A veces me molesta tanto ser mujer, que me pesa ser una boba del bilé, una boba calzonuda que prefiere los boxers a las tangas, o una boba que regularmente tiene la mala manía de quedarse callada porque tiene la costumbre de buscarse parejas que le suelen apantallar al parecer más sabihondas, megalómanas que ella.
Regularmente me pesa tener que darme cuenta que pertenezco a ese gran cúmulo de mujeres que dicen taradés y media, que prefieren una película romántica, a una europea, las que disfrutan vehementemente darle una hojeada a las revistas de chismes de famosos a una columna del periódico, preocupada por tal o cual ropa le sienta mejor a su figura no tan perfecta, o cuidar lo que dice, para no parecer frívola ante tal o cual
homo erectus que quiere apantallar.
Hasta últimas fechas me he dado cuenta que tengo cierta facilidad para desilusionar a las personas; que si las mesas de peltre en los bares de mala muerte, que si no he visto las más de mil películas que como cinéfila debo conocer, que si no he leído los clásicos de la literatura, que si mis mañas poco conocidas en el cine, que si mi memoria no es capaz de recordar tal o cual letra de la canción, o tal o cual autor de alguna obra.
Me pesa saber que soy una boba, una niña que creció deseando ser bonita antes que Juana de Asbaje, me pesa saber que muchas veces me ha importado algún chico por su belleza física, y tenga que ‘amar a quien me detesta’.
Me pesa no poder entender que un hombre te pueda olvidar tácitamente como si nunca hubieras existido, a mi también me carcome tener que añadir un nombre a la lista de los inconclusos, y que ellos te cuenten a ti como un objeto del deseo que pudieron saciar.
Me pesa tener que escuchar que si manejo mal es por ser mujer, que si tengo una estupidez acentuada es por ser mujer, me pesa saberme orgullosa de ser puta, pero también me pesa saber que no lo soy y que las veces que he violentado eso que creía antes de los 21, me ha llevado replantear lo que no me agrada.
Me pesa saber que sigo escuchando las mismas canciones de Radiohead, Led Zeppelin, Sigur Ros o Pink Floyd, porque las penas siguen siendo las mismas, porque las mismas situaciones se repiten, y no dejo de ser y querer ser la mujer que no deseo.
A veces quisiera que dejara de importarme aquellas veces en que me olvidan, o mi falta de carácter por no poner un alto a situaciones que realmente me molestan, a veces me odio porque deseo vehementemente no estar sola, aunque me sienta muy cómoda estar con muchos y con nadie a la vez, porque soy una de esas ‘nadies’, que desaparecen como la luz de un cometa que muere en la atmósfera, una de esas nadies, que se mata a si misma cuando ni siquiera ha nacido.
Me pesa tener que toparme con ‘etcéteras’ cuya constante es ‘no te enamores’, o que con sus actitudes te lo dicen sin necesidad de palabras, creyéndose dueños de lo que puedes o no puedes sentir, soberbios hasta en sus ordenes imposibilitadas.
Soy alguien a quien le pesa no tener mucha genialidad, que preferiría ser una bovarista a una simple boba sin gracia.