Antes de enterarse que Bergman había muerto, Diane no había visto ninguna de sus películas, ese apellido era una referencia que había escuchado en el filme de ‘Annie Hall’ de Woody Allen, quien afirmaba la genialidad del Sueco.
Las letras de gente elocuente y seudointelectual de Oaxaca, se reunirían en la biblioteca pública, para realizar un ‘encuentro internacional de escritores’. Denis, Claudia y Diane, fueron parte del escaso público en el evento.
Escuchar poemas con figuras trilladas, lugares tan comunes como la coca cola en Cuba, o la cerveza quemada, inundaron la tortura de tres analfabestias féminas de la poesía. Mientras Diane anotaba en el ‘cuaderno para un ciudadano en apuros’, unas cuantas críticas de terror, atrás de su lugar alguien se sentaba, aún por la rabilla del ojo pudo impactarse por el hombre que tenía cerca.
Estar postrada en un silla por una hora, valió la pena cuando un escritor local, hizo una breve explicación del cuento minificción y muchos chascarrillos en torno a Augusto Monterroso… ‘Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí’.
Diane, no paró de reír por las aparentes estupideces que decía aquel escribidor. Cuando terminó el evento, una voz de tono grave y con un acento no muy americano le preguntó quien era el último ponente; la respiración casi se le va cuando miró sus ojos increíblemente azules, melena negra y casi dos metros de altura. Era el mismo tipo que se había sentado detrás suyo. En ese momento lamentó que su memoria del tamaño de una nuez, no pudiera responderle y que gracias a su mediocre timidez, no le hubiese coqueteado.
Fue obra de Denis a quien se le ocurrió hablarle e invitarlo a la feria del mezcal. A su vez, fue obra del alcohol que Diane e Isak, terminaran en un auto cuasicogiendo.
Al día siguiente Diane e Isak, ya iban tomados de la mano al encuentro internacional de escritores, por algún raro pretexto ambos buscaban besarse, aunque por muchos centímetros el sueco tuviera que agacharse a la oaxaqueña bajita, de cabello largo y negro.
Fue antes de la muerte de Ingmar Bergman, y después de la primer Guelaguetza en Oaxaca, cuando Diane e Isak se conocieron, para que unos días después ambos fueran a comprar ‘fresas salvajes’ al mercado 20 de noviembre.
Cuando Isak se fue, Diane no dejó de alimentarse, ‘Fanny y Alexander’, ‘Persona’, ‘El séptimo sello’, ‘Secretos de un matrimonio’, fueron algunas de sus asequibles golosinas para devorar a ese hombre que la había encantado, Bergman y el sueco.
Te querrom
2 comentarios:
el post de arriba, de los3, yo soy el primero no?? te he dicho que te quiero coger muy rico? besos
¡Vidita mía! sabes perfectamente que si. Nomás que ssshhh, luego me reclaman... jo, jo.
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