Simplemente esa suprasensibilidad de hedonismo, placer por placer, riesgo por riesgo, o el ismo de los alcohólicos, en el que te perfilas como buen neófito.
Te sientas en el piso tapizado por petates, justo en el otro extremo de la diminuta mesa, donde puedes contemplar a esa hermosa japonesa, con un gracioso acento en su español, que entiende perfectamente el significado de un ‘poca madre’ un ‘no hay pedo’, un ‘está chido’ o los modismos más recurrentes de jovenzuelos como tú sin mucho talento en la boca.
Mientras transcurre una charla que tu no entiendes, te muestra los tapetes de lana que ella a tejido, llegas a la conclusión de que te estas enamorando y se te antoja besarle esos labios diminutos, esos ojos pequeñitos, ese rostro oriental que te ha inundado por una extraña atracción y te hace contemplarla desde un plano sexual, una belleza no comparable con los patrones que regularmente suelen tener cualquier gente, sino esa belleza que se distingue en lo habitual, en los rasgos más comunes y menos extraordinarios que pocas veces te has puesto a observar detenidamente en alguien, como lo haces ahora con Nabuko.
Se levanta de su lugar en busca de la botella de mezcal con semillas de maracuyá, que minutos después te encuentras ingiriendo en esos vasitos diminutos y chatos que supones tuvo que haber traído de su país, ella se muestra amable y te convida de su cigarro; mientras un largo silencio casi te hace invisible, recuerdas que minutos antes estuviste escuchando la obra de teatro de un amigo, pero sólo recuerdas el ‘coquet cot coó’ del personaje que imita a un pollo, y también recuerdas la pregunta que te hizo ‘¿Qué te metiste?’ se te hace gracioso, porque sabes que sólo estas en una leve etapa del alcohol, esta vez no has necesitado de otra sustancia para tener cara de idiota o los ojos que por su dilatación te pongan en evidencia.
Te sigues cuestionando, odias el mezcal, algunas veces te revelaste contra alguien de tu familia que fumara frente a ti, también detestas esas charlas en las que te ríes como un completo idiota y no dices nada; ahora se te hace tan placentero este momento, que todos esos prejuicios sirven para una cosa: arrepentirte de lo que fuiste.
Te sitúas en el espacio, estas en la casa de Nabuko, haciendo lo que odias, bebiendo lo que detestas, ahora estas mirándola, constatando que esa mujer te ha cautivado con su cuerpo chiquito, su estatura bajita, su cabello alborotado, su sonrisa infantil, sus pies descalzos, sus manos suavecitas; sólo deseas una cosa: besarla por cada rincón de su cuerpo, enamorarte de ella por unos instantes, sabes que eso es imposible, sabes que eso es improbable, lo primero que haría sería echarte de su casa si intentas algo, ¡grandísima estúpida! Sólo te lo impide una cosa que ahora recuerdas de tu existencia, ella, al igual que tú, es una mujer.
Liliana Toy
10 comentarios:
Oh...ese es un final Inesperado!
¿Habrá una fantasía más recurrente para un hombre que tener enfente a dos mujeres dándose placer y dejándose llevar por sus instintos ?
Non credo Io
Joder!!!
saludos
José
Continúa la historia...por favor!
que más dá que sea una mujer?
Sabes cuantas veces me ha pasado lo mismo a mi..?
Por ser una soberana estúpida?...jeje y no saber detectar si la "otra" quiza tiene la misma sensación o la misma "curiosidad" que yo..?
Sabes que haría yo, cuando tenga frente a mi a una mujer de cabello largo oscuro,rasgos orientales y de apellido Toy..? ;=)
Besos
Diana
Me gustan las orientales, ya sabes.
Aunque me estoy convenciendo que más por vocación que por fetiche.
Saludos Geisha...
El folio te la asigna el sistema, como puedes ver en el listado, así que no hay peligro de que se te pierda.
La contraseña es la que tu eliges.
Como te piden que la repitas seguramente es una que ya conoces.
D.
Me gusta!
En toda mi enfermiza adicción al manga nunca había leido tal nombre: "Nabuko".
Por cierto, todo el apoyo en caza de letras!
Luego me cuentas si está bonito!
todo me ha gustado, ese relato infalible del alcohol el deseo y los recuerdos fugases de la exitencia, mas me ha muerto de risa el final, no lo esperaba pero me ha gustado tambien.
Exelente como siempre, Besos grndes!
a la madre!! que buenfinal jajajaja te la volaste... siempre tan chingona, besotes
Supongo que fue bastante gracioso el final, en fin, que se le puede hacer cuando pasan esas cosas. Querido Xoco, el nombre obviamente lo inventé, pero no deja de sonar similar al verdadero.
Siempre me he preguntado el ¿por qué a muchos de los varones a los que conozco les encantan las mujeres orientales, no tengo idea, y supongo que no lo sabré, no soy varón para entenderlo.
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