Me choca escribir con mayúsculas, es absolutamente difícil para mí escribir de puño y letra con mayúsculas.
Dicen que la gente que escribe con mayúsculas es muy terca y lo que dice eso es. Yo soy todo lo contrario, hoy digo una cosa, mañana, es probable que me haya cambiado al bando contrario.
Resulta que debo decidir. No puedo, tengo tres opciones y las tres por igual no me parecen malas, incluso dos de ellas son muy riesgosas, pero como no tengo mucho o nada que peder, siguen sin molestarme lo que suceda después, no sé por qué pero me encanta la aventura, y dónde me dicen no vayas allá voy.
Soy escritora ¡qué le voy a hacer! Entre más cosas nuevas vea, más cuerda le doy a mi cabeza y más velocidad tienen mis dedos. Por pasiva que parezca mi vida, siempre hay un plan para explotar o expropiar algo. La semana pasada estuve sola, me puse a trabajar en algo importante. Salieron cuarenta páginas que no sé si sirvan, pero ahistán.
¿De dónde saco esperanza? No lo sé. Mi nombre de pila tiene algo que ver con el verdor de la esperanza.
Tengo que tomar una decisión ¡ya! de ello depende seguir en el gabacho, o regresar a casa.
Me he puesto a pensar... nadie me espera, todos tienen sus vidas y aunque si por mi madre fuera, ella ya me habría jalado de los pelos para volverme a casa, pero ella sabe que ya no puede hacerlo.
La persona más importante por la que tendría que regresar es ella, pero ya he vivido mucho tiempo a su lado (desde que nací) ja, ja, ja ¡obvio!
Es decir me emociona el hecho de aprender a ser libre, me ha costado un ovario y la mitad de otro, pero vale la pena. Como todo riesgo tiene sus partes extraordinarias, pero también sus chingaderas ¿qué le vamos a hacer? así es el mundo y entre más se conoce de él, uno se reconoce siendo muy ignorante, menos arrogante y más humilde.
Mi vida es muy sencilla en este país, tan es así que el domingo pasado me moría de la alegría porque recuperé mi teléfono celular, ya que estuvo sepultado en la nieve por dos días.
Odio este puto invierno, cierto, pero sin haberlo vivido cómo ahora lo vivo, no me hubierado dado cuenta de muchas cosas, como la hermosura del clima cálido, la estricta necesidad de planeación, la limpieza profunda del alma, la alegría que uno aprende a infundirse en la añoranza, el reconocimiento de que las cosas tienen en su ciclo y hay que dejarlas ir.
En Oaxaca uno es muy apegado a todo. Tan es así, que heme de ejemplo, hasta mis vergonzosos 26 años pude salirme de la casa de mi mamá, me apegué tanto a un dolor que la depresión me duró casi 5 años (con seguridad digo ya se acabó). Mi adoración al que ya no regresará, me mantuvo cometiendo muchas mamadas. Mamadas que por cierto dieron fruto a este blog y ¡ay qué divertidas fueron! las volvería a hacer creo yo.
Ustedes no saben las densidades con las que me topé y que por un poco de vergüenza y respeto a mi misma, no cuento. Y digo, no son cosas del otro mundo, sino cosas que por su simpleza marcan de manera trascendental, esas simplezas son específicas de cada persona y cada uno las sabe y las guarda en la parte más profunda que puede.
Cuando me fui de México no me despedí de mucha gente, incluso ni siquiera hubo fiesta, cosa que me hubiera agradado, porque es un buen pretexto para emborracharse y pasar un buen rato, pero si no me despedí fue justo porque no quería encontrar razones para ponerme a pensar que marcharme era mala idea.
Amo a mi familia, amo en demasía a mis amigos, pero ellos tienen su vida y yo la mía. Aún no tengo muchas cosas trascendentes de las que pueda sentirme orgullosa y ya no espero nada, porque trabajo en ellas.
Hoy agregué a mi hermana al facebook, llevo muchos años sin hablar con ella, sin tener una plática seria, creo que el último acto amable de su parte fue hace 6 años cuando me vio realmente mal y me regaló dos pantalones, no arregló mi depresión, pero fue la última cosa amable que hizo por mí, no puedo exigir mucho, yo tampoco he hecho muchas cosas amables, al grado de relegarla a la indiferencia total, por eso hoy la agregué al feisbuk, esperando que la culera me acepte.
A veces creo que yo soy más culera y malagradecida de lo que imagino. ¿Qué le voy a hacer? Uno se la pasa pendejeando cuando está gobernado por otras cosas que no son la razón, el espíritu y la actitud.
¿Tienes razón para vivir? Pregunta cursi, kitch, tragi-cómica, de superación personal, pero cuando agarra un plano realmente filosófico ¡pácatelas! ¿Con qué te topas? ¿Hay razones realmente trascendentes? ¿A valido la pena todo lo que has hecho?
Tengo un diario nuevo con pasta de color rosa, con una foto impresa de mis gordas, antes de ese Gustavo me regaló un cuaderno rojo en el que escribí puras quejas de Estado Unidos, todo mi suplicio ahí está registrado, antes de ese cuadernillo, estaba el diario de 600 páginas que dejé en Oaxaca, días antes de partir arranqué muchas hojas, justo en las hojas donde había un dolor insoportable, las quemé y las dejé en una tumba.
Mi cuaderno rosa, está escrito con tinta azul, su contenido es rosa, registra ideas de ese proyecto al que le estoy poniendo mucho amor, y sólo escribo con mayúsculas cuando algo es realmente importante y debe ser realizado al pie de la letra, igual que las mayúsculas que escribe la gente terca.
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