septiembre 19, 2008

Humo

Muero de fatiga. Por fin me llegó lo que menos quiero. Me he enfermado de la garganta, todo por andar grite y grite en el ensayo. Resulta que estamos haciendo una obra de Federico García Lorca, pero como es teatro callejero, el entrenamiento tiene que ser a viva voz. Así que todos los días tenemos que entrenar nuestro ronco pecho (todo el aparato fonador), cual viles malos cantantes de ópera. Lo que no les he mencionado, es que el maestro Rolando (el mero mero de la escuela) y la maestra Lupita Villa (la segunda mera, mera y mejor actríz de todo Oaxaca) fuman como chimeneas.
Cuando hacemos ejercicio, o estamos respirando para emitir la voz desde el diafragma, no tienen la mínima benevolencia para apagar su chingado humo, eso me ha venido a joder; y si a ellos no le sale un carcinoma, nosotros que aspiramos todo su smock, probablemente cobremos la factura de sus pulmones.
Por el momento es todo lo que tengo que contarles, ando con el cuerpo cortado y con ganas de acostarme. Luego subiré algún videín del ensayo.

miércoles, septiembre 17, 2008

¡Cuánta sapiencia!

La mujer, siempre defendiendo las estupideces que hacen los hombres.

Detrás de toda gran mujer, hay siempre, un hombre de mierda.

martes, septiembre 16, 2008

Reto concluído

Por fin termino con este encierro de letras. A pesar que concluí con mi reto de publicar 30 días seguidos, salieron cosas interesantes, pero descubrí algo, lo interesante de tener blog, es dejar que ciertos post cuajen por algunos días, porque publicar diario, es también dejar que su tiempo de vida se acorte, para que sean leídos y comentados.
La segunda cosa que descubrí, es que no todos lo días tengo los alientos creativos para escribir, o no tengo el tiempo suficiente; pues estoy inmersa entre las preocupaciones diarias del adulto, trabajar, descansar, medio vivir.
Por otra parte, en estos días en todo momento andaba casando pensamientos, ideas, que combinadas con situaciones ficticias pueden hacerse cuentos simples, pero con un valor significativo bastante alto. Me sentí bien, porque hacía tiempo que no salía del género de la bitácora personal, creo que salieron dos post con algunos tintes de narrativa, ya que tenía un rezago creativo que me estaba haciendo escribir lo mismo, y eso comenzaba a preocuparme y peor aún: hartarme. El esfuerzo, tuvo algunos frutos imaginatorios decentes.
Ayer me encontré a Guille en el IAGO, fue curioso, porque me encontró cuchicheando con un libro de Roberto Bolaño, autor que había leído en otras ocasiones pero de manera muy rápida, a él le gusta ese tipo de narrativa.
Redescubrí que el escritor chileno, tiene una prosa, breve, puntual y creativa, de las pocas hojas que leí de un libro, me hicieron tener ganas de escribir sobre cosas con las que me sentía identificada al leerlo. Cualidad que entre los escritores que he leído, pocos han logrado en mi.
Guille, es el chavito que conocí en el taller con Fadanelli, es un moco de 18 años, me cae re bien, hay personas con las que me es muy fácil tratar y él es una de esas personas, tiene una vibra chingona, no es el típico puberto, es decir es un puberto en toda la extensión de la palabra, pero ¿cómo describirlo? Sui generis. En otro post, me dedicaré a escribir de él. Por el momento, simbólicamente doy por concluido este periodo de publicación diaria, retomo mis publicaciones del ‘cuando se me dé la gana’. Porque desafortunadamente, descubrí, que el escribir a la fuerza, algunas veces, saca cosas que me desagrada escribirlas. El objetivo está concluido, aunque no he salido de mi atolladero creativo, creo por el momento, comienzo a querer salir de él.
Un gran saludo, gracias por leerme y regreso cuando tenga algo que contarles (que de hecho tengo mucho que contarles, como mi fracaso en el teatro, Rolando lleva puteandome 4 días, porque no puedo decir correctamente: ‘callad, para que el silencio quede más clarito’, es una verdadera lata sentir que uno no tiene control sobre sí mismo en el lado artístico, de verdad es bastante frustrante). Me voy porque tengo que estudiar, e ir a clase. Chau.

