miércoles, noviembre 26, 2008

Cine de ficheras




En verdad que tenía su encanto el cine de ficheras, ja, ja, ja.

domingo, noviembre 23, 2008

Despedida de soltera

Por primera vez me invitaron a una despedida de soltera. Una de mis amigas más cercanas se casa. La fiesta se armó ayer. Llegué junto con el clan ‘supermercado’, que son tres hermanas, amigas mías desde hace ya casi diez años. Pasé por ellas, llegamos tarde como muestra de nuestra ilimitada elegancia, ja, aunque antes estuvimos despotricando rabietas porque no encontrábamos la casa.
Las tres hermanas que son una bomba juntas, y yo que les sigo la corriente, nos encargamos de comenzar el desorden de comentarios sexuales en la reunión. Dado que nunca he ido a ese tipo de fiestas, pensaba que iba a ser toda una faena de féminas hablando de sexo, digo, es lo menos que uno se puede esperar. No conté que la futura casada es un manojo de virtudes, y por tanto la mayor parte de sus primas y amigas lo son también, o por lo menos eso aparentan.
Nosotras cuatro y dos presentes más, éramos la excepción, y aclaro, no porque no tengamos esas virtudes, sino porque aparentamos no tenerlas, ja.
Al entrar, lo primero era ponernos un gafete con nombre, todas tenían cosas como: Cabeza, Escroto, Semen, Esperma... la neta lo primero que pensé fue en ponerme ‘VERGA’, pero dadas las circunstancias con nombres tan clínicos decidí preguntar: ¿no importa que me ponga uno cochinote?, obvio fui objeto de burla y chiste colectivo, así que decidí ponerme uno más sutil como ‘PITON’, que posteriormente fue derivado en ‘Pitis’.
Los juegos comenzaron, nos dieron una botella con agua donde se nos ponía un reto, el mío fue perfecto ‘Palabras cachondas’, y vieran que eso se me complica muchisisisisimo, así que di mi show con el clásico de clásicos: ‘¡ah, aah, aah!, y sin preverlo hasta me moví en vaivén, y no faltaron mis amigas diciendo ‘oye yo quiero sentarme en esa silla’... el segundo fue ‘¡no pares, no pares, no pares!’.... ja, ja, ja, ja, de recordarlo me cago de la risa, porque todas las viejas me estaban viendo anonadadas, y digo, no es la gran cosa, pero el ambiente me pareció extremadamente conservador, de ahí saqué mi propaganda de ‘cuando quieran les doy clases, o chequen mi página’, mis amigas me hicieron bulla...¡es cierto, es cierto, tiene página en internet!
Lamentablemente muchas (casi todas) de las muchachas huyeron de las preguntas incómodas, pero la que se unía a la revuelta del cuarteto desmadroso, era una que se puso como nombre ‘Cabeza’, no parábamos de reírnos con cuanta mamada decíamos.
El tache de la despedida es que no hubo striper, buuu, pero decidimos irnos al ‘Bar central’. Casualmente era la única que llevaba carro, y CASUALMENTE cuando estábamos por irnos, se le ocurrió no arrancar, ja, ja, ja, ¡fouquiuuuuu!, la batería se le había chingado, obvio, eso no iba a ser limitante para la despedida, así que nos terminamos yendo en taxi.
Hoy fui por el coche, aprendí a quitarle la batería y a darle corriente, el cable rojo es el polo positivo y el cable negro el negativo, para no fregar la computadora tengo que conectarlo en otro punto del motor, que no sea el polo de la batería, en fin estas son las inclemencias de la soltería... snif, snif, falta mucho para que me despida de mi soltería, supongo que para ese entonces ya sabre arreglar mi carro.

