miércoles, marzo 31, 2010

Si lo preguntan no lo sé...






No sé cómo, ni con qué pretexto llegué aquí, ni tampo cómo ni con qué recursos estuve ahí, por supuesto sin pagar un peso.

Madreada, pero feliz, por nadar en un cenote me di un golpesito en la rodilla y antier me caí, traigo las rodillas con costras oouch!

sábado, marzo 27, 2010

¿Alguna vez les dije que nunca he viajado en avión?


¿Alguna vez les dije que nunca he viajado en avión? ah, pues hace unos días lo hice, mi 'cotización', según mi anterior jefe, y mi dignidad destrozada (oh si) pagó la oferta del avión.


No lo pregunten, porque es difícil explicar, y ni yo misma lo sé, pero ahora estoy en Campeche.


Todo gracias a mi nuevo papá pilata...



Mi primer intento de panorámica...


viernes, marzo 26, 2010

De los lugares de paso




El fin de semana pasado estuve en un motel, al que por cierto entré a escondidas porque me colé a una habitación, justo en ese momento me acordé de muchas cosas... de las que por cierto no he hablado nunca en el blog, no sé por qué, pero ahora que lo pienso son de lo más divertidas...

De cuando trabajé en un motel.
De cuando le cobré la habitación a uno de mis maestros.
De cuando aprendí que el motel es el mejor lugar para gritar a tu libre albedrío.
De cuando por no tener dinero, lo escondí debajo de la cama de mi cuarto.
De cuando lo escondí debajo de la cama y la habitación apestaba a alcohol, mi mamá entró para regañarme, nunca supe si se dio cuenta, pero esa vez sólo me regañó por llegar borracha.
De cuando le di un golpe al coche dentro de mi casa, por sacar al hombre a escondidas.
De cuando entré a un motel agachada.
De cuando entré sin agacharme.
Esta última vez, en verdad entré para dormir porque ya era muy tarde y no había dónde quedarnos, lo gracioso de la situación fue la cantaleta de Arol (novio de Mirna) ¡no puede ser, estoy en un motel con dos mujeres y no puedo hacer nada! bueno, con su novia si podía, pero conmigo no, y aunque lo hubiera hecho, no creo que se haya sentido a gusto con mi presencia.


Geisha y Diana





Después de muchos años, conocí a mi mejor amiga de la red, Diana dos blogstars se reunén, con cinco años de conocerse por medio de letritas y fotos. Llegué después de mi travesía en el tráfico de periférico, en medio de la noche, mi desesperación y por supuesto la botella de mezcal.

¡somos de carne y hueso con nalgas reales y la definida construcción de nuestros egos!

martes, marzo 23, 2010

Vestido de ochocientos

Hoy Mirna y yo, fuimos a tepito. Comimos en el departamento de su novio, y hablamos de cosas profundas, como por ejemplo ‘conseguir empleo’, situación que a todos los que nos rodean les preocupa, pero nosotras seguimos en el oasis. La situación de desempleo, no nos preocupa tanto, como el hecho de que los demás se preocupen por ello.

También hoy me sentó en la mesa mi nuevo papá y dijo, ya tienes 26, el tiempo corre, debes irte por lo práctico, ya después cuando tengas algo seguro (traducido en: un empleo de ocho horas con el que puedas pagar tu departamento y comida), estudias lo que quieras. ¡A la chingada las letras, a la chingada la lectura, a la chingada la fotografía, a la chingada tus sueños de artista! Eres una mortal, nadie sabe de tu genio, debes aspirar a un empleo que ofrezca seguro médico y un fondo para tu retiro de vieja. Tiene razón, le doy toda la razón.

Otra de mis tías me dijo que en lugar de estudiar letras, estudie enfermería un año y me será posible conseguir un empleo en el gobierno. Aún ni siquiera entro a la facultad, y ya todos opinan (la verdad dudo ser seleccionada, así que tampoco me estreso).

Mañana me voy de aquí.