lunes, septiembre 15, 2008

Oh, si ¡cómo odio levantarme temprano! mañana trabajo en una escuela. Hoy tengo ganas de irme al grito, ni modo, no dormiré.

domingo, septiembre 14, 2008

Guayabas

Día raro, mi hermana y mi mamá me han dejado como el perro: sola. Me he quedado en la casa, con mi cuñado que vive al lado.
No sé, por qué obra magnánima, hoy me levanté a hacer de desayunar para mi y para Otoniel. Digo que es raro, porque la verdad soy una persona MUY poco amable, regularmente me valen pito todos los demás, si no está mi mamá, he optado por no hacer nada de comer, bueno, cuando ella está tampoco lo hago, ella lo hace.
Hacía mucho que no cocinaba, jo, desde que tengo 6 años, sé encender una estufa y cocinarme, y aunque mi repertorio gourment no es muy amplio, lo poco que sé cocinar, no me sale mal.
Después de terminar el libro de Fernando Lobo, ‘No lo tomes personal’, me dispuse a hacer una de esas actividades raras, fui a cortar guayabas, porque dejen les digo, nosotros vivimos en pleno campo, por lo que tenemos un huerto improvisado que consta de un aguacatal, un guayabal, un limonal, plantas como: hierbasanta, chaya, bugambilia, albaca, hierbabuena, chiles, tomates, y sin contar con los rosales de mi mamá. Desde que iba a la secundaria, una de mis practicas fue acatada por mi mamá, al ver que daban frutos; regamos la basura inorgánica en el patio, gracias a eso, hasta hemos cosechado melones, sandías y piñas.
Este año, me ha admirado la cosecha, los árboles están cargados de frutas, llevamos casi 3 meses con el montón de guayabas regadas, por eso hoy, me subí a la escalera, con un canasto (cual vil pueblerina que soy), corté guayabas y limones. Tenía intenciones de ir a regalarlas con los vecinos, pero Otoniel me ahorró la tarea, le di todas para que las llevase a su mamá.
Cada vez que salgo de la casa y llego, el aroma de guayabas es delicioso, algunas veces hacemos agua de guayaba, pero lo que se me hace un placer inusual es llegar a casa y ser recibida por el olor a la fruta, aunque estén podridas huelen bien.
Lo que en definitiva se me hace maravilloso es que este año, las plantas de tomate dieron, realmente tomates grandes y rojos. Otros años, supongo que las semillas transgénicas han producido tomates de apenas medio centímetro, si, unos tomatitos burlescos, que ni siquiera alcanzan para la salsa.
Sin duda, lo mejores frutos, han sido los del aguacatal, no nos hartamos de comer guacamole, cuanto es temporada de cosecha, a todo aquel al que le regalamos aguacates, queda fascinado porque además de ser caros en el mercado, nuestros frutos verdes son magníficos, tienen la cáscara delgadita y el hueso no es tan grande, además, que las hojas del árbol son magníficos sazonadores para los guisados en barbacoa y los frijoles refritos.
Por cierto, me tengo que ir, ya que aprovechando que estoy sola en la casa haré cosas que regularme no hago, porque siempre hay gente (cosa rara me he abstenido de llamar a cualquier hombre que perturbe mi estado de alto virtuosismo, ja, ja).
Mi listado de cosas que haré y las diré para que se burlen de mi :

1. Bailar frente al espejo, las rolas de la sonora Margarita (ah huevo, ‘y yo que te deseo a moriiiiirrr...)
2. Cantar en el Karaoke, si, descubrí que en el you tube también hay Karaoke, ja, ja, ja, ya me eché tres rolas y de verdad ¡qué feo canto! ¡ay, pero cuánto me divierto!
3. Ver pelis, tengo dos pelis, una de Capra, la primer versión de Nosferatu...
4. Iniciaré el libro de Hubert Selby ‘La última salida a Brooklyn.
5. Esto dudo hacerlo, pero creo que me pondré a limpiar la casa, lavar el baño y tirar todos los papeles que no sirven.
6. Creo que me dormiré temprano, cosa que no hago entre semana...

