Ver como todas las familias se reunían, cómo es que la ola consumista alborotaba los centros comerciales, y como es que regresando de enero todos hablaban de lo divertidas que eran sus fechas invernales, le provocaban cierto malestar aunado a la envidia que provoca el “no tener”. Para ella era catastrófico volver la mirada a su casa, ni una visita, ni una llamada, ni un banquete, ni un solo abrazo, ni un regalo, con desaliento rechazaba las invitaciones de la cena del 24, para encerrarse en su casa junto con el sentimiento de culpabilidad que le causaría dejar sola a su madre en casa esa fecha precisamente.
Las vacaciones, fueran las que fueran, eran sinónimo de buscar empleo, unas veces de mesera, otras de vendedora de juguetes, otra más de recepcionista, y a veces de tiende camas. Los últimos 25 de diciembre y aún los 24, eran días de trabajo.
Pero a pesar de lo que asqueroso que resultara, tender camas era divertido, conocer los residuos de intimidad en un motel eran cosas que no cualquiera conocía, desde ver pornografía, imaginar como coge la gente, escuchar los muchos gritos de mujeres, incitaba a pensar el tamaño de la verga del varón, saludar a uno que otro funcionario público, ver a muchos tantos putitos con cara de machos, despampanantes rubias o decrépitas putas, eran el pan de cada día de las habitaciones que se vendían.
Una empleada de esos lugares o aprende a controlarse o aprende a persignarse recatadamente y tachar de inmorales a los que entran, indudablemente lo último, era mejor visto por los patrones negreros, que le intentaban dar clases de moral a la Diana universitaria mala hija.
El segundo diciembre que trabajó ahí, le regalaron una despensa que recibió gustosa, jamás en ningún trabajo le habían regalado algo y está vez por mínimo que fuera el detalle, provocó que su decrépito invierno no fuera tan miserable, y no miserable porque no tuviera que comer, sino porque se sentía pobre de alma, pobre de espíritu, pobre de ser humana, pobre de ser una miserable empleada.
Geisha
10 comentarios:
Cuando escucho 'Navidad' siempre recuerdo que es la época del año con mayor cantidad de suicidios en el mundo.
Jo, jo, jo, en los últimos años he trabajado como negra en las navidades, para olvidarme que tengo que festejar algo.
Hay muchas cosas que me gustan de la época, pero tambien hay otras que detesto..como tanta mercadotecnia inútil y otras estupideces...
Saludos Mi Geisha...
Diana
p.d. me encanta cuando rie así...(jojojo)....jajaja
No era una miserable empleada... se sentía miserable
yo creo que si le llamaba la atención imaginar como cogía la gente en el motel y quería ganar lana mejor le hubiera entrado de puta. Quesque ganan re-bien, ¿no?
¿y si Diana se diera cuenta de que la miseria la lleva en el alma? La vida se pliega maravillosamente a lo que proyectamos en ella.
La Navidad epoca contradictoria dependiendo desde donde lo veas, pero siempre una espoca especial, he trabajado muchas veces en Navidad para poder comer, para poder vivr, como parte de mis responsabilidades, pero gracias a dios siempre con buena disposición, creo que todo se debe disfrutar o vivir de la mejor manera, hasta los momentos dificiles de la vida.
Saludos
José
Navidad: el clasico nudo gordiano....
Saluditos.
PARACE QUE LA NAVIDAD FUERA UNA ESPECIE DE -ABRIGO- CON EL QUE *DEBEMOS ABRIGARNOS TODOS...
Que se queden dormidos los centinelas en los cuarteles...
¿Te sabes el resto de la canción?
Publicar un comentario