De más esta decir que nunca he tenido una buena relación con mi hermana, pero a últimas fechas nuestro contacto ha sido más llevadero.
Después de algunos años, el llorar por motivos maritales ha sido una constante, esta vez en definitiva no me pude contener ante cierta acción, que mi congenere haya provocado derramarme en un mar de agua salada.
El día de mi titulación le dije que se mochara para la cena, cosa que a duras penas quiso hacer ya que meses atrás yo cooperara para la fiesta de su hijo. Días atrás se esmeró en quedar bien con su jefa, regalándole una chingadera dos veces más cara de lo que puso para cenar.
Y hoy ante la multitudinaria pachanga masiva, mi mamá por motivos laborales no puede prestar su auto, así que Liliana pendeja se le ocurrió pedirle a su hermana el suyo, ya que esta de viaje y no lo ocupa. Cuando llamó por teléfono, ella, sin dudarlo, me mandó al diablo (como era de esperarse), y bueno, eso no fue lo que me dolió, sino que a los cinco minutos volvió a llamar a su hijo para pedirle que escondiese la llave.
¡Qué poca madre! No soy australopitecus para entender que no, es no, y que traer carro ajeno es una responsabilidad… pinche culera, ahora entiendo porque uno se le hace la sangre de Caín, y me sigue doliendo lo que hizo.
3 comentarios:
Mi querida Geisha...
dicen que lo unico que no escogemos son los parientes.a mi me ha pasado cada cosa que si le cuento se consuela, pero la neta estoy pensando seriamente que ...soy adoptada!!!
Besos, yo la quiero como si fuera mi hermana o algo mas!!
uy que poca......yo con mi hermana tampoco me llevaba bien, pero ultimamente ya no ha sido tan ojeta jejeje......pero ps tu hermana si se mancho, y luego se preguntan porque odia uno a sus hermanos jeje.
Psss. Esas sí son ojetadas.
Yo ni hablo. Me la llevo bien chido. Jo.
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