martes, febrero 09, 2010

Monocromo

Me he perdido para regresar a casa más de tres veces, para ser exactos. Pienso mucho en el show gratuito de freaks que ofrece la ciudad. Gente que se hace pasar por ciega, sanos que se retuercen, drogadictos que se dan marometas para caer en vidrios rotos, mujeres lindísimas que repiten como perico, su discurso para vender en cada vagón sus productos. Ahora que lo pienso ningún vendedor guapo he visto.
Me agradan los que venden discos, porque por ratitos escucho música. ¿A qué capitalismo nos ha relegado el desempleo? Ambulantes que cargan sus mercancías en las calles y se esconden cuando la tira pasa, simplemente poético, ese acto desde que soy niña me encanta.
Miles de chácharas inimaginables están ahí, a dos pesos, a tres, a cuatro…
Ahora me sumo a los que se autoemplean, se venden por partes, usan su voz, usan sus manos, su ingenio, corren, ofrecen, insisten, hacen bissness.
Odiaba la ciudad, ahora me adapto he insisto en creer que no es tan mala. Extraño el silencio, el olor de la tierra y todo lo demás.
Mamace preciosa está mejor, hablamos y la tos desapareció.


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