El plazo que me puse de paraíso: mata-tu-antigua-vida, casi ha concluido. He pensado en mi vida, he pensado que mi conducta en esta ciudad ha sido de lo más decente y decorosa, digna de la doncella que era a los 21, ¿cuándo iba a salir con alguien de manita sudada?, ¿cuándo le iba a aplacar las hormonas al calenturiento que en la primera quiere llevarme a un motel?, ¿cuándo iba a negar y desdeñar mi tabaquismo?, ¿cuándo iba a ser regañada por no llegar a la casa?, o ¿cuándo iba a dar santo y seña de con quién y a dónde salgo?, eso nunca hubiera ocurrido en Oaxaca. Unas cosas se pierden y otros compromisos se ganan.

Por otro lado, con todo y sus limitantes, mi vida me parece más aventurada que de costumbre, paseo por los mercados, camino por las calles, paso horas en el metro, las combis, los micros, visito las casas de mis tías en busca de comida rica y gratis, corro para llegar a casa, y aunque ustedes no lo crean, en medio de este caos, he encontrado silencio dentro de mí.

Pensé que extrañaría la comida, pero creo que lo que más extraño son las cosas más pendejas de mi placer, como estar sin sostén en mi casa, portar poca ropa, escuchar y cantar mi música favorita, pelear con el Gordo y obligarlo a hacerlo decir que me ama, pero lo que más extraño es lo primero: andar sin sostén.

Del precioso 36 B que era, se me redujo a un 34 B, ¡nooooo! Mis encantos disminuyen en la medida en que la comida se raciona, camino muchos kilómetros diarios, subo y bajo escaleras, tomo más de cinco litros de agua.

Mi inconsciencia ha llegado a tal grado, que no puedo controlar el impulso de no gastar en comida por dos semanas, tan sólo por comprar un vestido de ochocientos pesos, que me quedó ¡divino! Ja, ja, ja. ¡Dios! La vanidad es algo terrible, pero tienen que ver lo preciosa que me veo con el escotazo y la minifalda de holanes, ¡caramba!, me he dicho cien veces que ese vestido es un exceso, un exceso, un exceso, en el que por cierto no puedo dejar de pensar desde que lo vi.

Otra de las cosas más fantásticas y maravillosas, que me han ocurrido, es que tengo libros!! Buenos libros y por supuesto a mis amiguis.

No sé que pase en los siguientes meses, realmente no lo sé, pero no me preocupa tanto, he fracasado tantas veces, ha habido tantos madrazos (como todos los tenemos en algún momento, tampoco me siento martir), que esta decisión, se me ha hecho lo más coherente que he hecho en mi vida, me hace tener la absoluta seguridad de decir: ‘hice lo correcto’, aunque mi familia opine lo contrario.

Fuimos a tepito a buscar una imitación muy barata de ese vestido de ochocientos, por supuesto, no lo había y por supuesto, aunque la hubiera tampoco lo hubiera comprado.

sábado, marzo 20, 2010

¡qué bonito es el amor!

Esta es una práctica que no acostumbro (refritear), pero por obra de la casualidad encontré un texto que me puso roja, recordé algún viaje y mi lindo amorío con un bloguero, hace años, sin duda las letras de ese tiempo eran bonitas. Estaba harto enamorada y todo defecto me era un encanto, Ja, ja, ja.


Después de la Sara Sefchovich, con su libro “Demasiado amor”, ando buscando pretexto para escribir algo meloso y bonito. Aprovechando su influencia literaria de viaje permanente, amor ilimitado y prostitución accidental, mis manos fluyen en palabras por los caminos inciertos del amor.

Mi piel mestiza te invita a su arquitectura llena de rincones y de laberintos inexplorados que solamente tú has descubierto.
La primera vez que te besé te manché de marrón, el color de mi labial preferido. En el desayuno yo pedí unos chilaquiles grasosos, y tú un plato de corn flakes que se hicieron aguaditos porque no dejábamos de hablar, y yo de mirarte; ahora te digo con una canción que me hace recordar esos momentos…

You're just too good to be trueCan't take my eyes off of you
Y canto a toda voz sin importar que en casa critiquen mi actitud inexplicable.