Creo que soy muy aburrida, por eso pocas personas me aguantan, jo, insoportablemente decente.

sábado, septiembre 13, 2008

Caldo de verduras

Laura llegó a la fiesta con su hijo, su novio y su mamá. No tuvo más remedio que sentarse en la mesa donde tenían a la única persona que les incomoda en toda la fiesta: yo.
La llegué a conocer tanto, que parte de su personalidad y humor, se reflejaban en el carácter de su mamá. Las veces que ella era amable conmigo indicaban que Laura estaba enojada. Los gestos sonrientes de la madre, eran seña legítima, del coraje incontrolable de su hija contra mi. No sé si guardaba algo de el ahora. Porque su madre nuevamente era amable conmigo. Lo dudo, aunque yo tratara de negar esa deuda contra mi, se había revertido la consigna, era yo quien evitaba tener que tratarla.
Por palabras de más, lo único que quedó entre ella y yo, fueron algunos breves insultos que se tradujeron en ‘espero nunca volver a tratar contigo’. Rompimos como un matrimonio civilizado, con definidos insultos, dolores y odios. Mi aparente infidelidad, me había costado cara.
Ya sabía que su novio le había pedido casarse con ella. Cuando lo miré, no encontré en ese hombre, las cualidades que suplieran sus exigencias. Exigencias que yo conocía muy bien. ¿De donde había sacado a es barbaján que no le gustaba comer verduras? No es por ofender, bueno, si es por ofender dietéticamente, pero ¿cómo es que ella, siendo una persona tan saludable, eligiera alguien con gustos tan distantes al buen comer?
El platillo, fue un caldo de res con verduras. Cosa rara, una fiesta en pleno lunes, con alcohol de sobra, y un platillo saludablemente insultante a las chatarras ricas de las pachangas de pueblo. No digo que el caldo no fuera rico, pero junto a las cervezas se me apetecía un gran trozo de carne en barbacoa, pasta de frijoles, espaguetti con harta mantequilla, tortillas calientes y por supuesto un chorrito de mezcal.
Su novio era un barbaján para la comida chatarra seguramente, se le notaba en la panza, pero a leguas se le veía lo buena persona. Abrazaba al hijo de ella, como propio, su lentes y su voz, no mentían, no cumplían con las antiguas exigencias de Laura, pero si cumplían con lo socialmente correcto. Un hombre que pudiera ofrecerle algo bueno: ‘una familia’.
Después de haberla visto, me llegó la nostalgia. Ella notó mis kilos de menos. Laura, era igual de bonita, saludó a todos efusivamente, nosotros sólo nos dimos un ‘hola’, y evitamos palabra, porque su mamá, se interpuso entre nuestros lugares en la mesa. La señora queriendo compartir, más que provocarme disgusto (porque realmente me daba gusto), me dijo que el sábado, el novio, al que tenía enfrente de mi, la había ido a pedir para que se casaran; siempre lo quiso así, ‘casarse’.
Yo no me hubiera podido casar con ella, la sociedad no es tan abierta en estos tiempos, como para romper esquemas. Ni siquiera me hubiera atrevido a proponérselo. Era mejor que termináramos de la peor manera, porque de no hacerlo así, nunca hubiera podido dejarla y ella se hubiera dado cuenta de cuanto la quería, cuanto llegué a amarla, cuanto sus insultos me habían herido, y cuanto se me hacía insoportable verle, como para querer evitarla en esos momentos.
En menos de una hora me levanté, no me terminé el caldo de verduras, ni tampoco la cerveza, tiré el chorrito de mezcal, me despedí de los comensales de la mesa, entre ellos de Laura, tenía que ir a trabajar, pude no haber ido, pero no me era humanamente soportable estar ahí. Luz, la cumpleañera, anfitriona de la fiesta, se despidió de mi, supongo que por ser amable, dijo: ¡qué piernón!, ¡se te ve muy bien esa minifalda, amiguis!

