A tus 22 años en el octavo semestre de la carrera de Ciencias de la Comunicación, ya eras jefa de información del municipio. Con tu cuerpecito chiquito, se rumoraba en la oficina tu fama de 'come hombres' o mejor dicho por las secres regordetas casadas y envidiosas, como la 'puta oficial' de los jefes. En tus cumpleaños nunca faltaban los arreglos florales, nobles consecuencias de tus chiquifaldas en días de trabajo.
Haberte echado al plato a unos cuantos de la oficina, más por interés que por placer, te ganaste a pulso ese innoble título que hacía que te asediaran cuanto fulano quisiera llevarte a la cama; hasta que en uno de esos días donde los indios patarrajadas de la región, como los llamabas por testarudos, se les ocurrió agarrarse a machetazos.
El saldo fue de 27 muertos, 14 mutilados y 4 niños heridos, motivo suficiente para que los medios nacionales tuvieran en la mira al lugar donde tú trabajabas. Tu jefe, el de pito chiquito, te ordenó reorganizar los saldos, y en tono amable tu informe de prensa fue: ‘Sólo hubo 3 muertos, 6 heridos, que fueron atendidos a la brevedad posible en el hospital civil de la ciudad capital, hasta el momento las autoridades correspondientes están tomando cartas en el asunto; se especula que el conflicto se debió a una riña de personas que estaban en estado de ebriedad’.
Pero tú sabías perfectamente que el presidente municipal, el de pito mediano, pero de poco aguante, los había mandado a matar para que dejaran de manifestar su descontento por la sacadera de dinero.
Mayor fue tu sorpresa cuando, te enteraste, que el sabroso que da las noticias a nivel nacional venía a la región para cubrir la nota, esta vez no sólo debías parecer bonita, sino parecer una mujer con decisión, con carácter y por supuesto inteligente. Pero nada de eso se dio porque en cuanto lo viste, tus respuestas fueron torpes, pareciste más novata que jefa, más pendeja que puta… hasta que no sabes porqué motivo te pidió tu teléfono, digo, de todas las mujeres que ahí laboraban, tu eras la de mejor ver; y sonreíste con malicia porque sin mover un dedo, había caído del cielo para ti, o mejor dicho tu le habías caído a él.
Pasaron una cuantas horas para que llamara y te invitara un trago en su hotel, lo de más fue lo de menos, nadie en tu lugar se hubiera negado, para meterse en su cama de la suite de lujo.
Te dijo que era casado y que su esposa estaba por aliviarse, su cuerpo lleno de vellos y sus ganas de cogerte por todos los hoyos de tu cuerpo, te hizo darte cuenta que no había tenido sexo desde mucho tiempo atrás, y ese fue el cuento que a nadie cuentas, porque nadie te creerá que ese papito economista, hijo de uno de los ideólogos de tu partido tricolor, dizque comunicador mañanero que sale todos los días en la tele, fue amable huésped de tu sexo. ¡Viva la comunicación!
La comunicóloga
4 comentarios:
¿A poco la comunicóloga se tiró al Loret de Mola?
¡¡Q envidia!!
me gusto.......que comunicologa tan abusasa eh!! jejeje, espero desde ya el siguiente....saludos!
Siempre lo he pensado tienes vena de buena escritora y siempre lo confirmas con tus narraciones entretenidas y agudas, con ese toque tan especial que tu le das felicidades.
Saludos
José
que maravillosa clasificación de la personalidad de los hombres por el tamaño de su humildad. su narración me atrapó una vez más, sobre todo con ese tono tan cachondo, tan propio de usté. mis respetos!
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