miércoles, enero 31, 2007

Reliquias

Uno de estos fines que me armé de valor y dije: ‘al diablo con todas esas cosas que ya no me sirven’, hurgué en los papelitos, basura y cosas que guardo desde hace unos años, saqué la ropa vieja, no tuve ningún remordimiento en meter en una bolsa los pantalones que desgastaron algunas manos para acariciarme las piernas, o que simplemente fueran las complices al dejarlos en el suelo donde gobernaba una cama.
Las blusas pegaditas que de tanto ser asaltadas por los ojos masculinos, se quedaron sin color,
Saqué también esas viejas bragas que tenían más tinta de paracaídas que objetos de deseo, y aunque disminuyeron considerablemente mis pares de calcetines mandé al demonio a todos aquellos que tuvieran grandes y vergonzosos agujeros o alguna costurita de mi pobre economía, empecé a hacer hipótesis al respecto, y llegué a la conclusión que esos hoyos horripilosos en mis tines, fueron la fuga de grandes ideas, de esas tantas que olvidé (porque dejen les digo a veces pienso con los pies, a veces con la vagina y una que otra con la cabeza), o la fuga de esos pasos sepsis que me quitaron una que otra conquista callejera.
Aprovechando, saqué también esos pares de zapatos de abuelita, los de payaso, las chanclitas que aunque les hiciera hoyos nunca sacaron el agua, los choclos rosas… esos si no, y mucho menos los tenis rojos que nunca combinan con nada, pero me pongo aunque estén tatarabuelos.
También en esa reorganización, encontré cosas que en otro momento buscaba y descubrí que muchas otras estaban perdidas, como mi DVD pirata de Georges Méliès al que consideraba toda una reliquia, recordándome mi alter ego de cineasta.
Entre mi recorrido de cosas perdidas me topé con la funda de mi violín, otro gran tesoro enarbolando mi gran y talentoso diploma al fracaso musical, recordé con cuanto esfuerzo le compré cada pieza desde los afinadores, el cojín, la barbada, el cordel, una que otra cuerda de pésima calidad, y la funda vieja que lo resguarda como un cofre egoísta encerrando una fortuna de recuerdos.
Entre algunas cajitas escondidas me hallé en pedazos de papel, me vi en blanco y negro, tomada de la mano con alguien, desnudándome con el flaco, cachondeando al panzón, o simular besándome con el sabroso, y me reí de mi, porque esas fotos, aunque fueran evidencias de algo, sólo eran representaciones de mentiras, de sueños, de teatros montados, de imágenes simbólicas de mis deseos y sueños frustrados.
En el comedor que sólo se ocupa en ocasiones especiales, me percaté que mi caos emocional infestaba a la mesa, con libros viejos, libros complejos, malos libros de prepa, revistas sin hojear, periódicos seminuevos de días pasados, cables, discos, papelitos de basura, tasas sucias, labiales, una cuchara para las cejas… todo un mundo de desorden interior.
Pero también hubo cosas que aun siendo basura no pude quitar, como la botella vacía de Bonnes detrás del tocador, la de vino tinto con un chorrito en el librero, esos recipientes que indiscretamente les dejé algún sabor y secreto de mis labios; los frascos vacíos de perfume que invadieron mi cuerpo y algún olfato a quien engañé con la esencia química de mi antiolor; el polvo del corto tiempo sin vivir, la plastilina de mis animaciones inanimadas, las cartas como trofeos ‘honoris causa’ de mis desamores…


Geisha

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo texto y si......esas cosas que guardamos y que a la vista de otros son basura, llevan impregnados momentos de nuestra vida....

La Milagrosa dijo...

Un hombre sin historia no es un hombre.
Siempre he creído que los boletos del autobús, los recados de mis amigos, las cartas de mis novios, las tarjetas de cumpleaños, las hojas con mis pensamientos deshilados, los tickets de la báscula más cercana, y demás cosas que cualkier otro consideraría basura, son parte de mi historia. Por consiguiente acumulo recuerdos a cuenta gotas y mi casa está cerca de parecerse a un nido de rata.

Aunke hace poco tiré una que otra chuchería que ya no era significativa para mis adentros.

LA ENTIENDO SEÑORITA GEISHA.

Venezolano1975 dijo...

Por lo que leí veo que hicistes limpieza por fuera; y por dentro?
Saludos
José

Anónimo dijo...

Por eso yo siempre viajo ligero, así no arrastras lastres, ni ocupas espacio innecesario, no tomo fotografías, ni tomo prisioneros.

Lo que vale la pena siempre estará ahí resguardado para cuando sea necesario.

Elver Cruzila dijo...

me gusta como escribes, solo una constante. LA CUCHARA DEL DESORDEN debe ser para las pestañas..o no?
elvercruzila.

Geisha dijo...

Cierto, realmente estaba consciente del error cuando lo releí, pero me dio flojera corregir.
Fé de erratas:
En la parte de las cejas, es pestañas. Jo, jo, saludos y gracias por notarlo.