lunes, mayo 08, 2006

En el viaje

Me les fui tres largos días y pensé que me extrañarían o dejarían comentarios de: ¡regresa! ¿Dónde estas? Pero supongo que aún no los he convertido en maniaco - dependientes de la lectura de este blog, uuuyy! ¡Que lástima!

La noche que escribí el último post, me di cuenta de mi patético estado de abstinencia y tomé la decisión de salir de viaje, aprovechando el puente.
Se preguntaran a donde fui, respuesta: a la ciudad capital… a ver al supuesto “látigo”, o al que he bautizado como mi “Aparecido”, ya que estudia, en la que se supone es la “mejor escuela particular de México”, así que pueden suponer su “ego de intelectual”.
El viernes en la mañana, me escapé de casa diciendo que iría a ver a una de mis tías, tomé el teléfono, le avisé a mi hombre que ya estaba en camino y que fuera por mí. No sé por qué, me entró cierto miedo de que el susodicho me dejara esperando, por lo que se me ocurrió sería el pretexto perfecto para mandarlo al diablo.
Lo curioso del asunto, es siempre que estoy con él, absolutamente todas las veces, hay un recordatorio de mi anterior y mayor trauma amoroso.

Ejemplo de ello fue cuando abordé el autobús y vi que en el asiento de enfrente, estaba uno de sus primos, el segundo ejemplo fue cuando llegué; (afortunadamente ya estaba en la terminal y arruinaba mis planes malevolos) mi Aparecido, me informó, que el hermano de aquel, había llegado, porque habían quedado de ir al concierto de Depeche Mode, que para nuestra mala suerte no alcanzamos a comprar boletos, conforme a nuestra limitada economía.
Con estas dos personas, tuve los recurrentes y clásicos pensamientos de no querer olvidarlo, pues ¡como! Si a donde voy, encuentro rastros de él.

Después iré hablando de este asunto, una larga historia, que está siendo reservada para mejores fechas, y será la solución a muchos de mis blogs inconclusos, e infestados de un deprimente y extraño recuerdo.
A mi llegada, mi señor, me trató de lo lindo, supongo que eso de “lindo”, se refiere a que no estoy acostumbrada a los buenos y esplendorosos detalles de un novio en forma, ya que
nos fuimos a comer a un restaurant donde probé un clericot y una paella con mariscos, (imagínense para qué) deliciosa.
Ese primer día, para la mala suerte de mi hombre y de los mariscos, no echamos pasión porque estaba en la publicación menstrual de mi revista femenina.
Supongo que este viaje fue memorable, dado que es la primera vez que duermo en el cuarto de una de mis parejas, y déjenme decirles que fue de lo más incomodo, pues en una cama individual, con un hombre que es lo doble de lo que yo soy, ¡uy!
Independientemente de la incomodidad física, fue rico, me di cuenta de lo mucho que lo quiero, pero sólo una cosa no termina de encajar, adivinen cual…
El segundo día, lo llamaré “trifásico”, día para el debate político, donde me chuté un proceso, que analizaba los perfiles de los tres candidatos a la presidencia. Me dieron ganas de vomitar en el rostro de los tres.
Por la noche no pudo faltar el alcohol, el tabaco, las alitas y lagrimas infestadas de humor negro, ese si fue un gran viaje, para sentirnos los guerreros capaces de cambiar al mundo.
Entre los detalles molestos de mi hombre, es que es un descortés de primera, cualidad que me caga en los ahora si, bien nombrados ani (males), y me choca andar enseñándolos, digo ¿es tan difícil entender que a una mujer se le debe resguardar en la orilla de la calle, jalarle la silla cuando se va a sentar, abrirle la puerta del coche, encenderle el cigarro… etcéteras y más etcéteras?

Por el momento creo que es todo lo que les puedo platicar; dado que se aproximan las fechas de las santas progenitoras, dedicaré unas cuantas líneas a la mía, y no se preocupen, no escribiré las clásicas mafufadas mediáticas, basta con adelantar, que puedo describir y definir a mi madre en dos simples palabras, como un ¡CuLO de vieja! Pero eso lo dejamos para el siguiente post.

Por lo visto les encantó el post de los moteles, espero recordar una que otra anécdota de estos lugares, y mis múltiples aventuras e ideas sobre estos lugares, a los que he bautizado con el nombre de “sementerios de pasión”(sic).

Nos estamos escribiendo en proximo blog, por cierto Indigente, lo del mapa no es necesario, cuando quieras puedes darte una vuelta por mi ciudad y nos echamos unos mezcales.

G e i s h a

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cúal es tu pueblo?

Aunque no cuentes con que te deje pasar primero, ni te ceda el asiento, ni te recorra la silla, ni te encienda el cigarro. Me precio de no ser un caballero.

Aunque soy amable, es sólo que no soy sexista como tendría que serlo para andar tratando mujeres como discapacitados.

Iré por un cigarro.

Gerson Obrajero dijo...

"Sementerios de pasion" jajajaja... me gustaría leer eso.