Esto pasó cuando comprendí la importancia de la necesidad de un lugar privado, para verme con mi hombre…
Tocaron a la puerta, eran las 12.10
¡Te dije que llegaras a las 10, solo tenemos una hora!
Lo siento, tuve que acompañar a mi abuela.
Mientras entraba por la puerta se quitaba la camisa, sin esperar a que fuera amable, entró a mi cuarto, se sentó en la cama y se quitó los tenis.
De la misma manera me quité la ropa, suprimimos el calentamiento sutil, por uno más ansioso, me acompañó en la cama.
Olvidé quitar la música, Apocalíptyca no es tan oportuna para momentos de delicadeza, pero el ritmo nos aceleró.
No terminó la canción cuando escuché unos ruidos. La puerta principal había sonado, era mi mamá, los dos con cara temerosa dejamos de lado nuestra calentura y sorprendidos con la adrenalina más horrible que podríamos experimentar, le dije ¡métete debajo de la cama!
Apenas alcancé a vestirme cuando mi señora progenitora entró a la casa, y yo salía de mi cuarto.
Una hora pasó para que mi pobre hombre pudiera salir, sus chinos tenían polvo, se sentía indignado, y yo moría de la risa.
En la siguiente ocasión Yorke, advirtió que aunque fuera a mi casa, no volvería a esconderse debajo de la cama, o arriesgarse a saltar una barda, yo simplemente reí.
¿Te acuerdas?
Te extraño, aún debajo de mi cama.
Geisha
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