domingo, diciembre 31, 2006

Pérdida

Mi alma borracha de cerveza es más triste que todos los árboles de navidad muertos en todo el mundo.
H. Chinaski


¡Hoy se acaba el año! ¡Chingaos, esta última madrugada del 2006 me robaron el celulófono!
Ahora si quiero que se acabe, y eso que sólo fueron cuatro cervezas y siete tabacos.


Geisha

jueves, diciembre 28, 2006

Teibol

¿A poco Tino se te declaró?, con la cara de putito que tenía, ¡quien lo dijera que estuviera enamorado de ti!
Me acuerdo que cuando era una niña, él, vendía avón y sus modales se me hacían chistosos...

Estaba escribiendo esto de aqui arriba, pero se me vino a la mente otra idea y obviamente cambié de tema... así que salió lo de aca abajo.

Siempre he creído que cada quien tiene su forma de erotizarse y en lugares específicos, como por ejemplo un teibol (table pues), donde cuerpos desnudos cobran caricias por la ficha que vale una cerveza. En mi caso, mi teibol preferido es la sala de narrativa de la biblioteca del IAGO, hoy como muchas veces me han asaltado pensamientos recurrentes que ocasionan ‘escritores indecentes’ y vergas duras, palabras sabrosas que calientan fácilmente la entrepierna del deseo.
Desde hace algunos días, mi ansiedad se ha transformado en una tortura de pezones adoloridos, y cada vez que me encuentro sola en mi lugarcito, que no cambio por nada en la biblioteca, no puedo evitar esa imagen: tendida sobre las mesas con las piernas en forma de triángulo sin un lado completo.
Pero se preguntaran ¿por qué esta jodida mocosa hace una comparación de un teibol con una biblioteca?, pues para mi aunque parezca sencillo de explicar, me produce un desden impotente por no poder hacerlo cuando se me antoja, claro, nunca deja de ser agradable salivar y congelar la mirada para visualizarte haciéndolo; pero sigamos con eso de la autosugestión… los libros provocan (claro, algunos), por ende que las bibliotecas sean los teibols del erotismo ‘elitista’, (digo, suena feo y marginal, pero no cualquiera se cachondea con letritas), las palabras provocan a los sentidos y que decir del sexo que es tan mimoso y chacotero y tan fácil de provocar, si bien a los hombres a una linda erección debajo del pantalón, o a las mujeres con una diminuta fuente acuosa más allá del monte de Venus….¡otra vez me salí del tema para abundar en mis intentos de descripciones erotómanas! Pero sigamos…. Las palabras se convierten en metáforas de sexo, y con ello podemos obtener un gran gran resultado: el erotismo y la poesía, pero no crean que soy tan brillante para descubrir eso, no, esto lo dijo el Nobel de nuestra gloria mexicana en literatura: Octavio Paz en la ‘La llama doble’.
Si alguien se le ocurriera revisar mi computadora apuesto que se llevaría una gran decepción de no encontrar muchas cosas comprometedoras como videos porno, hombres desnudos, copulas magistrales, manual sobre posiciones, o cosas así, bueno, ahora que lo pienso, si tengo mis leves perversiones escondiditas como esas sabrosas erecciones dedicadas en mi nombre… jo, jo, jo, esta bien, esta bien, lo acepto: si tengo cosas comprometedoras ¡pero uno es humano! ¿Qué se le puede hacer a eso?
Hoy la turbación plus fue desquiciante, se me ocurrió pasearme un rato por algunos librillos de Rubem Fonseca; cual fue mi sorpresa que la píldora iracunda y animal me tuvo por muchas horas perturbada, buscando un lugar privado para presionar esos botones erógenos que a una le hacen parecer incendio sin poder apagar.
Con las letritas en su justa medida de perversión, indecencia, animal, sexosa, o como quieran llamarle, la imaginación te da el grado pornográfico adecuado, ilimitado, cada vez que uno quiera; y lo mejor de todo, es que es de uso personal y sin que nadie se entere, además te pueden ver tranquilamente degustando de la lectura de un libro, que te hace ver inteligentoso, pero muy adentro sabes que te esta chaqueteando bien sabroso la calentura del cuerpo.
Realmente quería escribir algo acorde a las fechas navideñas, pero nada interesante salió, además que hoy me anduve cocinando las habas por escribir alguna chaquetita mental que deliberadamente descargara ese deseo contenido.
También desde hacía tiempo no escribía algo sexoso, dado que le di la dirección a gente que me conocía y me daba penita que me leyeran así, pero ya se me irá quitando, mejor dicho, ya me irán conociendo.

