jueves, junio 30, 2011

él-- gol

Él llegó a mi casa, al día siguiente que regresé, huí a vestirme cuando me anunciaron que estaba esperandome en la puerta, porque aún a medio día me encontraba en pijama.
¿Qué habríamos de decirnos? ¿Seguiríamos sintiendo lo mismo de hace años?

Fuí a tomar café, salí de la cafetería y a media cuadra mientras caminaba con un él, me encontré a otro él, que dormía medio desnudo en la calle, toda su piel sucia y su cabellera enrerada daban señas inequívocas de una locura que no sé clasificación.

Me senté en la silla de madera en un bar para tomar cerveza y botana barata, que por supuesto no pagaría.

Un borracho bailaba moviendo el trasero con señas de ser puto. Minutos después, el borracho bailarín intentó meterle la mano a los huevos de un tipo que vendía dulces.
El de los dulces intentó alejarse del borracho; típico de los putos doble cara, que bajo el influjo del alcohol, sólo tienen huevos para agarrar los huevos a otro 'él' que se deje.

Un él que desconocía tocó mi hombró, reaccioné con susto por una caricia que no quería y fue más mi susto cuando lo vi, el que me había tocado el hombro, ya de lejos vi que era un cojo con cara de idiota, mis acompañantes conocedores del ambiente me dijeron que era un cojo fingido, y luego frente a mí a un par de metros, empezó a mandarme besos con su mano buena, mientras la otra la torcía y mantenía pegada a su pecho.

Me puse los lentes al tercer gol, todo porque al segundo gol de EE.UU. grité 'goool', pensando erróneamente que era un gol mexicano, me avergoncé en demasía, porque todos pensaron que mi devoción futbolera se había vuelto gringa.

Conocí a otro él, en otro bar fresamente bonito donde tomé con un poco de susto y gusto un mezcal reposado, mi primer mezcal después de año y medio.

Con cuatro éles, grité cómodamente por los siguientes dos goles mexicanos, que habrían de sumar cuatro gooooles mexicanos. ¡Ah huevo estoy en mi país, disfrutando de su fiesta y su show patético!

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