Hicimos el amor sin planearlo, sin prever cual sería el mejor momento, cerraste la puerta que yo dejé abierta, y en breve ya me tenías en tus brazos, ya me tenías rendida en tu boca, ya tenías mi cuerpo caliente que te pedía a gritos desde mucho tiempo atrás.
Me quité los pantalones de mezclilla para que conocieras mis bragas azules, me quité la blusa azul, para que conocieras mi sostén blanco, para que inundaras con tu mar de saliva mis pezones erectos y oscuros por ti. Y no hubo objeción ni repelo, fueron sumisos ante tus labios, como lo fue mi boca ante tu sexo.
De azul me conociste y me encontraste cálida, de azul marino te conocí y te encontré ardiente.
Después de tenernos en cuatro paredes extrañas, que registraron nuestra primera cama rechinada, yo apunté en el libro de mi mente tu gesto divino que se dibujó en tu cara cuando encima de ti empecé a mover mis caderas, también cuando te quitaste los lentes para verme con la realeza de tus ojos defectuosos.
Registré también ese breve dolor que provocaste cuando me penetraste, cuando en el primer segundo abriste en mí un camino, y mi útero se amoldó a tu verga con su lento vaivén y otras veces violento.
Contigo hice el amor en la mañana, en la tarde, en la madrugada, en la noche, a primer hora, cuando desperté junto con tu erección diaria, en una cama de un hotel feo, en una cama individual, en una cama bonita, en tu cama.

Con la ventana abierta y la lluvia afuera me monte desnuda sobre ti.
I`m gonna love you like nobody´s loved you
Come rain or come shine.
High as a mountain and deep as a river,
Come rain or come shine

Contigo me bañé con agua muy caliente, con el jabón Dove que llevabas, besé tu espalda, tu cara, tus labios con agua y me reclamaste no haberlo hecho con jabón.
Me enseñaste la ciudad cuna de la ultraderecha este país, me enseñaste la ciudad pequeña donde cuesta mucho trabajo cargar un garrafón de agua, me enseñaste caminos empedrados, conocí a tus amigos con quienes vociferaste largos discursos sobre política, me enseñaste el bar donde frecuentabas tomar cerveza y tomamos cerveza ahí. Me enseñaste ha probar la felicidad por unos días y lo fui como nunca antes.
Me enseñaste a fumar delicados, a escuchar tango, a cantar junto con cocainómanos, junto con mi lesbiana favorita de voz aguardientosa, junto con mis paisanos oaxaqueños, junto con mis paisanas mestizas, y junto con el puto español de Bosé…

Si tú no vuelves, se secaran todos los mares,
Y esperare sin ti, tapiado el fondo de algún recuerdo…

Y te quise porque le gritaste a la grabadora “cállate”, y te quise porque cargaste mi maleta muchas cuadras, y te quise porque tomaste mi mano y a veces la dejaste sola esperando tu palma, y te quise porque junto contigo probé los baguettes más deliciosos que he comido, y te quise porque contigo comí nieve de fresa, fresas congeladas y agua de fresa todas las veces que pude, y te quise porque fuimos al cine y no te enojaste porque interrumpí la película con mis comentarios absurdos; y te quise y te quiero por muchas cosas más.
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía
Que te cuente como estoy, y sepas lo que ahí
Y mi amor, amor, estoy aquí no ves
Si no vuelves no habrá vida no sé lo que haré.

Conmigo te emborrachaste con muchas tecate, y dibujaste una carita en mi rodilla con lo dos lunares que parecen ojitos, y me dijiste que ya estaba borrachita porque mis chapas coloradas me delataban, y esa noche no hicimos el amor porque te dormiste en mis pies y te quité las gafas, te acomodé y te tapé con la sabana, y me quedé dormida en un rinconcito, porque abarcaste toda la cama y no pude moverte; y te quise y te quiero por las muchas veces que te dije “Amor” y sonrió al recordarlo.
Por ti comencé a leer a Rimdaud en una terminal de autobuses, y me aprendí el primer fragmento de “Una temporada en el infierno” como tu lo recitaste.

