Estaba revisando algunos documentos en mi compu y me encontré con algunas fotos que Quique me pasó de su cuarto, mucho antes de que lo conociera burlando la presencia de su hermana, en una noche que se nos ocurrió aventurarnos para evitar la gastadera de un cuarto.
La estruendosa cantidad de muñequitos repartidos en un juguetero del tamaño de una de las cuatro paredes, su fanatismo por el América demostrado en un logo pintado en otro de los muros, un retrato hecho a lápiz de su rostro, su cama individual con una colcha de figuras propias para un adolescente y para culminar la atmósfera, toda una colección de cidis, de los ‘Héroes del silencio’ me hicieron caer en cuenta de una hipótesis escalofriante... ¡No tuve infancia!, ¡joder! Ahora comprendo, porqué soy tan amargada.
Ese horrible terror al vacío, sus gustos tan barrocos en materia de juguetes, porque hasta ha llegado a presumirme que tiene toda una colección de muñecos de star wars, me han hecho recordar que ni siquiera conservo un mugroso trastecito, los últimos indicios de juguetes, fueron esos peluches, exiliados al cuarto de mi mamá, que me han regalado en algún cumpleaños, aún a sabiendas que me chocan los pachoncitos que no sirven para nada, sólo para guardar polvo.
Pensé que yo era la cursi, pero ya veo que no. Tengo más indicios de ermitaña y amargada, a diferencia de las risotadas y los juegos de palabras que él hace cada vez que puede. Una vez más constato: somos diferentes. ¡Y me caga!
Ayer no me salvé de que se burlara de mi, pero la venganza es dulce... sólo porque pronuncié mal una palabra no paró de chingar, así que estuve alerta de que dijera alguna mamada... que es muy común en él. Estábamos hablando de la obra de teatro (en la cuál yo participé), entonces se le ocurrió decir que él podría escribir una obra de teatro y representarla, Perla, mi amiga, le dijo con intencionado sarcasmo: ‘pues ya veremos que tal sale tu opera prima’, bruto como él solo respondió: No voy a hacer una opera, dije obra.
Me tocó el momento de restregarle su americanismo insólito, y hacerle la aclaración de que opera prima, no se refería a los cantos de alguien, sino a un termino latino cuyo significado es un ‘primer trabajo’, también entendido como una primer obra, pero por supuesto él no lo sabía. Restregar a alguien alguna megalomanía personal, es algo que no acostumbro a hacer, pero en esta ocasión la venganza lo ameritaba, cosa que disfruté mucho porque se la merecía. Después de eso, no volví a pronunciar mal ninguna otra palabra, y Quique se quedó callado, mientras yo seguía parlando sobre una obra que fui a ver hace un año, sobre un poema de Sor Juana, Primero sueño...
La austeridad es una de mis prioridades, con el tiempo me he encargado de deshacerme de todos eso objetos inútiles, pero cada vez me cuesta más trabajo desprenderme de papeles, libretas y revistas, o devolver libros que no son míos.
Hay cosas que me preocupan, desde que salí de secundaria no he vuelto pasar más de media hora jugando videojuegos y a duras penas sé mover las piezas del ajedrez, en los últimos ocho meses he dedicado demasiado tiempo a los ensayos de teatro, para que a la hora de la presentación de la obra, mi puto vestido se le abra el cierre, sea atacada por un pánico horrible y no entre a tiempo a escena; o después de ensayar algunas ocasiones la parte donde chillo, no me salga ninguna lágrima al momento. Es un fastidio no lograrlo.
A veces pienso que envidio más a Quique de lo que imagino, desde que me dijo que fue a poner químicos a los jardines de una casa de Roger Waters y consiguió su autógrafo, o la vez que se fue a ver en helicóptero las cataratas del Niagara, no dejo de pensar que todas esas horas que pasé en una universidad han sido inútiles. De nada sirve tener un título, si me he encargado de conocer una ínfima parte del mundo a través de una pantalla o de una página de papel.
Odio a Enrique, lo odio, lo odio, lo odio. No sé hasta qué grado. La envidia me corroe, no puedo evitarlo. Ya me dio flojera, no tengo más que decir.
