domingo, septiembre 09, 2012

a través de Pink Floyd

¿A dónde se fueron esas mil bocas instantáneas, esas dichas en el gemido breve y los susurros contenidos?

Cierras los ojos, sientes mil bocas, un par de dedos que caminan multiplicados por tres en las corbas. Bajan los labios a desiertos plenos, ondas de electricidad llegan al cerebro. Abajo las bragas. Abajo los celos. Tormentas que limpian los excesos de destrucción.

Curas el cerebro de un hombre desconocido, él te agradece y admiras el recuerdo con un adejtivo que llamas fealdad, pero no es fealdad, simplemente  se encierra en esa palabra porque tu vocabulario no tiene otra para nombrarlo.

Regresas y bailas a un lugar que contemplas como conocido, tu cuerpo se contonea con otro. Un lenguaje que dominas permea entre frases cortadas.

Vuelves.