viernes, septiembre 12, 2008

Entrenamiento

No hay necesidad de pensar, porque los años me han enseñado a actuar en automático. Detengo el coche, bajo para abrir el portón. Comienza a hacer frío, pero la putiza me ha dejado algo estúpida y no siento la brisa. Alma es despiadada, estirarme durante una hora y hacer intentos de abdominales y lagartijas, me han dejado desconchinflada. No sólo tuve tortura física, Rolando, ha comenzado a trabajar con la obra 'Los títeres de cachiporra' de Federico García Lorca. Si hay alguien a quien le tengo miedo, es a él.
No pude leer un fragmento con la emoción que él me pedía. 'Callad, para que el silencio se quede más clarito'. Actuar no es lo mío, he dicho. ¿Pero por qué sigo somentiendomente a un entrenamiento demasiado rígido, contemplando mis posibilidades y limitantes?
Ir a clases, es como si me hubieran picado el orgullo, 'lo puedes hacer ¿por qué no?'. He ganado lo que en años no he podido encontrar: Disciplina y compromiso. Paradójico entender que ni siquiera el compromiso en una de esas relaciones, me haya comprometido con alguien.
En automático abro la puerta, entro con mezcal(mi carro). Dentro de la casa, me quito la ropa, primero la playera del trabajo, abajo tengo el leotardo, el pantalón de mezclilla. Me deshago del braciere, busco la pijama. Entro al baño, me lavo la cara. El ritual de belleza y limpieza me agobia unos cuantos minutos, cremas y toallas. Mi panza está llena de hambre, dijera Julito. Comida, trabajo, disciplina, arte, silencio, escritura. ¿Algo me falta? probablemnte si y aún no quiero darme cuenta.

jueves, septiembre 11, 2008

Mal video



La última sesión que estuvo Fadanelli con nosotros, llevé mi camarita y grabé a toda la fauna juvenil de literatos oaxaqueños. Me tardé como unas cinco horas para editar, más otros dos días en intentar subirlo al you tube, tuve que bajarle la calidad, para hacer más chico el archivo, motivo por el que se ve bastante pixeleado.
Ayer leí el comentario de uno de mis compañeros que dejó en el otro blog:

"Olaf: Con pena he visto el video de Viridiana. Me parece más bien la presentación de un triste espectáculo, lo que no existe sino un mal video"

En definitiva, le doy la razón, es un mal video, iniciando porque se ve feo, mi edición no es perfecta, y mis imágenes están bastante mal grabadas y para lograr algo de calidad aceptable, tendría que haberme llevado más tiempo en producirlo.
Pero ¿qué tiene de espectáculo? a ver, yo que llevo estudiando teatro por más de un año, que concluí la carrera de ciencias de la incomunicación, y que me declaro una cinéfila y una amateur del video, me he puesto a reflexionar y repensar si soy YO la estúpida que NO entiende QUÉ es E S P E C T Á C U L O.
Digo, en mi devaluado razonamiento entiendo que espectáculo sería, si les hubiera dicho como vestirse a cada compañero y les señalara qué tendrían que decir y hacer, pero no, me remití a grabar lo que pude y lo que me pareció interesante en cuestión de imagen; por supuesto no les pedí que posaran.
Daré algunas referencias para aclarar esto del 'triste espectáculo', iniciaré con dos personajes que son clave en la historia del cine. Louis Lumiere y George Melies. El primero, inventor del cinematógrafo, filma a obreros saliendo de las fabricas, con ello se instaura el género documental. El segundo, que por su vena teatrera y titiritera, usa al nuevo invento como un recurso para contar historias de fantasía, bautizando al género de la ficción.
Obviamente, mis grabaciones son de tipo documental. En la posproducción, incluí música e hice una edición de lo que consideré innecesario. Ahora me sigo preguntando ¿dónde está el espectáculo? Puede que la música, y el trabajo de edición le quiten el realismo, igual que a toda imagen que vemos en la tele, en el cine o el internet, finalmente eso deja de ser, para convertirse en otra cosa que representa, pero esos son rollos muy densos de semiótica.
No creo que sea cuestión de percepciones. Tal vez de conocer un poco más la historia del cine.
Por otra parte, ¿qué tiene de triste?, la verdad yo me la pasé a toda madre en el taller, conocí gente y hasta el mismo Olaf, me invitó las chelas alguna ocasión. Ja, ja, ja. Paradojas de este mundo que no terminaré de entender. Pero quién me manda, a ponerme trabajo de a gratis. La verdad seguiré haciendo mis pininos, los mejores presagios para la imagen es cuando la gente reacciona. Me agrada que esta vez me dijeran que mi video, es un MAL video, lo acepto, buscaré la perfección para la próxima, aunque no garantizo dejar de hacer ‘tristes espectáculos’, ya vi que eso funciona, contaré cuantos adjetivos recibo la siguiente ocasión. Ja, ja, ja.