miércoles, noviembre 19, 2008

Amistades

Hasta hace unas semanas estaba segura que lo mío era escribir. Si me volvieran a hacer esta pregunta hoy, lo pensaría mucho, antes de dar una respuesta convincente. La feria del libro inició en Oaxaca. Muchos escritores de talla internacional, como Auster, Hustverd, Goldman entre otros, llegaron a mi ciudad, siempre he creído que todas estas personalidades enriquecen nuestra cultura literaria, hasta que ayer me encontré a una vieja amistad, Emiliano. Poco me faltó para que detuviera mi coche en plena carretera y le pidiera que se bajara, llegó un momento en que se me hacía insoportable su presencia, todo porque comenzamos a hablar de una de sus ‘amistades’, un escritor con el que se va de briago cuando viene a la ciudad. Le dije que su literatura no se me hacía la más brillante y que era muy probable, que con el tiempo se convirtiera en literatura efímera, Emiliano dijo: ‘y tú ganarás lo doble en tú trabajo’, ahí comenzó a colmarme, era evidente la afrenta.
Confesó que se sentía también ofendido que opinara eso de alguien a quien consideraba, su ‘amigo’, en ese instante se me vinieron a la cabeza, todas las aventuras que pasé con él y por lo que lo consideraba mi ‘amigo’, desde las muchas veces que se quedó en mi casa y le di de cenar, las veces que nos contamos nuestras tristezas, cuando fumábamos y nos embriagábamos con cerveza en bares de borrachos consuetudinarios, la vez que estuvimos a punto de morirnos...
Tal vez mi juicio es pendejo, porque no tengo ningún argumento inteligente para aseverar que ese escritor sea efímero, realmente no creo que lo sea, comenzando porque goza de cierta fama por su realismo sucio; pero me hirió más el hecho, que mi amigo, tirara por la borda todos los años de amistad, por un escritor al cuál a penas conoce y del que ha quedado impresionado por su amplio bagaje literario, y su comunitarismo con el alcohol y las líneas.
Emiliano cambió, y por supuesto yo también. Le he pasado muchas, incluso cuando me trata como una vil estúpida, pero no suele importarme mucho que lo haga, porque su ego es tan alto que no me interesa discutir su ‘superioridad’.
Alguna vez le he envidiado (es una envidia que cualquiera debería sentirla), su estirpe cultural, él es un artesano de los telares de lana, su herencia paterna es única y por consiguiente, una fuente que le ha dado de qué vivir y cómo acercarse al arte.
La olas literarias e intelectuales, nos han hecho leer más, ser capaces apenas de tolerar la crítica, sembrar posibilidades para cosechar artistas que no solo sean realistas sucios, afrontar un cambio intelectual entre los pueblerinos; como en mi caso, replantear mi quehacer, porque me falta mucho por vivir, leer y escribir, y por otra parte buscarme nuevas amistades.

jueves, noviembre 13, 2008

Falta de respeto

Ayer recibí un sévero regaño por faltarle el respeto a alguien. Pedí disculpas, considero que el agraviado estaba en su derecho de exigirlo. Al comentarle mi suceso penoso a Saúl, uno de mis carnales del teatro, me pasó el dato de esta vieja que si tiene huevos para faltarle el respeto a quien yo no me atrevería...



No dejo de admirarla... y pensar que NO le falté el respeto a nadie.

lunes, noviembre 10, 2008

Paul Auster en Oaxaca

Una de las cosas de las que más me avergüenzo, es emocionarme demasiado con las cosas que me gustan, esta vez no fue la excepción. Paul Auster estuvo en Oaxaca, creo que hubiera gritado al verlo como una despavorida fan de una estrella de rock, pero no, tuve que contener mis emociones, ya que muchos de mis alumnos llegaron a la inauguración de la Feria Internacional de libro, en el teatro Macedonio Alcalá.
Llegué a Auster por recomendación de un bloguero con el que tuve un amorío, tenía cierta manía por fijarme en las personas ‘inteligentosas’, hasta que conocí las delicias de los nacos patanes, ja, en la viña del señor hay de todo, y cada cosa tiene su encanto; esa aventura con el ‘déspota ilustrado’ me dejó algo por lo menos.
Recordar ese amorío y hacer recuento, puedo recuperar cosas ajenas que surgieron en torno a esa relación, empezando por las amistades que todavía frecuento, las cosas que aprendí, los lugares que visité, la locura y ceguera que tenía, al valerme todo y agarrar las maletas en un dos por tres y viajar al chingadazo.
El primer libro que leí de Paul Auster fue Leviatán, en la novela había un personaje que se llama ‘Iris’, pensé que era la descripción de su esposa Siri Hustvedt, que presentó ayer también su libro ‘Todo cuanto te amé’, para mi fortuna, me la encontré sentada en el piso de uno de los pasillos del teatro hablando con Martín Solares. Naca como yo sola, y teatrera hice mi cara de ¡No lo puedo creer!, así que con mi arcaico inglés (que es malísimo), ella amablemente rió de mi show y se paró a saludarme, le pregunté si Paul, había descrito a Iris con su semblanza, cosa que me pareció obvia hasta por el nombre, pero ella me dijo que era un personaje que había creado en otra novela y que Paul le había pedido permiso para retomarlo.
A terminar Leviatán, el déspota ilustrado me recomendó ‘Trilogía de Nueva York’ y luego de ese me llevó al ‘El cuaderno rojo’, justo de éste último fue del que leyó tres relatos ayer, y no pude dejar de sentirme emocionada.
Curiosamente este semestre implementé una nueva dinámica de lectura con mis chamacos, seleccioné los libros de acuerdo a sus intereses y a los más dedicados les dejé leer a Paul Auster, obviamente no sabía que iba a venir a Oaxaca, y me dio gusto oír que las lecturas del escritor les habían gustado, la primera en darme la noticia fue Amalia, y ambas gritamos como si se nos fuera a aparecer Brad Pitt desnudo.
En el evento anunciaron que cada dos años se dará el premio ‘Aura Estrada’ a mujeres escritoras menores de 35 años, todo porque esta mujer era esposa de Franz Goldman y justamente murió en las playas de Mazunte el año pasado. Cuando terminó la lectura para mi fortuna dijeron que Auster iba a firmar libros, me puse feliz, solo que tenía un inconveniente, llevaba dos libros que no eran míos, el ‘Leviatán’ de Amalia, ‘El hombre en la oscuridad’ que era del IAGO (la biblioteca de donde saqué los otros libros), así que sin remordimientos fui a que me firmara los libros que no eran míos, ja, para acabarla de amolar no llevaba cámara de fotos, pero no faltó el conocido que me hizo el favor de tomarme una con el escritor.
La fauna intelectual de Oaxaca estaba ahí, Da Jandra y esposa Agar, Guillermo Quijas, Tryno Maldonado, el rector de la universidad, el presidente municipal, los editores de Almadía, en fin, toda la crema innata de la elite empresaria e institucional. Por supuesto no pudimos faltar los ‘fadanelli´s news divine’, alumnos de los talleres literarios del CASA, que por obvias razones no fuimos invitados al cocktail posterior, en el casino del teatro, pero entramos sin el menor problema.
Me encantan, porque cada compañero tiene su perfil, uno de ellos vende libros, discos piratas, marihuana, alcohólico respetable en los bares de cerveza barata, otro es maestro bilingüe en una comunidad indígena, Guille, mi vecino, favorito de Fadanelli y Da Jandra, por su vasto bagaje literario, Víctor estudiante de antropología, Perlita que se viste raro pero es un amor, por tanto es la fémina más acosada, la hija de Flavio Sosa, yo... que les puedo decir, nada más, somos los mismo de siempre, en los mismos lugares con la misma gente.

