Ana: ¿Qué me ves?
Carlos: El culo.
Para la gente nefasta, mass media, estupida y voluble (cómo yo ciertamente me declaro, una de esas tantas mentes débiles), esta pelí resulta tan similar a los que nos pasa, que podríamos hacer de todo el filme un modus vivendi, una Biblia a lo mexicano y primate de la sexualidad, o una proyección personal en el que nos vemos reflejados. Aunque claro, no podemos olvidar que siendo una historia de cine, se exageren a la décima potencia algunos recursos casi inverosímiles de los personajes, empezando porque todos hasta la que se siente fea, Maria, tienen la decorosa característica de ser flacos, de ojo biche, de piel blanca y muy bien parecidos, ¡joder! Volteen al mundo, la mayor parte de la gente que vive en este país, es llenita, morena, caderona, lonjuda, celulitica, estriosa, narizona, y los hombres con penes no siempre bien dotados… (Bueno, eso no me consta, ja, ja, ja, yo y mis frustraciones).
‘Cuanto más admire un hombre a una mujer por sus éxitos, más difícil será desearla, la nueva mujer es una fuente de impotencia masculina, una castradora y una causa de divorcio’, ¿será que por eso llevo siete años sin un maldito y puto novio? Yo y mi ego, naah, nada que ver, pero ahora que lo pienso mis pseudos novios han tenido la constante de que mientras estemos lejos seremos una excelente pareja, otra máxima de la pelí.
¿Cuántas veces no he deseado que la montaña venga a mi, a que ese maldito teléfono suene, y suena pero cuando ya no lo deseo? Si Mahoma no va a la montaña, Mahoma se mete en mi cama; demonios se sueltan, reglas se rompen y nuevamente no me quito esa condición asquerosamente femenina de buscar irremediablemente enamorarme y enamorarse (¡chingaos, dije lo que no quería decir!, eso me pasa por estar escuchando a Radiohead).
Sigamos hablando de la pelí, estrenada en 1999, el primer gran bom de la Nueva Era de cine Mexicano, la segunda más taquillera después del ‘Crimen del Padre Amaro’, una comedia sexosa, tragicómicamente agradable para pensar en las mierdas que el tiempo ha hecho de ti, o la mierda que tu has hecho de él.
Comercial, con poco de artístico si quieren en el plano cinematográfico, pero con la que inevitablemente me siento empática, con la Ana enamorada e insatisfecha, con el Carlos, escritor mediocre, con la búsqueda incesante de amor por el mundo de Tomás, con el sueño de cineasta de Miguel, con la degradación de Andrea, con los complejos de Maria y su necesidad de explicaciones ‘científicas’ a la conducta cruel de los hombres.
Disto mucho de ellos, disto mucho del intento de ser, disto de ese no querer ser; y lo sigo siendo, ese animal enjaulado, en cautiverio soy yo. ¿Sexo? Si, muy poco, ¿pudor?, algunas veces más, ¿lágrimas? Una constante que nunca termina.