Por ello este fin, me ha tocado el quehacer de la casa y de verdad que hacía tiempo que no lo disfrutaba tanto como hasta ahora, desde limpiar la mesa, lavar torres de trastes sucios, limpiar la estufa, barrer toda la casa, acomodar los muebles y ordenar el caos en el que he convertido el comedor con mis libros, hasta hacer el desayuno junto con mi sobrino.
En todo el sábado no encendí el televisor, más que para ver una peli de Chaplin, (Monsieur Verdoux) constatando a mis ojos tardíos de apreciarlo, su gran genio para el séptimo arte, ¡verdá de Dios! que es realmente bueno, su film es de los pocos con los que he quedado maravillada.
En la mañana me di a la tarea de levantarme tarde, como obviamente todos estos días de supuestas vacaciones lo hago, y hacer el desayuno, un omelet con quesillo, para ello dividí las labores, mi negrito querido fue a comprar los huevos, yo hice la salsa de chile de árbol, el atole de avena, puse a calentar los frijoles molidos con hoja de aguacate, y luego a mi infante lo puse a calentar las tortillas. Esas son las cosas que me encanta compartir, cuando uno hace las labores domésticas en conjunto con su familia y más yo, que regularmente desayuno sola, a excepción de las veces que estoy con la Lolis en la escuela, y en la tarde como solitaria la mayor parte de los días.
Mi mocoso querido es un cloncito fiel de la geta de mi hermano; esta es la segunda vez que lo veo a sus nueve años de vida, y desde que lo traje del istmo la gente me ve raro, supongo que piensan que soy su mamá o algo así, pues cada vez que salgo con él lo tomo de la mano y para llamarlo le digo “hijo”, además de ese lado maternal que tenemos las mujeres al exagerar nuestro sentimiento con uno que otro “mi amor”.
La noche que veníamos de regreso, el autobús hizo escala y se paró en un restaurant donde mi niño me dijo que quería un cafecito con galletitas, y terminé pidiendo las galletitas, el cafecito con lechita (por favor), un baguett de jamón (torta del chavo) y de paso un pastelito de queso que se me antojó (y yo que no quería gastar), pero al verme tan consentidora con el muchito, el mesero me dijo “Señora”, por mi parte no me sentí ofendida y no corregí, hasta me causó gracia ¡ja!
Estos días he preferido no salir de casa, las caminatas que tanto disfrutaba, mi cigarrito en la plazuela del Carmen alto, el capuchino con pana, o ir por el pan en la Bambi, o las gelatinas con rompope en la esquina de la Iglesia de la Merced, incluso hasta para ir al IAGO, lo pienso por los bloqueos, las marchas, la gente reacia que habla exaltada por su teléfono anunciado los balazos, o la de rostro cansado que espera en las afueras de los andadores recién remodelados.
Después de tanto quejarme del lugar donde vivo, en medio de esta resaca social, mi casita en medio de la milpa, mi calle no pavimentada, el rusticismo de mis pocas comodidades, el silencio de los pueblos o el ruidero de la música de banda por una fiesta a la que no me invitan, la escasez de vecinos, no parece tan malo y me permiten desconectarme de lo que ocurre a unos cuantos kilómetros de distancia.
En la noche ante mi batalla perdida con mi computadora agonizante, decidí encender la tv, donde me encontré con un programa de los “Hombres G”, ¡caray! Fue tanta mi emotividad que cada vez que pasaba un pedacito de las canciones las empezaba a cantar, lo confieso y lo acepto era una fan declara de ellos, y aún después de la disolución del grupo, seguí escuchando a David Summers.
¡Pero como olvidar esos tiempos de secundaria! “Con el sufre mamón, devuélveme a mi chica” o el amorcito platónico de “Te quiero, te quiero, y no hago otra cosa que pensar en tiiiii”, ¡ah! Tiempos aquellos…
Después del programiteca, inició la señora esa que tiene como leyenda “periodismo con responsabilidad”, no sé porque pero nunca he tolerado un programa completo, realmente me cae muy pero muy mal.
Ella debería ser actriz o algo por el estilo, tiene una comunicación corporal y un atuendo muy exagerado, esta vez invitó a personas que en lo absoluto apoyaban su postura y me dije ¿Dónde esta el debate?
Hablaban del Peje y las consecuencias de sus disturbios en el DF, debería saber lo que es vivir en Oaxaca, independientemente de este conflicto, todo el año hay manifestaciones, bloqueos, huelgas, matanzas en pueblos y demás males, que no dudo ocurran en todo el país, pero aquí en el sur las cosas son mucho más gruesas. Pero ¡basta! ¡basta! Dije que no tocaría más ese tema.
Mejor disfrutaré de reencontrar a mi casita, hacer cafecito de olla con canela de los botes de mayonesa, tal vez un libro erótico, lavar los trastes, trapear el piso, ponerme una mascarilla, y supongo que disfrutar de mi último día de vacaciones… El lunes regreso a clases, así que será difícil que escriba tan seguido como lo vengo haciendo.
Geisha
9 comentarios:
Lindo y nostálgico como muchos de tus escritos, maternal, oficiosa, rebelde, Chaplin un genio!
si así es , hombres G, no se, no son de mi época, yo soy de menudo para acá, jejejeje.
Saludos
José
entre "hombres G" y la crisis en los bordes de México. todo un enfoque.
¡Yo soy hombre "G"!
(¿Los Hombres "G" son aquellos que siempre encuentan el punto "G" de su compañera en cuestión verdad??)
¡Ja, ja, ja!
Creo que por eso nos gustan tanto los hombres G que buscan como el Santo Grial en el cuerpo de una mujer y que encuentran más divertida esa travesía de búsqueda que el objetivo mismo, (parafraseando a... si ya lo han leído, ya saben quien)
...y hay momentos
en que quisiera
mejor rajarme...
y arrancarme ya los clavos de mi penar...
pero mis ojos se mueren si mirar tus ojos...
y mi cariño con la aurora te vuelve a esperar...
yaaaaaaaaaggarrrrraste!!!!
por tu cuentaaaa!!!
la parraaaaaaaandaaaaaaaaaa!!!!!
Ajua!!!
¿¡Paloma negra dónde chigaos estás!?
Un libro erótico suena excelente!
Ya no juegues con mi honra parrandera...
¡¡si tus caricias han de ser mías de nadie más!!
¡si, soy celosa! ¡y qué, y qué!
Celosa y a mucha honra!
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