miércoles, junio 17, 2009

Basta de primeras veces

Existe una costumbre aberrante de la que no he podido desprenderme: el recuerdo de las primeras veces.
Ese eterno recordar de momentos irrepetibles, inconscientemente me han llevado a revivir situaciones que se asemejen al pasado.
No he borrado aún la primera vez que sentí vergüenza en sexto de primaria porque llevaba una blusa pegada que mostraba mis pezones sin cubrir por un corpiño; la ocasión en que un niño desconocido me sacó a bailar en una tardeada de la secundaria y me dio el primer beso, sentí que flotaba ¡lo juro!; cuando decidida, consciente, con toda la plena seguridad de mi cuerpo, con todo el amor que una vez pude sentir por alguien, abrí las piernas y unas gotitas de sangre dieron testimonio del primer coito; la vez cuando la muerte de alguien muy cercano a mí, me dolió hasta el tejido roto de mi virginidad.
De ahí en fuera las otras primeras veces, han pasado desapercibidas. Si recordamos estos momentos, que son las situaciones más kitchs que toda mujer vive (porque somos seres que congénitamente traemos la carga de clichés y condenas morales, mucho antes de nacer), es porque… realmente no sé por qué, pero la fémina que haya olvidado sus primeras veces sin culpa, ni deseos, ni añoranzas de haberlas vivido, probablemente tenga cierto grado de superioridad a los parámetros de toda mujer promedio, como lo soy yo.
Me he propuesto dejar de quejarme, si estoy sola, bien me lo he ganado, pero también gracias a ello, he podido escribir, he podido hacer algunos otros pininos que les apuesto no hubiera hecho si tuviera una pareja a la mano, con quien perder mi tiempo en la cama. Esto del reconocimiento de las primeras veces, ha servido para perdonarme algunas cosas, debo decir que soy demasiado soberbia, incluso algo cruel conmigo, pero en este proceso de enmiendo es difícil, demasiado difícil.
Encontrar esos hilos sueltos, las cosas inconclusas que dejé, me han retornado a los caminos que ya no quiero repetir.
Esa constante de entregarme totalmente a alguien que no me quiere, se vino reproduciendo desde que aclaré que amaba al chico de cabello rizado, al que nunca se lo dije con palabras, pero le escribí una serie de poemas que jamás le di, y lo que es más importante, al que le abrí las piernas decidida, consciente, contenta, segura de que nunca habría de arrepentirme. No me arrepentí, pero nunca más volví a escribir poemas con tantas vísceras, con tanta sinceridad y creo que no volveré a hacerlo.
Hace unas semanas Oskarito me preguntaba si realmente me había enamorado hasta los huesos de alguien, en el entendido de que ese amor fuera recíproco. Me fue vergonzoso confesar que nunca, siempre he dado de más yo y regularmente se van sin dejar rastro, o soy la culera que manda al diablo sin tentarse el corazón.
Busco amoríos que no dejen rastro, por ejemplo las cosas se tornaron distintas con Enrique, porque al inicio de nuestra relación, yo estaba muy consciente de que él se iría de vuelta a Estados Unidos, pero todo chafeó cuando no se fue.
Cuando muere alguien muy querido, me es inevitable una catarsis horrenda que me puede durar años. La primera vez así fue, el autismo, las decisiones extremas, el reniego de todo, el pesimismo, mi devaluación como mujer, la mirada caída, la gran dificultad para encontrar un equilibrio mayor a un par de horas, la urgente necesidad de que alguien sólo te escuche y no te de consejos de nada, resultaron grandes problemas. Gracias a Lulú, conocí la mayor parte de las iglesias del centro histórico de Oaxaca, esperando que esas visitas pudieran liberarnos de algo, con ella reafirmé una necesidad de tener fe en algo, que probablemente nunca hubiera logrado de no ser por hundirme en el más profundo fango espiritual.
Hace unos meses, cuando dejé de ir al teatro, cuando Maleno murió, cuando el Maestro Calleja también se fue, volví a recordar todo eso. Arguyo que gran parte de todos estos escritos paulatinos de malestar, se deben a círculos que no se han cerrado y que debo concluír.
La última vez que fui al istmo vi a Jasci, mi amiga de la primaria, esta ocasión guardamos silencio, cosa increíble porque siempre había algo que contarnos, siempre había algo que vomitar, siempre había que terminar con algunas chilladeras, siempre habría que abrazarnos, siempre había que reírnos de todo, esta ocasión ambas estábamos templadas, sin novedad alguna, sin los relatos permanentes de las primeras veces, ahora ambas escorpionas estábamos pasando por un proceso de reencuentro, de rectificación, de cerrar círculos, de poner en la mesa ‘esto fui’ y ya no lo seré más, como si esas primeras veces se fueran acabando y se hundieran dignamente en la desmemoria, donde incluso, ya no tengamos que contarlas como ‘la primera vez así fue’ sino como la última que ya no será más.

11 comentarios:

Dark Romanticism dijo...

que rapido se deslinda la memoria de aquello que consideraba suyo, que triste es entender su olvido...

La Guera Rodríguez dijo...

Cuantas reflexiones en un solo post...que me ha llegado porque quiza estoy en un "atorón" momentáneo ( como dice Fer ) y se necesita tomar un respiro para continuar...

Abrazos solidarios...

Geisha dijo...

Lalo:

Creo absolutamente lo contrario, si algo me cuesta es olvidar, aunque en definitiva no lo demuestre.

Saludos Diana querida, viera las cosas que tengo en la cabeza, que no he podido escribir... en fin, ya saldran.

Un beso.

antonio dijo...

muy bueno
no te conocia
pero volvere para leerte
me gusta tu blog

Robo! dijo...

por eso regrese a leer tu blog, porque expresas cosas que nunca había sabido (aunque te lo imaginas) y mucho menos leido.

un abrazo.

Mauricio Ruiz dijo...

Hola, gracias por leer. De la otra cosa, sí. Heriberto es un regañón.

Buena tarde.

Por lo demás:

azteca_klan@hotmail.com

Beto.. dijo...

Hace mucho no comentaba, aunque siempre entro a leer pero ahora si me pego este post, hay muchas primeras veces que a veces no se quieren olvidar, se aferra a ellas aunque, aunque ahora ya no existan las razones que provocaron esa primera vez, es dificil porque hay que desprenderse de todo... incluyendo esas primeras veces que en ocasiones nos llevan flotando sobre una tablita en medio del mar aunque el barco ya se haya hundido.

Geisha dijo...

Lamento que les haya pegado, pero apenas estoy saliendo de mi ola de pesimismo.

Hoy di el primer paso, ja, pareciera una terapia de anónimos, pero por fin pude decirselo a la personas más importante. ¡Por fin!

marrascapache dijo...

Hola, esta bueno el texto, seguiré tu blog saludos.

Anónimo dijo...

Como dice Diana muchas reflexiones para un solo post.
Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas pero no quiero decir algo hmm triste o melancolico.

Muchas primeras veces no se olvidan y las aprendes a apreciar más con el tiempo. Bah las cargas emocionales de la primera vez... pero mejor pensar en la primera vez que verdaderamente haces el amor.

La primera vez (por mas triste que sea) que te das cuenta que no podes seguir perdiendo el tiempo con gente (no sólo hombres) que no te valoran.

La primera vez que te das cuenta, lo mucho que tenés para dar.

un abrazo mujer

El Hombre Comic dijo...

chingonada de blog salu2
te invito a pasar por el mio
es de comics y tecno
salu2