La estruendosa cantidad de muñequitos repartidos en un juguetero del tamaño de una de las cuatro paredes, su fanatismo por el América demostrado en un logo pintado en otro de los muros, un retrato hecho a lápiz de su rostro, su cama individual con una colcha de figuras propias para un adolescente y para culminar la atmósfera, toda una colección de cidis, de los ‘Héroes del silencio’ me hicieron caer en cuenta de una hipótesis escalofriante... ¡No tuve infancia!, ¡joder! Ahora comprendo, porqué soy tan amargada.
Ese horrible terror al vacío, sus gustos tan barrocos en materia de juguetes, porque hasta ha llegado a presumirme que tiene toda una colección de muñecos de star wars, me han hecho recordar que ni siquiera conservo un mugroso trastecito, los últimos indicios de juguetes, fueron esos peluches, exiliados al cuarto de mi mamá, que me han regalado en algún cumpleaños, aún a sabiendas que me chocan los pachoncitos que no sirven para nada, sólo para guardar polvo.
Pensé que yo era la cursi, pero ya veo que no. Tengo más indicios de ermitaña y amargada, a diferencia de las risotadas y los juegos de palabras que él hace cada vez que puede. Una vez más constato: somos diferentes. ¡Y me caga!
Ayer no me salvé de que se burlara de mi, pero la venganza es dulce... sólo porque pronuncié mal una palabra no paró de chingar, así que estuve alerta de que dijera alguna mamada... que es muy común en él. Estábamos hablando de la obra de teatro (en la cuál yo participé), entonces se le ocurrió decir que él podría escribir una obra de teatro y representarla, Perla, mi amiga, le dijo con intencionado sarcasmo: ‘pues ya veremos que tal sale tu opera prima’, bruto como él solo respondió: No voy a hacer una opera, dije obra.
Me tocó el momento de restregarle su americanismo insólito, y hacerle la aclaración de que opera prima, no se refería a los cantos de alguien, sino a un termino latino cuyo significado es un ‘primer trabajo’, también entendido como una primer obra, pero por supuesto él no lo sabía. Restregar a alguien alguna megalomanía personal, es algo que no acostumbro a hacer, pero en esta ocasión la venganza lo ameritaba, cosa que disfruté mucho porque se la merecía. Después de eso, no volví a pronunciar mal ninguna otra palabra, y Quique se quedó callado, mientras yo seguía parlando sobre una obra que fui a ver hace un año, sobre un poema de Sor Juana, Primero sueño...
La austeridad es una de mis prioridades, con el tiempo me he encargado de deshacerme de todos eso objetos inútiles, pero cada vez me cuesta más trabajo desprenderme de papeles, libretas y revistas, o devolver libros que no son míos.
Hay cosas que me preocupan, desde que salí de secundaria no he vuelto pasar más de media hora jugando videojuegos y a duras penas sé mover las piezas del ajedrez, en los últimos ocho meses he dedicado demasiado tiempo a los ensayos de teatro, para que a la hora de la presentación de la obra, mi puto vestido se le abra el cierre, sea atacada por un pánico horrible y no entre a tiempo a escena; o después de ensayar algunas ocasiones la parte donde chillo, no me salga ninguna lágrima al momento. Es un fastidio no lograrlo.
A veces pienso que envidio más a Quique de lo que imagino, desde que me dijo que fue a poner químicos a los jardines de una casa de Roger Waters y consiguió su autógrafo, o la vez que se fue a ver en helicóptero las cataratas del Niagara, no dejo de pensar que todas esas horas que pasé en una universidad han sido inútiles. De nada sirve tener un título, si me he encargado de conocer una ínfima parte del mundo a través de una pantalla o de una página de papel.
Odio a Enrique, lo odio, lo odio, lo odio. No sé hasta qué grado. La envidia me corroe, no puedo evitarlo. Ya me dio flojera, no tengo más que decir.
2 comentarios:
mmm si es ironico, cuando uno decide dedicarse a terminar una carrera, que segun nos dijeron será la mejor manera de vivir bien en el futuro y resulta que no, y para acabarla te topas despues con gente que ha vivido mil y un cosas, aunque no tenga trabajo fijo o no tengan muchas cosas de valor, que a final de cuentas es lo que menos les importa....yo propongo que mandemos a la fregada todo y con mochila en mano y el poco dinero que se tenga a la mano, ir a los lugares que siempre hemos querido conocer....ja...ojala fuera tan facil.
Es un placer leerle como siempre...
y aqui me tiene como su admiradora numero 1..!!
ahora si...visiteme cuando pueda!! ;-)
Saludos y besos!!
Mayte
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