Geisha

lunes, diciembre 25, 2006

¡Hoy es navidad y vivo!

Pensaba dejar algunas palabras de agradecimiento en la cajita de comentarios del post anterior, pero mejor le hago un post, con un mensaje para todas aquellas personas amables que dejan comentarios y leen este humilde blog que por poco se queda abandonado.

Aquí vamos:

Don Sator, aunque sean fechas de calendario, a veces tienen algo de especial y sabe, ayer me acordé mucho de usted y su relato que tiene en el perfil.
Nunca había disfrutado tanto todo el 24 de diciembre, desde que inició en la madrugada bailando con mis viejos amigos, y haciendo cosas que no acostumbro, como casi estamparme con un auto de gas, fue donde supe que fue obra divina el que siga respirando y cuan bella es la vida. Este 24, fue sumamente especial, no puedo dejar de agradecer al Ser Supremo que me dejo contarla.
Con esto creo, que he comprendido el mejor regalo que he recibido, 'seguir viva' y si, Don Bob, créame que conocí la felicidad después de ese momento que me inundó del horror más estrepitoso pero también la conciencia para valorar ese gran regalo de casi volver a nacer.
Don Venezolano, a mi también me alegra que le alegre, espero que vos también tenga unas fechas agradables.
Mi siempre amable Clandestina, sabe que se le va a extrañar con sus relatos clandestinos, y espero que no se desaparezca; vamos a retar al azar y nos encontramos un día de estos, incluso cuando me rete a mi para aparecer en Durango.
Don Xoco, esas fotos, ¡jo! Ya estan en el fotoblog, ahí traigo puesto el bikini. ¡jo, jo, jo!
Don Smoth, como siempre con tan florido lenguaje que siempre me hace carcajear.
Hoy 25, pues lo más seguro es que estén crudos, echados en su camita, sin ganas de salir y como es clásico de las fechas decembrinas, recalentar la cena para comer el resto del día, porque les apuesto hicieron mucho.
Yo, les dejo un mensaje a todos mis amigos, lectores, que hagan lo que hagan, se la pasen bien y no hagan sufrir gente.
Gracias, gracias, gracias, a todos que aunque no mencioné permanecen, por dejar sus huellas con letritas que alimentan mi cabeza y mi gran afecto a este lugar que ustedes han construido.
Un beso, un abrazo fuerte fuerte, y el apapacho, pues lo reservan pa’ mi.

Geisha

PD: Por cierto ¿quién me invita a festejar el año nuevo? Aún no tengo planes para esa fecha. ¡ah por cierto!, no se molesten por el ‘Don’ muchachos, es que en estas fechas me puse sentimental.

miércoles, diciembre 20, 2006

Fiesta navideña

Hoy ando de buen humor, y es que además de salir de vacaciones, nuestro jefe organizó la última fiesta del año. Todos pensamos que nos iba a agasajar con un rico banquete, pero nuestra sorpresa fue tal, cuando su hija nos sirvió una sopa de frijoles charros y nos señaló que en el patio estaban las parrillas para asar nuestra carne y prepararnos nuestras tlayudas, ¡ops! Todos nos quedamos con el ojo cuadro, pues pensamos que nos atenderían…pero ahí nos ven con cara de ¡no mamen! Para eso mejor en mi casa, pero ni modos de repelar, el jefe es el jefe, y es mejor no hacerle caras feas ya que otros ni siquiera se tomaría la molestia de organizar algo.

Esa no fue la sorpresa, con anterioridad nos comentaron que habría regalos, nosotros después del chasco, teníamos la esperanza de arcones, despensas, aparatos, ya de perdis unos vasos de cristal, y todas esas cosas que se regalan en estas fechas, pero no, iniciaron con los regalos, la primera fue la recepcionista, que obviamente es la más ajetreada y enojona, le regalaron unas pastillas para el estrés, la siguiente fue la maestra de artística y música, que le tocó una barita con luces de colores para dirigir a las flautas, a otra maestra que a su vez trabaja en el magisterio gubernamental le dieron un retrato de Flavio Sosa, a la coordinadora que ya es mujer mayor y soltera le dieron un silbato con forma de pene, que terminó reclamando porque lo quería más grande, ja, ja, ja, a Lolis, por ser la más culona, le dieron un calzón rojo del tamaño de un paracaídas.