Recomendaciones de pelis:

Ciudadano Kane de Orson Welles
Nosferatu de Murnau
Mr. Deeds Goes to Town de Frank Capra

(Apuesto que ni las ha visto)

miércoles, septiembre 10, 2008

Espinas

Traigo una espinita. Antes de irme a trabajar mi mamá me confesó lo que ya he sabido desde muchos años, vivimos endeudadas hasta el cuello. Lo que trabajamos es para llevar las cosas al día, no más.
Curioso, pero las tres mujeres que vivimos en la casa, mi mamá, mi hermana y yo, tenemos nuestro propio carro. No somos una familia ostentosa, pero tener tres automóviles en una casa de Oaxaca, hace parecerlo, con poco fundamento, porque en mi caso y el de mi progenitora, cada vez nos las vemos más negras para medio vivir, y tener un auto no es un lujo, sino una herramienta que nos permite seguir trabajando como negras obreras.
Me falta un año para terminar de pagar el bendito carro, que se encargó de exprimir cada centavo de mi sueldo en los primeros meses.
Supongo que no solamente en Oaxaca se ha infestado de una plaga maldita, que debería exterminarse pronto, las famosas cajas de ahorro. Cada año se incrementan todas esas empresas demoníacas que se encargan de sacarnos de ‘apuros’, extorsionando al obrero con altos réditos y teniéndonos eternamente endeudados.
Las casas de empeño, las cajas populares, las empresas financieras, los prestamistas, son el infierno. De verdad lo son. No solo se encargan de cobrarte, sino de someterte a una seria crisis psicológica si no pagas, porque no se tentaran la mano para chingarte la vida.
Por buena persona, cometí el error de ser aval de un compañero, me joden por teléfono si se retrasa un mes, ayer fueron a mi trabajo, y lo peor, no suelo ser grosera, pero los cobradores me han sacado mi lado altanero. Tienen cada tonito de voz, que de poder hacerlo, ya les hubiera sacado los ojos.
Por otra parte, lamento decirlo, pero en lo que llevo del ciclo escolar, uno de mis alumnos llegó golpeado, lo asaltaron, a otro casi lo secuestran, otros dos apenas salieron de crisis familiares, porque sus familiares o fueron secuestrados o tuvieron amenazas de serlo. ¿Qué pasa en este mundo? Es desafortunado pensar que eso no sólo ocurre en el lugar donde vivo, sino que esta ola se vuelve más palpable, vehementemente más cotidiana, en cada rincón de este país.
Me pegó más el coraje, porque hoy me chuté dos pelis de Elia Kazan, ‘On the Waterfront’, es inevitable no sentirse conmovido por una crisis silenciosa, donde uno no tiene más remedio que solo ver cuantas cosas pasan, sin poder hacer algo. No me pregunten si fui a las marchas por la paz, ¡por Dios!, yo no creo en esas cosas, ni tampoco creo que en las fallidas campañas de lucha contra la delincuencia organizada ¿a quién quieren engañar señores? Ahora más que nunca vemos más matanzas, más secuestros, más asaltos, más desempleo, ¿es necesario citar fuentes?, son cosas que se hacen más evidentes, ningún economista cuerdo, me va a decir lo contrario.
Mi hipótesis es que la principal causa de este ciclo vicioso, es que la desigual repartición de la riqueza provoca delincuencia. ¿Cuántos de nosotros no trabajamos de la forma más honrada posible, pero nomás no nos alcanza?
Constatar cuanto se roban los políticos (sin contar cuanto les paga el erario público), cuanto se explota al obrero, cuan desigual es la vida, crea seres que les valga muy poco chingar a quien más tiene. Finalmente, no es una espinita la que traigo, sino un árbol lleno de espinas. No puedo evitarlo. Cada día, cada cosa que pasa, cada deuda, cada día de trabajo, cada vez que soy espectadora y parte de este país que tanto amo, me siento con menos ganas de serlo.

