Si mis estadísticas no me fallan, cada semestre tengo alrededor de cien alumnos. Esta vez tengo a unos ciento cuarenta, de los cuales unos ochenta no les he dado clase antes, por tanto no los conozco. En mi vida magisterial, acepto que me he sentido atraída por alguno de mis alumnos. Justo en este ciclo escolar, la mayor parte de mis educandos son varones, uno de ellos tiene cara de modelo y según oí por los chismes, era striper, ¡Dios tiene cara de heleno hollywodense!, por otro lado, no falta el encajoso que por interés en su calificación se pasa de hostigoso y seductor conmigo.
Me jacto de aparentar ser inmutable, aunque, no puedo evitar tener mi desliz psicológico en clase, jo. Solo tengo una manchita en mi vida laboral, solo UNA vez fui presa de la ilusión carnívora amorosa. Salí en dos ocasiones con uno de mis alumnos. El tipo era tres años mayor que yo, capitán del ejercito, encantador, excelente bailarín, culto, agradable, soltero, y hasta poeta.
Se encargó de estudiarme, y hasta confesó estar desconcertado por mis constantes cambios de humor, me dijo que por un momento podría ‘provocarlos’ en clase y en otro instante, callarlos, enojarme y adoptar una postura de mocosa graciosa e insegura.
Lo que más gracia me causa, es que tenía clase con ellos a las seis de la tarde, y el capitán permanecía con sus lentes de sol, porque según decía tenía una perrilla en los ojos, además de no dejar de verme con intensiones que no fueran las meramente académicas, con miraditas de ese tipo cuando tienes que trabajar, es bastante difícil guardar la calma y aparentar autoridad.
En una ocasión, me puse una falda entallada por debajo de la rodilla, una blusa pegadita roja y mis zapatillitas de Aquiles (con tiras que se amarran a las pantorrillas), en ese entonces cuando el susodicho, ni siquiera llamaba mi atención, buscó el pretexto para preguntarme acerca de algunos poemas que me había dado a leer para que le criticara, yo en la postura más humilde y sincera posible, le dije que estaba con la persona menos indicada, porque me declaré ‘verde’ para lo que me pedía, el que sea su maestra (por necesidad, más que por vocación), no me confería la más mínima autoridad para que me hiciese caso en mi juicio en materia poética, aunque la verdad creía que algunos de sus poemas, eran bastante buenos.
Intentó hacer plática y retenerme, pero estaba muy cansada, un poco harta y a punto del mal humor, ya que los pies me estaban matando. Hasta que se le salió decir que ese día me veía muy bien falda, ja, ja, ja, en ese instante, se me quitó el mal humor.
Días después consiguió mi teléfono y un viernes, me invitó a salir, debo confesar que ese día no había comido y la verdad tenía la esperanza de que me invitara a cenar, por eso lo hice ¡Lo juro!, por eso le dije que si.
Le di la dirección de mi casa y pasó por mi; fui directa, al grano, ‘tengo hambre, vamos a cenar’, después de satisfacer mi apetito podía cortarme como la leche, pero la platica entre la tlayuda, resultó más interesante de lo que pensaba, me enteré que era Capitán, encargado de las telecomunicaciones de una base aérea, ya tenía una ingeniería, bailaba folclor en la casa de la cultura y había entrado a la escuela porque le gustaba la fotografía.
Comenzó a querer indagar sobre mi. ¿Por qué no tienes novio? ¿Por qué escondes esa melancolía?, ‘a veces creo que muy dentro de ti lloras’... ¿de dónde había sacado tantas cosas sobre mi? Me era absolutamente incongruente que un hombre militar, fuera tan ‘sensible’, ‘tan humano’, ‘tan no patán’.
La segunda ocasión que salí con él, fueron unos días después del 14 de febrero, en su coche, sacó de algún lado que no vi una cajita hermosa, un empaque dorado con un moño azul, lo recuerdo, porque era más mi consternación que sin conocerle tanto se tomara esa molestia, no me importaba qué hubiera en esa caja, pero lo deslumbrante del empaque y el detalle me habría encantado en ese momento. El regalo fue lo de menos. Aún tengo esa cajita, el lugar oficial para los condones, jaaaaa, esa es mala señal, porque si tengo aún preservativos ahí es que llevo ya bastante tiempo de abstinencia.
Esa velada fue una de las más agradables que haya tenido con un hombre, sin siquiera haber tenido sexo o incluso un beso, me llevó a la base aérea militar y pude entrar a las bodegas donde estaban los helicópteros y las avionetas, mientras me moría del frío y del miedo de ser descubierta, porque obvio me había metido ahí con el peligro de que él fuera arrestado.
Lo que pasó después, ya no lo entiendo, la tercera o cuarta vez que salimos, una vez desnuda me rehusé a la lujuria con él, ya había pronunciado las palabras mágicas, quería algo serio, un noviazgo o algo parecido. Yo tenía en juego mi trabajo. Me gustaba fumar como chancuaco fuera de la escuela con otros de mis alumnos, era incapaz de compartir algunos secretos, mi naturaleza no me permitía aceptar a alguien que con solo verme podía leer lo que había dentro de mi.