(Lo siento... fue un post que escribí hace algunos días y no terminé, está pendiente, está pendiente)

domingo, noviembre 02, 2008

Noviembre

En la tarde del 31 de octubre, corrí al cajero para sacar el dinero de la quincena, e irme al mercado a comprar las cosas para el altar. Este año me pareció tan horrible que mi familia estuviera al borde de la indiferencia total y la muerte sin su ofrenda.
Compré cañas, tejocotes, nísperos, mandarinas, jícamas, cacahuates, una calaverita de chocolate, una vela y unos ramilletes de cempasúchil y cresta de gallo.
Cada año tengo la creencia más firme, los muertos en su camino de regreso necesitan de la luz que uno les enciende en el altar; porque la ofrenda va más allá del sentimiento que guardamos a las personas que se fueron y seguimos amando, es entender que el altar también representa la ofrenda que hacemos a la muerte, al Mictlantecutli.
Después de las cosechas o de un año productivo, destinar algo de nuestro trabajo a las deidades de cada región, es algo que nadie debe olvidar, no en la tradición de mi pueblo.
Hoy fui al panteón. De todas las festividades en el año, podré no tener navidad, no ir a la iglesia, ni festejar otras fechas, pero es una ley estar el 2 de noviembre en el panteón.
Conocí a mi padre en un metro de tierra. Configuré su imagen en una fotografía que cuelga en el centro de una pared de mi casa. Intenté soñarlo y decirle entre recuerdos que esa figura no era la de él. Comprendí el llanto de mi madre, cuando a mis veinte años perdí a mi esposo también. Supe que el amor se puede maximizar por la muerte de alguien, pero alimentarlo me llevó a la ruina emocional, de la que apenas me repongo y puedo gobernar sin tanta neblina de dolor.
En el panteón vi al tío Pepe sentado frente a una tumba de mármol, con muchas macetas y flores bien vivas, un techito pintado de azul con estrellitas fluorescentes, angelitos dorados en las columnas y placas de vidrio con el nombre de ‘José Efrén Vásquez’, era el recinto de Pepito, su hijo, que murió el mismo año en que yo enviudé.
No toleré verlo mucho tiempo, porque si ya había aprendido a controlar mi llanto de años atrás, no me hubiera contenido esta vez.
Tío Pepe siempre me abrazaba cuando era niña, me botaba al aire pensando que eso me agradaba, pero supongo que eso me provocó un pánico extremo a las alturas.
Hace ya catorce años cuando fuimos al panteón a ver la tumba de mi papá, y pasamos a ver al tío Pepe que vive cerca del campo santo, abrió la puerta de su casa con un bebé en brazos, nos admiramos tanto que nos costó creer que era su hijo.
Conocimos a la progenitora mucho tiempo después, porque al parecer él estaba a cargo del papel de la mamá. A sus cincuenta años lo que más deseaba era ser padre, y la vida le había sonreído, en sus ojos se veía el amor que le tenía a ese bebé.
A los ocho años de Pepito, nos enteramos que tenía leucemia, la última vez que vi al niño, ya no tenía cabello y jugaba en la calle, donde yo también jugué cuando era niña.
No fui al velorio, ni al entierro pero supe de la pena global, nadie en el vecindario daba cabida de la antesalada de muerte de un niño, y peor aún, al arrebatamiento de un hijo a un padre que lo había deseado tanto.
Meses después mi marido falleció. A diferencia de Pepito, él murió de improviso y sin antesala. Aprendí a llorar, aprendí a aceptar la pena de una viuda sin hijos, sin riqueza, ni patrimonio, ni herencia, más que la expiación que cargo conmigo cada noviembre.