A la más chaparrita le dieron unas pastillas de agrandolina, para que todavía “tenga esperanzas de crecer”, a la más chichona un bra rojo en la talla más grande y bueno, otros más que no vale la pena mencionar… pero adivinen que me regalaron a mi… nada más y una menos que un conjunto de bikini, quezque según en las encuestas los alumnos dicen que soy “la maestra más septsi” ja, ja, ja, definitivamente eso me alegró el día, y a pesar que nos reímos como poseídos, aún así no se nos quitó la desazón que ni un juego de vasos de vidrio nos tocó de regalo, nomás una buena bailada, unos cuantos tequilas y unas carnes asadas de la chingada, pero me divertí lo suficiente como para perdonar la sorpresa de la comida, lo chido es que este va a ser el primero en toda mi vida de proletaria explotada, que me dieron aguinaldo ¡Gracias jefe! ¡Gracias jefe!, bueno que es su obligación de acuerdo a la ley, pero los empresarios aquí son tan, pero tan culeros que recibir un dinerito extra parece cosa divina ¡de verdad!

Bueno después les subo las fotos porque no las quiere subir ¡caramba!

Geisha

lunes, diciembre 18, 2006

20 centímetros

Gran parte de la adolescencia tuve el complejo que suele traumarnos a las mujeres en esa edad, no ser poseedora de una belleza estrepitosa. Y te empiezas a dar cuenta de eso, porque ningún muchacho te pela; es ahí donde iniciamos nuestra fallida vida sentimental. Yo era de las que escribía cartitas, pintaba dibujos, aromatizaba las hojas con café para que mis epístolas fueran bonitas y le gustaran al chico en cuestión, pero comprobé que no dan resultado cuando tu pecho es plano, tu cara está sin depilar, tus piernas son flacas y tu rostro de niña grosera muestran una sonrisa fingida con dientes chuecos.
Nunca fui de las que tuvieran pretendientes a morir, que en comparación a mi hermana y hasta mi mamá, nunca he superado, o quizá, ni siquiera llegue a la cuarta parte de lo que ellas tienen de admiradores. Extrañamente ellas son de tez blanca comparada con la mía, que es parecida al color de café cargado con leche, y un cabello tan negro como el color artificial que reflejan los tintes; y sinceramente algo que me cala hasta los huesos es que cuando voy al mercado, o paso junto a vendedores callejeros, me digan ‘¡hey güerita lleve cuatro pilas por cinco pesos!’, ni tampoco se los perdono a las tehuanas que indistintamente repiten ‘¡totopo* güera!’, ¡joder! ¿Qué no están viendo que soy morena, de color más parecido al chocolate que al pan crudo?
Cada vez que encuentro comentarios sobre que les gustaría conocer mi rostro, una sonrisa benevolente suspira, y prefiero que me mantengan en la imagen que gusten tener de mi en su cabecita, sinceramente no tengo intenciones de desilusionarlos.
Hasta hace unos años empecé a cambiar, cuando comencé a trabajar (hace dos años), lo primero que hice fue ahorrar para arreglarme los dientes, durante ocho meses, fui un mounstro con alambres en la boca, después de ese doloroso proceso los sigo viendo igual de chuecos, aunque claro, me costó unos cuantos miles la nueva sonrisita, porque antes ni de loca sonría con boca abierta.
Mis rasgos son absolutamente indistintos al modelo de belleza occidental, mi cara quedó marcada por unos cuantos hoyitos de varicela infantil, conozco el delicioso placer de reventar espinillas, mis cejas son tan pobladas que hasta me siento pariente de Frida Kahlo, o incluso entro al comentario del Tiziano Ferro, quesque las mexicanas somos bigotonas, pos si, no lo niego, aunque claro, de unos años para acá soy de las que tiene cerca un espejito y unas pinzas para depilar; puede que también sea pariente de Dolores del Río, dando que son tan frentona como ella y mi nariz sea tan curiosa como la bolita que se ponen los payasos en el olfato, de mis ojos no hablo, esos los conocen, y de mis labios puede que sólo sean visibles cuando los traigo de color carmín, dado que son tan delgados como mis palabras.
Durante cinco años, dejé crecer mi cabello hasta la cintura, hice algunas fotos en vestido de Eva y con la cabellera solapando la imaginación del desnudo. Hasta que el viernes pasado, después de comer mariscos y una cerveza encima, le dije a Dénis que quería cortarlo, ella se encargó de llevarme a la estética saliendo del bar. Fue lamentable ver como más de veinte centímetros de mi vida en ese pelo se iban vilmente a la basura, pero no me arrepiento, era una decisión que había sido tomada desde tiempo atrás, hasta que tuve la inconciencia necesaria para hacerlo.
Puedo decir que no soy una belleza, pero tampoco me siento fea, tengo caderas no muy escandalosas, piernas flacas para mi gusto, unos senos en copa B, una espalda ancha, unos pies que me he encargado de exhibirles; soy una chaparra que no llega al 1.60 de estatura, una mujer con manos de sirvienta, y con 20 centímetros menos de pelo que quiero dejar morir.
A pesar de no tener la “estética” de un cuerpo flaco de supermodelo, me complace saber que tengo un prometido de siete años, uno de setenta, un alumno de 15 que me escribe cartitas y que ha menudo me pregunta si tendría relaciones con él y me ataco de la risa, o el de 17 en prepa que me dice “Liliana mi amor”, en vez de maestra, o el chiflido diario que se hizo costumbre cuando paso frente a una fábrica de muebles, o la erotización de besos indelebles en pasillos de hotel con focos fundidos.

