miércoles, septiembre 15, 2010

Bicentenario en los EEUU


Hoy 15 septiembre, si estuviera en México despotricaría unos cuántos juicios desaprobatorios sobre el festejo excesivo del bicentenario de la independencia,   pero he decidido no hacerlo, porque extraño a mi familia, y lo que más deseo en estos momentos es estar embriagándome con mis amigos, pintándome la cara de verde, blanco y rojo, y gritando al estilo de Alex Lora ¡viva México cabrones! 
Jo, me duele decirlo, pero ahora no puedo, estoy en los Estados Unidos y mi único mejor amigo es colombiano, quien justamente ganó el premio de Novela del bicentenario en México, ja, ja, ja, me rio porque no he visto al culero, después de todo algo tuve que ver con ese premio, al pasarle el dato.
Ahora soy parte de ese número irrisorio de inmigrantes que vivimos del otro lado, la razón me parece coherente: queremos mejorar nuestra calidad de vida, aunque en definitiva nuestro costo sea muy alto, nadie sabe lo que se siente ser inmigrante, hasta que no tienes una tortillería a la vuelta de la esquina, no escuchas a los tigres del norte en la radio, o no logras apaciguar tu tristeza con una mala telenovela de televisa.
Bien dice el dicho, más rápido cae un hablador que un cojo. Heme aquí, en  los Estados Unidos, después de despotricar unos cuántos juicios antiyanquis y no me quejo, la verdad me han tratado muy bien, pero ese amor (del que ahora soy consciente) por mi gente es inevitable. 
Hoy he conocido a un paisano de Puebla, le he preguntado si habrá festejo con la comunidad mexicana, dice que no, porque todos entre semana están trabajando, jo, yo también.
El año pasado trabajé en 15 y 16, en una escuela culera donde se trabaja casi todo el año, sin que los días festivos te los paguen doble. 
Vivir en un lugar conflictivo como Oaxaca, donde hay marchas, bloqueos, desempleo todos los días, pensé que me haría más consciente o más fuerte ante esta sociedad, no es así, he conocido a mucha gente latinoamericana de  Guatemala, Colombia, Panamá, Argentina, Brasil, Costa Rica, Cuba, Perú, Nicaragua y pareciera que todos opinan como disco rayando que su país está cada vez peor,  delincuencia organizada, gobiernos desorganizados, guerrillas, marchas, desempleo, pobreza, educación precaria, poco apoyo  al arte y la cultura, y toda esa gente no quiere volver a su patria.
Hace unos meses en clases de verano, donde mis compañeras eran tres chicas estadounidenses, analizábamos el discurso de García Márquez cuando recibió en premio Nobel de Literatura, cruel realidad: crear una literatura hermosa, sin que seamos capaces de cambiar una historia llena de atrocidades y de injusticia social, a ellas se les hizo difícil entender el contenido, plagado de metáforas que sólo quienes vivimos en carne propia todo eso, sabemos de qué está hablando Gabo.
Hoy me topé con tres libros, uno de fotoperiodísmo en Nicaragua, otro sobre Guatemala, otro sobre Japón. El contenido de los dos primeros era básicamente el mismo, cuerpo mutilados, armas, policías parando manchas, campesinos con armas, reporteros asesinados, mientras que Japón era un paraíso de armonía, belleza y paz. Pensé en la bomba atómica. ¿Necesitamos una arma de tal mortandad para cambiar y decidir en serio hacer las cosas de otra manera para  alcanzar  un bien común más notorio?
Disculpen, que sea tan, tan, pero tan, cursi y kitsch, pero en verdad que hoy me siento triste. Inicié el día viendo sangre, recordé la celebración, y  estuve trabajando todo el día sin dejar de pensar que en estos momentos quisiera estar con mi gente, ni modo, te aguantas mi reina...
De verdad, es una sensación de impotencia, es algo que tengo que ir a arreglar con la montaña, abrazar a un árbol y llorar como niña. Si, porque ahora hasta me da vergüenza llorar enfrente de cualquier persona. Es una mezcla rara, porque desde aquí no puedo hacer nada, bueno, lo único que hago, es aumentar la estadística de remesas para México, pero no es suficiente.
En este lugar tan lleno de comodidades, en este país donde he sido tratada con tanta amabilidad, dónde todo es claro, preciso, legal, donde se siguen las reglas al pie de la letra, dónde me exigen que mi trabajo no sea óptimo sino excelente (por lo menos en mi mundo), es como, es como... no sé, un capitalismo al que tiré tanta palabrería y ahora me parece tan confortable.
Sí, yo sé que suena a una verdadera chingadera, pero ya saben, que yo cuando escribo, soy sincera, aunque se me haga difícil precisar los conceptos. 
Son las 9 de la noche, en poco tiempo iré a dormir, conteniéndome estas horrendas ganas de tomar mezcal, fumando el último cigarro para festejar desde este lado del mundo y pensando en mi cabeza ¡Viva México! ¡Viva la revuelta! ¡Viva la paz! ¡Viva la familia!

Ah si jefa, mañana voy al banco, mañana te mando dinero, te quiero harto. 



 

5 comentarios:

Sekhmet dijo...

¡Viva la Geisha!

Y los que estamos en México queremos irnos de aquí, no porque no amemos a nuestro país, sino porque odiamos a nuestro rechingado gobierno

actvservidor dijo...

NO todos nos quejamos. Hagamos como decía don Vito Corleone "todos pueden contar historias tristes, yo no pienso hacerlo".
Avance mi Geisha, usted échele ganas a lo suyo que la mejor manera de honrar a la patria es dejando bien en alto su nombre en donde sea que uno se encuentre.

saluos!!
(¡¡y que viva méxico y las delicias mexicanas: sus mujeres que no se callan!!)

Geisha dijo...

Ay los amoooo!

Roman Cancco dijo...

Si, Oaxaca esta llena de personas conflictivas, pero somos mas los que queremos y trabajamos por el bienestar de la ciudad en la que vivimos.
=)

Jinshio dijo...

Los japoneses son educados y dados a la honradez, no como nosotros que dicen que "somos mezcla de gente que busca ríos de sangre y gente que ve el trabajo como un pecado", claro que hay muchas excepciones
Quién no quisiera ver a esos hermosos países dando todo su buen esplendor..
Ya uno de estos días les tocara el grito un fin de semana paisanos ;)