martes, septiembre 09, 2008

Rendida

Hoy di 6 clases diferentes (por supuesto dije puras mentiras, a ver qué día me sale un alumno lo suficientemente inteligente, que me diga: 'maestra, con el debido respeto, usted está bien pendeja', ja, ja, ja (espero que eso nunca ocurra).
Tuve que regresar a teatro, y mi maestra de danza me puso a hacer abdominales, así que por hoy he terminado rendida y sin ganas de escribir.
¡quién me manda! ¡quién me manda!

lunes, septiembre 08, 2008

¿Es broma?

¿Es broma o es un correo en cadena?, Me llegó el informe en un e-mail, de que mi amiguis Bety, ya compró su vestido, para su bodorrio. Me da gusto por ella. Pero por otra parte, no tolero la tortura psicológica.
Seré madrina de fotos (no, por eso no tengo tortura), tendré que ahorrar para pagarle al fotógrafo, porque por supuesto no estaré en plena fiesta con flashazo a la orden de la noche, mientras me pierdo la pachanga.
¿Por qué tienen que casarse? Supongo que tengo envidia por ver cuanto se aman. Si el objetivo del correo era propagar felicidad anticipada (que en tono macabro es mentarnos la madre a las solteras) lo ha logrado, a menos que Bety me éche la mano con uno de sus hermanos, que siempre me ha gustado, jo. Mis intenciones no tienen remedio, ja, ja, ja.

domingo, septiembre 07, 2008

Nuevo

Dura chamba esta que me aventé de editar, proximamente nuevo video.

sábado, septiembre 06, 2008

Tesis marital

Lo admito soy una mujer muy fácil de convencer, sólo basta que me manden flores, dijera Shakira. Yo quejandome por no querer salir anoche, y vieran que hasta rosas me trajo, ja.
Sobrio hizo hipótesis que no debía hacer, 'si funciona te pediré que te cases conmigo en este año'.
Salté y salté, grité y grité, bailé y bailé en el bar, para sacudir todo pensamiento de temor.
Bajo el influjo del alcohol, casi termino peleándome de nuevo con él, yo quería irme temprano y el quería seguir la juerga, comenzó con sus panchitos, pues me quedo, puse mi cara de pocos amigos, le dije 'ven', mis ojos esta vez se tornaron agrios, me contuve unos cuantos insultos, y vi a un niño berrinchudo, como a los tantos con los que trato en la escuela. Dudo que las hipótesis puedan convertirse en tesis.

viernes, septiembre 05, 2008

A veces

Hoy que no quiero salir. Juan pregunta: ¿vamos a bailar?
Si, güey, pero luego te tengo que pasar a dejar y regresar sola a mi casa. Ash, a veces no es tan buena idea que una mujer tenga carro y el novio no.

miércoles, septiembre 03, 2008

Preguntas del nene

Mi pequeño me ha hecho una pregunta ¿tía, qué vale más, el oro o el diamante?, pensé que me haría un cuestionamiento propio de un niño, en el que él mismo pudiese responderse. Realmente no veo mucha complicación en lo que a veces me pregunta, porque él es lo suficientemente inteligente, como para responderse solo, cuando le invierto la pregunta con el: ¿y tú que crees?
Esta vez su cuestionamiento es coherente. La respuesta es difícil hasta para mi. No tengo idea. Pero lo que se me ocurre responder es: Tal vez dependa del peso del diamante y la cantidad de oro.