Geisha

lunes, diciembre 11, 2006

La miserable

A Diana le aterraban las vacaciones, la época navideña era la peor. Iba a ser el tercer año consecutivo que añoraba estar en la escuela.
Ver como todas las familias se reunían, cómo es que la ola consumista alborotaba los centros comerciales, y como es que regresando de enero todos hablaban de lo divertidas que eran sus fechas invernales, le provocaban cierto malestar aunado a la envidia que provoca el “no tener”. Para ella era catastrófico volver la mirada a su casa, ni una visita, ni una llamada, ni un banquete, ni un solo abrazo, ni un regalo, con desaliento rechazaba las invitaciones de la cena del 24, para encerrarse en su casa junto con el sentimiento de culpabilidad que le causaría dejar sola a su madre en casa esa fecha precisamente.
Las vacaciones, fueran las que fueran, eran sinónimo de buscar empleo, unas veces de mesera, otras de vendedora de juguetes, otra más de recepcionista, y a veces de tiende camas. Los últimos 25 de diciembre y aún los 24, eran días de trabajo.
Pero a pesar de lo que asqueroso que resultara, tender camas era divertido, conocer los residuos de intimidad en un motel eran cosas que no cualquiera conocía, desde ver pornografía, imaginar como coge la gente, escuchar los muchos gritos de mujeres, incitaba a pensar el tamaño de la verga del varón, saludar a uno que otro funcionario público, ver a muchos tantos putitos con cara de machos, despampanantes rubias o decrépitas putas, eran el pan de cada día de las habitaciones que se vendían.
Una empleada de esos lugares o aprende a controlarse o aprende a persignarse recatadamente y tachar de inmorales a los que entran, indudablemente lo último, era mejor visto por los patrones negreros, que le intentaban dar clases de moral a la Diana universitaria mala hija.
El segundo diciembre que trabajó ahí, le regalaron una despensa que recibió gustosa, jamás en ningún trabajo le habían regalado algo y está vez por mínimo que fuera el detalle, provocó que su decrépito invierno no fuera tan miserable, y no miserable porque no tuviera que comer, sino porque se sentía pobre de alma, pobre de espíritu, pobre de ser humana, pobre de ser una miserable empleada.

Geisha

sábado, diciembre 09, 2006

Que...

Que prefiero masturbarme que ver pornografía
Que mi vida sexual se limita a una cama con sábanas solitarias
Que podría erotizarme solo con leer el nombre de ‘Bukowski’
Que me rindo con un sólo beso en el cuello
Que me gusta sentir la nariz cuando la boca hace su trabajo
Que todavía chillo con las canciones de Shakira
Que desde hace algún tiempo que no escribo algo erótico…

Son cosas que ya no me da vergüenza decir.

Geisha

martes, diciembre 05, 2006

Araña

Viri es especialista en aquilatar los detalles. Le gusta fumar en penumbras y escuchar en silencio los pasos de esa araña que habita en la esquina superior de su recámara. Cuando escucha trova canta quedito, como si musitara, y goza cada frase y se siente enamorada. Hubo un tiempo en que no encontraba cobijo, no se hallaba a gusto y su rostro era una escultura de concreto. Hasta pensó en dormir para nunca despertar e incluso escribió su epitafio en un trozo de papel mojado por sus propias lágrimas... pronto tendra razones para soñar, para imaginar que sus días grises no volverán, para encontrar certezas en cada canción y seguridad en cada beso que da porque se siente enamorada. Una mañana amanecera radiante, sonreira para sí misma y entendera que su corazón ya no es aquel escarabajo que siempre esta patas arriba. Viri es mágica y destella seguridad. Sus dedos son largos, su cabellera larga y negra. Sus curvas son hermosamente discretas y sus piernas largas prometen felicidad. Su sonrisa es nítida, cristalina. A sus 23 años es más madura de lo que aparenta.

