jueves, enero 28, 2010

Seno perdido

‘Espero que encuentres lo que buscas.’ Me dijo. Sí, vine a este lugar porque quiero encontrar ese algo que desde hace muchos años olvidé y me fue arrebatado sin quererlo.
Me es inevitable comparar, una de las personas a las que más quiero es mi abuelo, porque es un viejo valemadres, raboverde, verdulero y huevón, pero absolutamente sano y borracho.
He conocido a mi abuela, la he empujado en la silla de ruedas por las calles de esta histérica ciudad. Dice que tengo paciencia. La última vez que la vi sana, fue cuando toqué los juguetes de una de mis tías y me regañó, esa vez mi mamá juró no volver a llevarme a verla. No es algo que me provoque malos sentimientos, ni siquiera los sentí cuando era mocosa, ella siempre fue alguien a quien me daba igual si me trataba bien o no. El cariño se gana y yo no me gané el de ella, ni ella el mío, pero ahora he crecido y ya no soy una niña.
He pensado mucho mientras la empujo por el eje 5, observo cómo me observan, algunos señores de edad me sonríen, me ven con ternura, los conductores supongo que nos odian, el trolebús se desvía cuando paso a su lado, compramos gelatinas, vamos a los centros comerciales, ella busca pretextos para salir de la cama en la que lleva catorce años. Hoy fuimos a cortarnos el cabello en una oferta de dos por uno. Ella quiere que le platique cosas, pero soy mala platicadora, le digo que las abuelas les sobran cosas para contar, y yo soy una buena oyente, pero aún así no habla mucho del pasado. Ya le saldrán las palabras sin que se las pregunte.
Nunca había visto a una mujer si un seno, hoy la bañé, la miré desnuda, le enjaboné la espalda y no pude evitar pensar en mi padre.
Este cuerpo también fue tuyo papá.

-¿Sabías que no tenía un seno?
-No abuela, no sabía.
- Me lo quitaron por un tumor, y eso que amamanté a mis siete hijos. Tu padre soltó la Chichi hasta los dos años.
-Creo que nunca la soltó abuela, ja, ja, ja.

Ya no es insoportable descubrir cosas. Es gratificante encontrar a una abuela que en medio de una maraña de tragedias, sea como la pieza faltante de un complejo rompecabezas.
Han sido pocos días, le he dado de comer, la abrigo, a veces vemos su telenovela y constantemente se queja de que todas las muchachas que la cuidan, la dejan, le roban cosas o la tratan mal.
Yo no soy tu muchacha abuela. Soy tu nieta, no quiero tu dinero, quiero que me cuentes cosas, quiero que me digas por qué hiciste lo que hiciste con nosotros, quiero que me digas quien fue mi padre y quien fue el padre de mi padre, quiero que me digas eso.

- Creo que no voy a poder subir este escalón.
- Claro que puedes, anda no tengas miedo, aquí tienes mi mano, eso, eso, ¿ya ves que sencillo?
No cabe duda que cuando se es viejo, se vuelve a ser un niño, pero con bastón o silla de ruedas.

4 comentarios:

La Guera Rodríguez dijo...

Mi Geisha...
recuerdas cuantas veces te he dicho que lo que escribes me deja un nudo en la panza ?
Hoy ese nudo ha vuelto de nuevo, tus letras me remueven tantas cosas que no sé definir, quiza quiero evadir...
Eres increible mujer!! tanto, que me has dejado sin mucho que decir, solo quisiera verte...algun dia.

Unknown dijo...

No, Diana, yo la vi primero...

Anónimo dijo...

uff que fuerte... como dice Diana se ve que eres maravillosa para hacer lo que haces

Cl@udette dijo...

Una nieta maravillosa, creo que lo que los abuelos más agradecen es la compañía y esos pequeños detalles que hacemos con amor por ellos.....