Nene: ¿Qué es google tía?
Lila: Pues google, es lo que te pones en los ojos para nadar.
Nene: No, pero google, el que está ahí en la pantalla.
Lila: Es eso, los lentes que usas para nadar, a eso se refiere, que utilizas el google para nadar, navegar, es una herramienta, un buscador.
Nene: ¿Y qué es yahoo?
Lila: Es una onomatopeya. Como el ¡ay! ¡yahooo!
Nene: ah

Nene: (ve la pantalla de la compu) ¡tía que haces! ¿Por qué escribes lo que te dije?, van a decir que soy un tonto.
Lila: Soy escritora, ¿qué quieres que haga?
Nene: (vuelve a ver la pantalla) ¡tía estas repitiendo lo que yo dije! Mejor ya no voy a decir nada.
Lila: Ja, ja, ja. Los escritores no perdonan, así que vete acostumbrando.

lunes, septiembre 01, 2008

post soez desesperado

‘Deberíamos crear un club de solteros’, le dije a Rebeca, una comadre que hoy conocí en el cumple de mi amiguis Luz, si, hoy fue su pachanga porque ella no perdona ni entre semana.
¡Ando con unas malditas ganas de saciar mis necesidades de pareja!

domingo, agosto 31, 2008

Traviata



Miren qué chulada, ¿les comente que estuve en ´La traviata´, versión oaxaqueña?, oh si, eso no puedo dejar de presumirlo. Aunque solo fui extra, ahí estuve. Adivinen ¿quién soy?

Xenofobia

No conozco persona, que siendo inmigrante mexicano en Estados Unidos, después de regresar a México, no quiera volverse a ir al país Yanqui. Es una lástima porque se me estan acabando los argumentos para seguir manteniendo mi horrenda xenofobia norteamericana.

sábado, agosto 30, 2008

intimidad

Entré al consulta con mi mamá. Le hicieron una endoscopia. Pude ver su estómago a través de un monitor, al salir del hospital nos dieron el DVD. La verdad no tengo ganas de verlo.

Qué canibalesca se ha vuelto la medicina, el ánimo voyeurista ha llegado demasiado lejos ¡qué falta de intimidad!

viernes, agosto 29, 2008

Arranca

Sales del teatro. Todos fuman. Caminas con el resto de tus compañeros por la calle. Esta vez no vas a dejarlos. Al llegar al auto, te subes y arranca a la primera. En plena indecisión, decides ir a la fiesta de bienvenida de la universidad. El carro recorre menos de cincuenta metros y se apaga. Aún así decides ir.
Entras al bar, te dan una cerveza que no se te antoja tomar. En los primeros segundos de estar en el lugar, no soportas la engorrosa circunstancia de estar sola. Te diriges a un rincón sin tanto ruido, sacas el teléfono. Marcas. Te contesta. Pregunta ¿quién habla? Mala señal, te ha borrado de su directorio, por una milésima de segundo, dudas en seguir una platica que desde el comienzo es fallida, no declinas, insistes. Soy Lilian. Ah. El ruido de fondo no ayuda. Solo saludas, ya no insistes, desde ese momento sabes que al colgar lo borrarás de tu teléfono. Eres cortés. Vuelves a insistir. Pues... sólo hablaba para saludar, ¿estarás ocupado? Si, estaré muy ocupado, no creo poder. Que estés bien. Cuelgas.
Regalas la cerveza. Sales del bar. Subes al platina. Intentas encenderlo, no arranca. Insistes. No arranca. Maldices al sensor de posición del cigüeñal. ¡malditos carros europeos! Das un portazo y buscas quien te venda cigarros. Wherever.
Caminas, después de todo no eres tan encantadora como creías. Después de todo, no mucha gente te soporta. Cierto. No mucha gente soporta que no hables con facilidad. No toleran que siempre aceptes todo lo que dicen, porque realmente no tienes mucho que decir y cuando tienes algo que decir, siempre la cagas con argumentos pendejos de citas bibliográficas.
Anything. Sabes que detrás de ese desprecio, existe una arrogancia extrema de tu parte. Porque lo mereces todo. Pero no te quedaste con duda, te bateó, como tú lo haces con quien no te interesa. Deseas no pensar en el asunto. No puedes. Es más grande tu desastre psíquico.
Tienes hambre. Quieres algo dulce. Cigarros, café y crepas.
De manzana con canela y helado de vainilla por favor. El mesero se va y el tiempo que tarda es un penar de milenios, porque estas sola en una mesa muy grande.
Hubiera sido mejor ir a dejar al maestro, a mis amigos, he irme a casa, piensas. Limpias el plato, aún tienes hambre. En el camino un indigente está desnudo y su sexo es como el de un perro. Ni un perro es tan sucio, como ese pobre despojado sin memoria. Llegas al carro, no arranca. Suplicas. ¡Por favor, quiero irme a casa!, al tercer intento enciende. Haz fumado tres cigarros, comido una mísera crepa que sabe a gloria, un café con mucha espuma. Las cartas de hoy son el ahorcado, la sacerdotisa, y otro que no recuerdas, todos están invertidos. El teatro está oscuro.