Yo la recuerdo así, y nada me gustaria mas que saber que sus noches ya no son desvaríos, que se reconcilio con sus defectos y saco brillo a sus aciertos, recibir algun día una carta donde me diga que se siente más que alejada del infortunio. Leerla optimista contandome que ha encontrado su estrella, esa que la guiará en la oscuridad de sus temores, durante las madrugadas en silencio. No es que sea un caso perdido, pero esta más cerca de la locura que del bando de los técnicos. Esa es su magia. Tiene un corazón maltrecho, quizá hasta oxidado, pero encontrara su par...
"Ah, haa ha, ah, haa ha.
Dulce como el vino, salada como el mar,
princesa y vagabunda, garganta profunda”
Este tampoco es mío, me llegó a mi correo como de esos regalos fantásticos que no se esperan.

domingo, diciembre 03, 2006

Espejo retrovisor

No tengo nada contra la gente obesa, ¡de verdad! (puesto que yo no puedo jactarme de esbelta), pero mi tranquilidad se alteró ayer gracias a una de ellas. Después de una larga ausencia en el medio nocturno de este estado enfermo de PFPos y conflictos (de los que he venido hablando), resulta que hace unos días me encontré a dos de mis ex alumnos que son de lo más creativos, y me invitaron a una fiesta que estaban organizando entre sus amigos, para presentar sus composiciones de música electrónica.
Así que me dispuse a ir con mi guardaespaldas oficial, designado obligadamente a la fuerza por mi señora madre, que es mi tío de 19 años, un mastodonte de altura y peso completo, pero con cara y vocecilla de moquete de 15.
Llegamos a la fiesta, mi Tío Moquete era un espécimen bañado hasta el último pelo de loción y con atuendo para impresionar muchachas, ya que le advertí que estarían algunas de mis ex alumnas guapas, obviamente olvidé mencionarle que los organizadores de la fiesta son gays, y lógico, iba a ver más invitados varones.
Las mujeres éramos muy contadas. Pasado un rato, a todos se les dio por desvariar bajo el influjo del alcohol, y se les ocurrió salir a la calle, cuando los seguí mi sorpresa fue tal porque MI coche (bueno, seamos realistas, el de mi mamá, que tomé prestado), estaba convertido en una mini barra portadora de vasos y donde estaban recargados algunos muchachos. Me dije que no me preocupara, que no era para tanto, así que aun con la preocupación me quedé vigilando, pero cuando me arrepentí de no haberme portado mamona y que les pidiese amablemente que no recargaran, fue demasiado tarde, porque una gran, asquerosa, e inmunda gorda, se recargó de uno de los espejos retrovisores y lo despegó, ¡¡faoquiuuuuu!!
Ni siquiera me molesté en discutir, porque la inmunda en cuanto se percató que me había dado cuenta se escondió, además que yo tuve algo de culpa al no advertir el peligro del espejo. Después de mi coraje contenido, no tardé mucho tiempo para que prefiriera irme del lugar, pero esta vez no salí como había llegado, sino con cinco pegostres que imploraban ray, ya que la casa estaba en las afueras de la ciudad. Así que ahí nos ven con el auto sardina, el espejo roto y yo con mi geta enfurecida y escupiendo algunas mentadas al ritmo de “bitter sweet symphony” de Verve …¡pinche gorda!, ¡malnacida, pero tenía que recargarse la pendeja, que no esta viendo cuanto pesa! “Cause it's a bittersweet symphony this life”, ¡suo pooota madre!
Disculpen, no suelo escribir demasiadas groserías, pero andaba enojada. Por lo menos ahora ya estoy más tranquila; lo curioso es que me tiene que pasar esto precisamente después de meses de no salir a bailar en la noche… de todos modos, la velada fue agradable, me divertí lo suficiente como para ya estar más serena, perdonarle y perdonarme la falta de cuidado con el espejo, ni modo, ahora a ahorrar pa’comprar otro nuevo, bueno, si no, por lo menos para la cola loca y pegarlo ¡ja!

Geisha

sábado, diciembre 02, 2006

Vivo en...


Vivo en una casa de campo, con las comodidades básicas que el cuerpo exige, unas paredes para los cambios climáticos, unas bardas y unas puertas para evitar a los extraños, y darles entrada a los conocidos, una cama para soñar que vivo, un baño para deshacerme de lo que no necesito, una cocina para alimentar las esperanzas, un pedazo de tierra, para regar a los árboles frutales que constantemente me dan lecciones de filosofía, a las flores que me dan cátedras sobre belleza, al polvo de la calle no pavimentada, sobre limpieza, al agua de pozo, sobre ahorro, a la tierra, sobre transformación, y al magistral silencio, quien me ha hecho hablar un lenguaje mudo: mis letras.

Geisha