Un día, un alumno hostigoso llegó y me abrazó como si fuera una de sus grandes amistades o más que eso, el mejor amigo del capitán me vio, ese día él no entró a clases, y los siguientes que entró yo contesté el teléfono a Enrique para que fuera por mi al trabajo. Nunca más volvimos a hablar del asunto. Me remití a darle su calificación, a conservar mi trabajo, él a no quitarse las gafas de sol y a no intentar voltear, cada vez que me veía cerca.
11 comentarios:
Pero es parte del encanto de enseñar.
En mi profesion, se dice que los instructores son como los marineros modernos: Tiene un amor en cada puerto.
en parte puede ser verdad
Que trágico, casi como una película de Woody Allen. A la vez es mágica esta historia :)
Que espécimen de militar tan raro te tocó conocer, pero en fin.
Saludos.
Querida Geisha...
Tu historia me hizo recordar algo que he intentado olvidar...a un Militar.
Es una historia que no me he atrevido a contar, pero también era Capitán, y para acabarla de amolar también Ing. en Telecomunicaciones militares...y otras coincidencias...ya que no todos los militares son burdos o patanes como se podria creer...
Creo, en mi personal opinion, que fue lo mejor no haber continuado el incipiente romance.
Besos...
Diana
Que los entrenene para la guerra no quiere decir que no sean humanos... algunos de mis mejores amigos son militares, con carrera, quisiera apuntar que no conozco bien a ningún soldado de tropa así que no se si sean "patanes" jajaja, el resto de mis bro's son buen pedo y relax.
Quizá en aquella ocasión la que tuvo miedo fuiste tu, miedo de enamorarte.
Saludos, Diego
que.. fea.. eres!
digo.. soy hombre, pero como dices... encontrar a un militar con esas caracteristicas?? chaaale... ni el coronel de las fuerzas armadas del estado mayor presidencial creo que tenga ni el 10% de cultura que el que te encontraste.. enserio...
ademas.. que tiene que hubieran sido novioas pareja etc etc etc???? mi mama se caso con uno de sus alumnos y heme aqui! jajaja
aunque debo confesar que algo me heredaron que a mi tambien me gustan unas que otras maestras que me dieron clases e incluso llegue a salir con una que otra pero... todo desinteresadamente, yo no perseguia la calificacion ni ser "el conse" sino me gustaba la mujer en si, su pensamiento, su intelectualidad, su forma de ser y porque no... tambien toooooooooodo su cuerpo...
digo... tu eras su maestra en horas de trabajo... un paso fuera de la escuela son lo que ustedes quieran ser ;) claro.. discretamente
muuuy chido tu blog... hoy me he encontrado con blogs chingones
saludos!
Sé que los militares son infames, patanes, una maleza de la raza humana, la peor degradación del ser convertido en un animal 'disciplinado para matar'. Me consta porque una de las personas que más amo en este mundo es uno de ellos, y lo acepto cual mounstro que es, sólo porque es mi hermano. Probablemente esté equivocada y no todos sean así.
Bienvenido Maverick
Excelente y buenisimo tu relato, aunque hay un detalle que me pica,y estoy totalmente en desacuerdo aun con maverick.
Existen o existimos militares que sin afan de presumir, tenemos educación y preparación, algunos hasta nos hemos preocupado de tener educación universitaria. Quiza eso no nos haga mejores que otros seres humanos, pero inevitablemente si nos hace preocuparnos más por el entorno, haciendonos ver la vida de forma diferente y en el caso concreto de tu hermano, mi divina Geisha, algun día te daras cuenta que ese patan que tienes por hermano tiene más cualidades humanas de las que imaginas.
Un beso
Querida Geisha...
se que me perdonará lo que diré...pero no comparto su opinion generalizada de los militares, lo bueno es que dices que probablemente estes equivocada.
Cada quien hablamos por nuestras vivencias y cada ser se degrada a si mismo en cualquier momento de su vida...pero... en estos momentos que vive mi ciudad, en los unicos que podemos confiar es en los militares, al rato como van las cosas, tendremos una ciudad militarizada pero alguien tiene que detener lo que está pasando...
Besos tristes...
Diana
Hola.
No quisiera criticar a nadie pero creo que tu texto es novelesco, es decir, hecho de manera literaria. Como dije anteriormente, no quiero ofender a nadie pero creo que estan equivocados, esta historia es ficcion. Quiza tenga tintes autobiograficos, pero nada mas. Lo digo por que te dicen que clase de militar te toco conocer y yo la verdad no creo que conociste a alguien asi, simplemente quisiste escribir algo asi. Cada escritor tiene una historia que se le ocurrio y a ti te salio esa. Es curioso como la realidad y la ficcion se pueden entrelazar. Si yo te conociera entonces sabría perfectamente que tan autobiografica es tu historia.
Saludos.
pues me gusto tu historia, real o fisticia no se pero es bonita. saludos.
Damn it...
¿Porqué no fuí capitán?
Capitán de Meseros de perdis...
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