Después de bañarme salí corriendo, me había retrasado para llegar al trabajo, me peiné, vestí y pinté; justo cuando creí que era hora de irme, por inercia regresé al tocador y me disparé en el cuello los últimos residuos de mi perfume, días antes había contemplado la posibilidad de cambiar de fragancia.
“El artista”, haraposo, con los cabellos ligeramente largos, delgado, de manos delicadas, masculinas y con las venas ligeramente saltonas en los brazos, hacen que cada vez que lo vea, me resista a decirle “tócame por aquí, por aquí…”.
Estaba detrás de mi, la distancia era muy poca, se acercó y me dijo:
- ¿qué perfume usas?
- Creo que… Carolina Herrera.
- ¿Es la fragancia del éxtasis?
No seré esa chica, pero me encantaría borrarla de esa imagen que se te asocia a este perfume, para que ahora pienses en mí, medité en mis adentros.
Sonreí, dijo algo más que no alcancé a escuchar, mientras dialogábamos, en los cortos instantes, tuve miedo que se diera cuenta lo mucho que me atrae, él me esquivó, demasiada gente, podrían darse cuenta.
Esta es una de las pocas veces en las que un hombre me produce una atracción tan irresistible, y contradictoriamente prohibida.
¡Por Dios! Como me voy aguantar no incitarlo con la mirada, cuando esté a solas con él, a que cuando pasé cerca de mi, no pueda evitar contemplarlo.
Cuando salí del trabajo, dije que en cuanto fuera quincena, iría a comprar una nueva dotación del mismo perfume.
4 comentarios:
No me gusta el perfume, aunque puedo tolerarlo.
Pero tanto menjurge con que embadurnan sus cuerpos me hace difícil la tarea de desenrredar el olor natural del cuerpo femenino entre sus senos, en su espalda, en su vientre, en tus antebrazos.
Yo recuerdo el olor, me declaro rinófilo. Pero no el artificial. Sino el que emana el sudor, el sexo, el aliento, la densidad de la carne, la premura del paso, el cabello ensortijado en el aire.
Rinófilo, sí.
Besos.
Mi mamá en su afan desmedido por convencer a todo mundo de mi parentesco con su hombre (mi padre),que no es de dudarse, gracias a su piel morena, nalgas pequeñas, infestada de lunares,etcéteras... detalles que heredé, siempre me dice que hasta el olor tengo de él, una de las tantas veces que me lo repite, me contuve en decirle, ¡basta mamá! ayer tuve sexo, sudé,grité, aspiré, expiré y todo el maldito olor a coito lo tengo todavia, obviamente no lo dije... siempre lo contengo en una sonrisita, fingiendo inocencia.
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