lunes, agosto 30, 2010

Frijoles dulces ¡me lleva la chingada!

Si, ya sé que no estoy posteando muy seguido, y que mi raking es bajísimo, y que ya no tengo comentarios, y que contemplé la posibilidad de ya no contar  mucho acerca de mí, pero no pude evitarlo... he vuelto, es una adicción que a veces no puedo controlar, aquí les  va un post que escribí para mi family, pero a ellos les vale madres, dicen que me extrañan, si ajá, bla, bla, bla, lo que yo realmente extraño es esto:

Siempre cuando uno está fuera de casa extraña todo. Incluso aquellas cosas que creíamos insignificantes. Pus aquí les va un listado de esas cosas insignificantes que en México son tan, tan, tan, comunes y tan imperceptibles, pero en los Estados Unidos no.

  1. Jabón Zote. Ríanse, si, ríanse, pero no existen lavaderos, ni jabón en polvo, esas cosas antiquísimas como la era de piedra, solo se consiguen en las tiendas especialistas de productos mexicanos. Si algo no tolero es portar las ropa puerca, pero, es inevitable, mi ropa blanca ya es de otro color, y mi ropa interior la lavo con shampoo y jabón de baño, porque el jabón líquido que se le pone a las lavadoras no huele a nada.

  1. Pan dulce.  No existen ni  conchas, ni hojaldras, ni cuernos, ni bolillos… aquí no hay de otra, pan francés (que son bolillos pero grandes) con mantequilla.
  1. Pasito duranguénse, Sonora margarita, Banda Limón, ya de perdis Selena en la radio! Amor prohibido murmuran por las calleees!!
  1. Caldito de pollo. Todos los restaurantes estadounidenses, aunque incluyen en su menú la sopa del día, todas tienen la consistencia de una masa espesa, poco apetecible, sin cara de ser líquida. Ustedes no saben lo que me costó encontrar un caldito de pollo decente!!  (Diez dólares)

  1. eÑes. Los primeros dos meses no encontraba las eñes en los teclados y por supuesto ni los acentos, ni la apertura de los signos de interrogación y admiración. Hasta que fui a darme un paseo por una tienda MAC, le pregunté a un técnico cómo podía configurar el teclado y ¡listo! Fui la escritora más feliz del universo de ver de regreso a las eñes y a los acentos.

  1. Los puestos de comida que hasta la más chatarra en México es la más sana y baratísima que aquí. Ustedes saben, vivir en el defe lo provee a uno de muchas posibilidades, tacos, comidas corridas de 30 varos, ensaladas, empanadas, elotes… en fin, en el restaurante más barato de todos los pueblos circunvecinos a mi casa, el platillo  cuesta de 10 dólares o más. Lo más decente y cercano a mis posibilidades cuando ando en la calle en Manhattan, es comer en los puestos árabes, donde el platillo incluye carne, arroz, ensalada y una salsa muy picosa, por 6 dólares más 2 de la bebida.

  1. El internet, en México es de a diez pesos la hora o hasta 5 varos. En definitiva tener una compu personal es lo más apropiado, en este mundo capitalista. En todos los cafés el wi fi es gratis, pero si  deseas rentar una compu en cualquier parte de la ciudad, diez minutos  cuestan dos dólares, y no hay a quién reclamarle, las computadoras tienen una maquinita especial dónde debes insertar los billetes.  La compu de 10 pulgadas, está en 300 dólares.

  1. Transporte público. En Oaxaca se quejan porque la tarifa es de siete pesos, y digo tienen razón, pero en mis condiciones, creánme yo no me quejaría por pagarlos. Nueva York, y supongo todo el resto del país, no es lugar para peatones. El Subway o metro cuesta 2.25 dólares al igual que cualquier autobús, precio de Manhattan, comparen los 3 pesitos del metro en el defe, casi diez veces más. En mi pueblo, no existe transporte urbano, ni taxis, hace una semana se burlaban de mí porque había preguntado si existían taxis en Delhi (la ciudad más cercana de donde vivo), are you crazy? is a terrible plan find a taxi here Ja, ja, ja.

  1. Frijoles. Todos los frijoles enlatados saben ¡dulces! ¿Cuándo, cuándo, cuándo en México comemos frijoles dulces? Cada mes cocino un kilo de frijoles,  meto por poquitos a la nevera y los voy sacando y cuidando hasta la última cucharada.

  1. Salsa y tortillas. Dicen que yo amo las tortillas, pero eso no es cierto, las tortillas y las salsas son cosas con las que todos los mexicanos pobres crecemos, y se han vuelto cosas tan básicas, y necesarias que simplemente son parte de nuestra  vida y de nosotros,  sin ellas, hasta el cuerpo resiente la falta de maíz y chile.

Ah si, mi inglés va mejorando considerablemente...  

miércoles, agosto 18, 2010

Amore mio

Nunca me he considerado una mujer exhuberante,  es más, algunas veces me esmero en pasar desapercibida. 
Hoy entré a un restaurant para comprar agua, me choca beber agua de la llave. Vi botes de agua pequeños y yo quería uno grande, muy grande, realmente también  tenía mucha hambre, pero no quería comer pizza por enésima vez, casi iba a salir del restaurant cuando el encargado, tal vez el dueño, me dio un menú, le dije que quería un bote de agua grande, sin  pedírselo me dio un vaso con agua y hielos, pensé que el tipo era un excelente vendedor porque desde que vi su sonrisa coqueta, me hizo decidir instantáneamente que no me importaba que vendiera pizzas comería ahí.
Pedí una ensalada de pollo, y busqué un lugar justo enfrente del italiano lindo y amable. La hospitalidad y el exceso de confianza no es una cosa típica en los norteamericanos, pero él no tenía facha de serlo.  Decidí cruzar algunas sonrisas coquetas, y dejarme hacer preguntas...
where are you from señorita? 
-México
- I love Mexshico.
- Me too
Pensé en que después de tener un día realmente difícil, mi hotel había cancelado mi reservación, no encontraba un puto lugar en todo Mahattan dónde hospedarme,  caminar, caminar, y caminar ya se me hacía una cosa realmente molesta, pero todo eso por un momento,  por un breve momento, se me había olvidado con ese italiano. 
Seamos realistas, uno no puede llegar más lejos que a un par de sonrisas y ya. Así que casi resignada a salir del restaurant y sólo esperar un adiós,  me dispuse a guardar un pan que no me había comido, digo, he nacido en un país pobre y tirar la comida es pecado para mí, así que sin preveerlo el italiano no pasó por alto que necesitaba una bolsa, se ofreció para dármela, fui por ella y dentro de la bolsa puso una bolsa de pasta italiana de regalo.
Disculpen mi falta de ambisión, pero me sentí tan feliz de ese gesto, que después de soportar tanta indiferencia,    todo el restaurante escuchó mi 'Amoreeee mio'.
Regresaré en otra ocasión... Amsterdan con 96 street.

Snif, snif, snif, estoy emocionada.

viernes, agosto 13, 2010

Si no escribo es porque...



Ando de paseo...

Ustedes no saben lo que sentí cuando fui al MoMA y encontré las fotos de Nan Goldin y Diane Arbus, snif, snif!


Poli del museo.


Digo, ya que estoy aquí pues voy a la estatua.


Mi absoluta y primera necesidad cultural fue encontrar un cine con buenas películas, ya que tooodoo aquí es caro, pues seré inteligente en gastar en cosas que realmente me gustan.