miércoles, septiembre 10, 2008

Espinas

Traigo una espinita. Antes de irme a trabajar mi mamá me confesó lo que ya he sabido desde muchos años, vivimos endeudadas hasta el cuello. Lo que trabajamos es para llevar las cosas al día, no más.
Curioso, pero las tres mujeres que vivimos en la casa, mi mamá, mi hermana y yo, tenemos nuestro propio carro. No somos una familia ostentosa, pero tener tres automóviles en una casa de Oaxaca, hace parecerlo, con poco fundamento, porque en mi caso y el de mi progenitora, cada vez nos las vemos más negras para medio vivir, y tener un auto no es un lujo, sino una herramienta que nos permite seguir trabajando como negras obreras.
Me falta un año para terminar de pagar el bendito carro, que se encargó de exprimir cada centavo de mi sueldo en los primeros meses.
Supongo que no solamente en Oaxaca se ha infestado de una plaga maldita, que debería exterminarse pronto, las famosas cajas de ahorro. Cada año se incrementan todas esas empresas demoníacas que se encargan de sacarnos de ‘apuros’, extorsionando al obrero con altos réditos y teniéndonos eternamente endeudados.
Las casas de empeño, las cajas populares, las empresas financieras, los prestamistas, son el infierno. De verdad lo son. No solo se encargan de cobrarte, sino de someterte a una seria crisis psicológica si no pagas, porque no se tentaran la mano para chingarte la vida.
Por buena persona, cometí el error de ser aval de un compañero, me joden por teléfono si se retrasa un mes, ayer fueron a mi trabajo, y lo peor, no suelo ser grosera, pero los cobradores me han sacado mi lado altanero. Tienen cada tonito de voz, que de poder hacerlo, ya les hubiera sacado los ojos.
Por otra parte, lamento decirlo, pero en lo que llevo del ciclo escolar, uno de mis alumnos llegó golpeado, lo asaltaron, a otro casi lo secuestran, otros dos apenas salieron de crisis familiares, porque sus familiares o fueron secuestrados o tuvieron amenazas de serlo. ¿Qué pasa en este mundo? Es desafortunado pensar que eso no sólo ocurre en el lugar donde vivo, sino que esta ola se vuelve más palpable, vehementemente más cotidiana, en cada rincón de este país.
Me pegó más el coraje, porque hoy me chuté dos pelis de Elia Kazan, ‘On the Waterfront’, es inevitable no sentirse conmovido por una crisis silenciosa, donde uno no tiene más remedio que solo ver cuantas cosas pasan, sin poder hacer algo. No me pregunten si fui a las marchas por la paz, ¡por Dios!, yo no creo en esas cosas, ni tampoco creo que en las fallidas campañas de lucha contra la delincuencia organizada ¿a quién quieren engañar señores? Ahora más que nunca vemos más matanzas, más secuestros, más asaltos, más desempleo, ¿es necesario citar fuentes?, son cosas que se hacen más evidentes, ningún economista cuerdo, me va a decir lo contrario.
Mi hipótesis es que la principal causa de este ciclo vicioso, es que la desigual repartición de la riqueza provoca delincuencia. ¿Cuántos de nosotros no trabajamos de la forma más honrada posible, pero nomás no nos alcanza?
Constatar cuanto se roban los políticos (sin contar cuanto les paga el erario público), cuanto se explota al obrero, cuan desigual es la vida, crea seres que les valga muy poco chingar a quien más tiene. Finalmente, no es una espinita la que traigo, sino un árbol lleno de espinas. No puedo evitarlo. Cada día, cada cosa que pasa, cada deuda, cada día de trabajo, cada vez que soy espectadora y parte de este país que tanto amo, me siento con menos ganas de serlo.

3 comentarios:

Mar dijo...

Así es.
De hecho, México es uno de los países donde más marcada está la distancia entre las clases sociales. Los pobres no tenemos oportunidad ni forma de dejar de serlo.

Da mucha tristeza y frustración, a mí al menos, ver cómo este país tan rico y tan productivo es tan desigual con la repartición de bienes. Yo pienso que Marx no andaba tan errado.

¿Cómo es posible que Estados Unidos que es un país estéril sea la potencia número uno del mundo? ¿Y que México que tiene selvas, bosques, litorales, que tiene petróeo, plata, y diferentes tipos de industrias sea una nación tercermundista?

Tercermundista y llena de gente jodida como yo que vivimos para pagar nuestras deudas.

sexy dijo...

todo lo que gano se lo lleva el banco con mis tarjetas de credito, y las tasas de interes a sube y sube, tambien casi me rindo pero tengo que trabajar y salir lo mejor que pueda.saludos.

Geisha dijo...

No hay duda. Vivimos endeudados.
Tenemos al hombre más rico del mundo, pero también tenemos a millones que viven la pobreza extrema y nosotros para allá vamos.

Saludos muchachas bonitas