jueves, agosto 28, 2008

Hoguera

Las cuatro cosas que quisiera contar, no las puedo contar. Hoy me ocurrió una de ellas, y creo que mataré y odiaré a Enrique el resto de mi vida.
Justo hoy que pensaba declinar de mi abstinencia. Lo odio, lo odio, lo odio. Si ustedes estimados blogueros, pueden ayudarme a llevar antorchas y quemarle el pito se los agradeceré infinitamente. Sólo les pido que no pregunten por qué tanta ira. Que mi escuela de discresión me impide hablar.

miércoles, agosto 27, 2008

¿qué clase de consejos?

Me molestan los consejos de motivación personal cuando no los pido. Hace unos momentos me encontré a una persona que tengo agregada en el mesenger, y que se encuentra en E.U., su pregunta fue ¿y cómo está el gobierno de Oaxaca?, mi respuesta, sin mucho ánimo de seguir la plática fue: ‘pues hay cosas que molestan, pero no se puede hacer mucho’. No lo hubiera dicho, porque me empezó a decir que todo era cuestión de ‘ACTITUD’, que si tenía esa mentalidad no iba a cambiar nada... a punto estuve de decirle, ¿y por qué chingaos te fuiste a otro país de indocumentado, sabiendo que si es cuestión de actitud pudiste enfrentar las cosas en México?, pero la verdad no tengo ganas de hacerme de una enemistad de a gratis.
Me molestan ese tipo de comentarios, queriendo hacerte ver como alguien ‘inferior’ a ellos, porque creen tener la panacea del ‘éxito’.
A pocas personas se lo he dicho, pero el teatro es una actividad que me ha dotado de una paz y estabilidad, que hacen que mi vida no sea tan pinche. Encontré en el teatro algo que me motiva a ser más disciplinada en todos los aspectos de mi vida laboral y que mis pretensiones vayan más allá de ganar dinero, porque tal parece, que si tienes varo en esta sociedad capitalista, eres una persona de ‘éxito’.
Ash, comienza a hartarme, todavía sigue chingando en el msn, ahora resulta que el tipo, me quiere convencer del negocio de Herbalife y sigue hablando de sus capacitaciones, que no duda hayan sido muy bonitas, pero que siendo sinceros NO me interesan.
Ciertamente el dinero es necesario, uno no puede vivir si no trabajas para conseguirlo. Fuera de esa concepción de sobrevivencia del ‘laissez faire’, te llega el momento existencial de decir, ‘si, necesito dinero para comer, pero mis pretensiones van más allá de ese recurso’. Ese tipo de perspectivas las admiro en personas como mis maestros actores, no tienen auto, ni casa, pero si tienen mucho genio creativo que no dudo, los hará trascendentes y es ahí, donde comienzo a entender el valor de la vida.
Hago lo que puedo, con mis manos, mis posibilidades y mi voz. Me molestó mucho, el que sin saber mi historia de vida, me dé consejos para que cambie mi forma de ser. Cuando ni siquiera me conoce.
He escrito mucho en este blog, sobre mis tantos fracasos y frustraciones, sobre mis muchas limitantes y errores, sobre mis muchos pensamientos jodidos y mis ideas turbias, pero eso no quiere decir que se me pueda calificar mi calidad como ser humano, por lo que digo. Creo más en los actos de cada persona y creo más en mis actos que en mis palabras. El tipo de herbalife, escribió otras cosas sobre los ejemplos de vida de otros, en la mínima pausa, le he dicho 'ya me voy a dormir', realmente, por hoy me ha dado de que escribir.
He cerrado el mesenger para no tener que leerle o enojarme, y evitar decirle algo grosero. Después de este post, ahora si me voy a dormir tranquila.

Un beso

Ando en busca del Nirvana