viernes, junio 09, 2006

Sola en el cine

Después del trabajo decidí ir al cine, no pensaba malgastar mi cortesía para entrar gratis. Llegué y pedí mi boleto, faltaban cerca de 10 minutos para que iniciara la película, cuando me disponía a entrar a la sala, una ligera voz pronunció mi nombre… volví la mirada para ver quien era, ¡oh sorpresa! Ahí estaba el “Aparecido”, me sentí acechada, como si me estuviese siguiendo, cosa poco posible, esta vez tendría que echarle la culpa a la casualidad.

Lo miré con una extraña mezcla de sorpresa y desagrado, “Llegué hace tres días, pero ya sabes la familia, te he estado llamando…” si, te creo -también creo en Santa Claus-.

¿Con quién vienes?

-Sola.

¡Eso! Así me gusta, así debes de andar.

Entré sola a mi función y recordé el porqué me gusta mi libertad, ante claras muestras de considerarme propiedad privada, sin previo aviso.



Geisha

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, siempre procuro ir al cine solo. Es mejor.

Aunque si cuando vayamos nos lo encontramos prometo aventarle palomitas al del 'encuentro' para que no interrumpa.

Gabriela Monroy Calva dijo...

Comparto tu menosprecio por la propiedad privada sexual