En otro tiempo, si mal no recuerdo, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones y en el que se derramaban todos los vinos.
Una noche senté a la belleza sobre mis rodillas - y la encontré amarga-. Y la injurié.

Y fui feliz porque fui una mujer desconocida que conocí contigo, y fuiste el desconocido del que ya me había enamorado, que desde siempre ya había soñado y conocido, como mi principio, mi presente y mi final.

jueves, marzo 18, 2010

Llamada telefónica

-¿Quién te dio mi número?
-Oh, ¡qué modos de saludar!
-No tengo otra forma de saludarte.
-¿No te da gusto escucharme?

Demonios, si, sí me da gusto escucharte, pero no quiero oír el ruido que me ocasionas ¡maldita sea! ¡estaba tan tranquila sin ti!

-Y ahora, ¿algo grave pasó? ¿tu hermano se murió? Bueno, bueno ¿qué quieres?
-Uy, te recordaba más amable.
-¿Qué quieres que diga?

Por primera vez hay decisión y seriedad en lo que dice.

-Estoy en México, quiero verte.

Se me sube la sangre a la cabeza y mojo los calzones. Si, si, siiiii quiero verlo, quiero verlo… para patearle el culo. ¡Déjate de hipocresías! Quieres verle, por la misma razón que él quiere verte a ti.

-¿y eso, a qué se debe tu visita a la ciudad?
-Cuestiones del trabajo voy a estar unos días y aprovecho el puente. ¿Cómo has estado? ¿ya conseguiste trabajo?
-¿Y de cuándo acá te importo?

La decisión se le acaba, porque ni él mismo da crédito de lo que ha hecho: buscarme.

-¿Te acuerdas de tu regalo de Reyes?
-¡Imbécil! No me regalaste nada, bueno si, el placer de golpearte, pensándolo bien debí de hacerlo con más fuerza.
-¿Tons? ¿qué vas a hacer al rato? ¿nos vemos?

Por más que uno desee cerrar círculos, una y otra vez se volverán a abrir como pruebas para ver si realmente se han superado.

sábado, marzo 13, 2010

Cabinas oscuras

Hoy Mirna y yo, fuimos a ver a Tania al hotel donde se hospeda, un lugar algo ostentoso pues está cerca del paseo de la Reforma, cuando ella iba a preguntar sobre el número de habitación, a mí se me ocurrió hacer una broma, je, je, je, la abracé y le dije al recepcionista: ‘queremos una habitación’, Mirna me vio con cara de susto y de pronto azotamos la carcajada.
De regreso, pasamos por el monumento a la revolución y mientras caminábamos rumbo al metro, vimos una sex-shop, atrás de nosotras venía un chico (de buen ver, por cierto).
Cuando cruzamos la calle, el tipo empezó a decirnos algo con un tonito cubano ‘¡ay lindas, ustedes son justo como me gustan!’, mientras nos perreaba entramos a la sex shop y el tipo no pudo contener su decepción, admiración, horror o burla, o todo revuelto con un: ¡ay Dios!, pero eso no fue todo, nosotras inocentes entramos con objeto de pleno esparcimiento cultural, digo, uno nunca sabe cuando se pueda necesitar un dildo doble con cinturón, una tanga de presión al clítoris, un tubo succionador, un sillón con dildo vibrador, unos llaveritos de penes y senos, o ya siendo muy modesto el asunto, un lubricante de sabor o una película porno.
Mientras subíamos al segundo piso de la tienda, yo estaba atacada de la risa por el cubano, pero nos quedaron viendo, dos tipos con cara de guardias de seguridad de un antro, que atendían la tienda, yo y mi escándalo risotesco, sin darme cuenta fui a dar a la sexxxión de películas, y vi por un rinconcito oscuro había un letrero ‘cabinas’, nos admiramos porque había pocos aparatejos para ser una ‘tienda’, entonces llegó una pareja, la que parecía mujer con bolas mal esparcidas por el cuerpo, pagó y pasó con un tipo a ‘cabinas’, ¡ups! Ese lugar no era ni una tienda, ni un inocente y decente motel ¡caramba! Treinta segundos después salimos corriendo del lugar, ja, ja, ja, ja, ja. El cubano no se había admirado porque fuéramos unas femes curiosas, en pro de enriquecer su cultura kamanóstica, sino porque éramos dos niñas entrando a una sex-shop donde no se venden aparatejos, sino donde se rentan cabinas oscuras, ja, ja, ja, nosotras todavía somos inocentes provincianas... ja, ja, ja!!

