lunes, enero 08, 2007

Rey mago

Hasta hoy ocho de enero, llevo partiendo seis veces la rosca y tengo la gracia de que en ninguna ocasión me salga el monito; la verdad es que ya hasta me empalagué de tanto pan.
Hace algún tiempo, en mis años de universitaria mi maestro de inglés, al que nunca pude decirle correctamente una frase en inglés porque me inhibía pues según mis ojos era toda una guapura; me preguntó cuál había sido el mejor regalo que había recibido en mi vida, después de un largo rato de machetearle a los recuerdos llegué a la conclusión que el mejor regalo fue aquel de santos reyes. Sinceramente no llevo la cuenta de cuantos años llegué a creer en ellos, pero si recuerdo ese súper regalo al que adorné con una magia insospechada.
Era una moquita de qué será… unos 4 ó 5 años, y debo aclarar que mi familia no es muy ritualista, ya que supongo mi regalo no lo recibí un 6 de enero, bueno, uno de esas fechas salimos de la casa una tarde junto con mis hermanos que me llevan entre 8 y 7 años de diferencia, sinceramente no recuerdo para que salimos, pero cuando regresamos a casa me había dormido en el auto de mi mamá, y entre sueños oí como mis hermanos me despertaban para decirme ¡Lili, Lili, ya llegaron los santos reyes!, debajo del árbol de navidad plateado (que hasta la fecha conservamos) estaba una caja con el tan deseado ‘horno mágico’ que años atrás había pedido pero no me habían traído quezque era peligroso, pues podría quemarme al querer hacer mis pastelitos (risas, y más risas mientras lo escribo).
Lo maravilloso de ese regalo era ¿cómo joder habían entrado los reyes a mi casa y se habían molestado en dejar mi tan deseado regalo justo debajo del árbol? No responder a esa duda era lo que le daba la magnificencia de polvos brillantes, apariciones y desapariciones inesperadas. Definitivamente ese gran misterio sigue siendo obra de eso reyes tan queridos, porque desde hace muchos años que ni siquiera me he tomado la molestia en preguntarle a mi mamá y hermanos, sólo sé por unos efímeros comentarios que en ese entonces eran tan pinches caros los juguetes, digo, hablamos aproximadamente de 1988, 89, donde los tratados de libre comercio, y las demás piraterías de juguetes no existían; mi pobre madre tuvo que soltar una lanota de su aguinaldo para poder comprarlo y si años anteriores no me lo había dado era por esa razón, porque no había podido gastar ese dinero.
Pero ese detalle tan bello, desde que mi mamá lo comprara, mis hermanos lo escondieran, lo hizo tan tan maravilloso, que hasta la fecha siento que ese recuerdo de sentir bonito en el corazón, por esa magia que maquilló el momento, hasta ahora creo que es una de las cosas más lindas que mi familia ha hecho por mi (lagrimita, snif, snif).
Fuera de esas cosas que uno cree de niño, encontramos la contraparte, nunca falta el mocoso envidioso al que previamente le han roto la ilusión y no se conforma con guardarse el secreto sino que hace sufrir a los demás pues ‘ya se siente grande’ como para seguir chupándose el dedo, de lo que en su momento consideramos un gran fraude por parte de nuestros padres, a los que acusamos de habernos tomado el pelo vilmente, con alevosía y ventaja.
Supongo que ese año fue también cuando me enteré de la verdad, pero al igual fue muy extraño y sumamente confuso para mi, pues cuando llegué a la primaria muchos niños llegaron con su juguete, (obviamente yo no lo llevé porque era muy grande para mi tamañito) y el mugroso, horroroso, hijodesuputamadre, chamaquito parlante ‘sabelotodo’ empezó a gritar: ¡tú papá es quien te da el regalo, no los reyes magos!, cuando escuché eso mi shock fue doble, empezando porque yo crecí sin papá (murió cuando tenía unos cuantos meses de nacida) y el escuchar que mi papá me lo había traído era igualmente extraordinario, pensé que aún muerto se había molestado en dejarlo debajo del árbol, esa confusión le dio un giro a mi inocente cabecita; el desencanto de los muertos ya no lo recuerdo ni quiero hacerlo… pero esa breve confusión me dio esperanzas de regresarme a mi verdadero padre y evitarme la molestia de decirle ‘papá’ a cada nuevo novio de mi mamá.
En la clase de inglés, no pude decir más que: ‘the best gift in my life was a magic oven, when I was six years old’ no pude explicar, ni hubiera podido explicar el porqué era ‘el mejor regalo de mi vida’ el decirlo en inglés o español, hubiera sido igual de difícil. Obviamente todos se atacaron de la risa, el Polito hermoso (mi teacher) al que yo le argüía toda esa belleza espiritual y física se desplomó con la simple burla de mi respuesta, creo que desde ese día ya no me gustó tanto.

Geisha

6 comentarios:

Indigente Iletrado dijo...

Creo que firmemente que cualquier ser humano en tanto tenga una infancia relativamente feliz puede, cuando ya sea un adulto aburrido, achacoso y azotado; lidiar con prácticamente cualquier escenario.

Y tener fe -principio básico del amor, por ejemplo- es algo básico para éste desarrollo equilibrado. Los mitos nunca han sido inútiles, aunque en éstas épocas pragmáticas así se nos quiera enseñar.

Pocas emociones tan potentes, tan extasiantes, tan encabronadamente jubilosas como aquella que desataban los quince metros que corría mi cama hasta el comedor donde cada seis de enero encontraba relucientes cajas con juguetes que me hacían estremecer. Olvidaba que había pedido, ya no me importaba.

A mi me dijeron también que los Reyes eran los padres. Pero jamás les creí, al contrario: les tuve lástima por perdérselo (porque quienes no tienen fe, poco amor y pocos regalos tendrán)

¿Qué le hago? Soy un hombre de fe.

Smooth dijo...

que profesor tan mala onda... yo te ebsaria... no has ido a mi blog! snif! :(

Bob dijo...

Regresar a tus letras termina siendo el retorno a tus increibles realidades y hermosos sueños, es entrar en esa divina forma coloquial tan tuya, en la que aun no entiendo porque a veces intentas mostrarte tan madura, cuando en realidad continúas siendo una chiquilla maravillosa.

¡Felicidades!!!

Sator dijo...

El tema de la muerte y sus repercusiones es una constante en la vida de la mayoría de los escorpiones; y aunque no lo parezcan por su ferreo autocontrol son en el fondo muy sensibles. A la niña que vive en tí hay que apapacharla mucho, darle la seguridad de que el mundo y los que la rodean no la van a lastimar. Las flores de bach son una opción, bailar mucho sin ser consciente de si eres o no observada es otra, la meditación del río también te convendría. Esta última consiste en recostarte cerca de un riachuelo, y sentir como tu cuerpo es llevado por la corriente, imaginar que eres agua que va discurriendo suavemente por el cauce, evitando los obstáculos hasta llegar al mar. Esa sería una gran liberación y te va a enseñar a ser flexible y tolerante a las debilidades de los demás.

Anónimo dijo...

I would have passed you to the next level just by looking at your eyes and imagining the story behind....

La Milagrosa dijo...

CONCUERDO TOTALMEBTE CONTIGO.

De las mejores cosas que me han pasado en esta vida es hacer tenido año con año (hasta la fecha) unh regalo de los reyes magos junto a mi zapato (este año huarache).

Es increíble como si existen los reyes magos porque hasta a una amargada como yo le llevan un obsequio.