¿Cuántas veces casi nos morimos?
¿Cuántas veces me besaste sin dejar de ser la misma para ti?
¿Cuántas veces nos rolamos el pago de las cervezas en cantinas con mesas del peltre oxidado?
¿Cuántas veces te quedaste a dormir en mi casa y respetaste mi cama?
¿Cuántas veces me llamaste ‘hueca del cerebro’?
¿Cuántas veces fumamos en los arquitos?
¿Cuántas veces bailamos y la gente se nos quedó viendo por hacer pantomima y media?
¿Cuántas veces tocamos el chelo juntos?
Lo que más valoro de ti, son tus disculpas de palabras bajas, tus oídos dispuestos, tus frases inteligentosas, tus muchas objeciones, sobre todo tus manos cuando hubo necesidad que tomaran las mías, y esa vez que al filo de la noche, mi boca cantando ‘paloma negra’ y cerveza en mano, me dijiste ‘mujer hermosa’ mientras acercabas tus dedos a tus labios y de ellos emergían el halago que más me ha gustado de cualquier hombre por el simple hecho de haberlo dicho tú, gracias Emiliano, mejores amigos, no pudimos ser.
2 comentarios:
Se sobreentiende que un amigo es un amigo, aunque a veces no sepamos ni siquiera que es lo que tenemos entre manos... Y esto se da justamente cuando no nos damos cuenta del calibre de la mujer que se encuentra a nuestro lado.
Un Beso
B.
¿‘Hueca del cerebro’?
Je ne pas compris
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