Todos los días aprendemos algo nuevo sobre la ciudad.

viernes, marzo 12, 2010

En eso me cotizo

Cuando regresé a Oaxaca respiré hondo y profundo, para desintoxicar mis pulmones según yo. A la media hora de estar en casa, salí hecha la mocha a ver a mis amigas en el café, a los primeros cinco minutos de estar con ellas, comencé a llorar, mientras comía ese pastel francés que tanto me gusta. Le pregunté a mamá Mary ¿por qué me tiene que ser todo tan difícil? ¡puta, extraño todo, y más este pastel! Snif, snif.
Dos días después me eché mi primer round legal. Regresé a mi trabajo para cobrar la quincena que mi jefe se comprometió a darme, porque prácticamente me estaba despidiendo, cuando solicité licencia para irme un mes.
Sucedió lo que me temía, a mi exjefe se le había olvidado que había hecho el compromiso de pagarme mi liquidación; iba mentalmente preparada para el golpe bajo, soy una mujer cobarde, demasiado conformista, evito todo problema porque me choca estar en dimes y diretes, y estuve a punto de darme de la vuelta e irme con los cuatrocientos pesos correspondientes a mis exámenes extraordinarios por evitarme broncas.
Mientras esperaba saliera el pago, hablé con Chuchis por teléfono, mi mejor amiga y abogada, ella me dio valor para volver a entrar y ya no pedir, sino exigir que el acuerdo ofrecido se cumpliera. Volví a entrar, no sé de donde saqué valor para replantear el asunto… ‘yo sólo regresé a Oaxaca porqué usted me ofreció pagarme una quincena y me iba todo el semestre, no vengo a exigirle nada más’.
Ardió Troya.. ‘no me lo aprobó la junta, ya se me olvidó, me dejaste botado el trabajo’… repetí la consigna ‘yo no vengo a pedirle nada extra, ni a robarle, se hizo un acuerdo, usted me ofreció pagarme una quincena ¿para qué hacer esto más grande? –estaba decidida a ir a conciliación y arbitraje- Volvió a arder Troya:
¡AH PUES SI EN ESO TE COTIZAS! Ven mañana por tu cheque y firmas tu renuncia.
No me cotizo en eso, sólo vengo por lo que se acordó, pero si a esas vamos, ok vengo mañana y le firmo el papel que quiera.
Ese día mi vestido rojo me lucía bien. ¡cuál puta Magdalena realmente me sentí humillada! Era la segunda vez que lloraba en mi regreso a Oaxaca, pero no de nostalgia, sino de ¡coraje!
Si había que entrar en asuntos legales, era quedarme más tiempo ahí, pues me valía madres, ¡piensen lo que quieran! Iba a ir por ese cheque al día siguiente.
Cuatro años de cariño a esa escuela se fueron al caño y con ellos la estima que alguna vez le tuve al viejo.
Pensé en todos los derechos a los que renunciamos por un trabajo que nos paga para medio vivir, pero no nos da seguro, ni utilidades, ni nos provee de una seguridad social. Recordé que desde que tengo 16, trabajé desde meserear, sacar copias, pasar noches enteras o hasta 16 horas seguidas de recepcionista, hasta llegar a ser profesora, y ahora me daban una patada por el culo, tan sólo con una humillante frase, como si uno estuviera pidiendo limosna, como si fueras un ladrón que hurta lo que no le corresponde, como si fuera un timador que pide dinero sin haberlo ganado honradamente, cuando es absolutamente legal exigir pago por un despido injustificado o por como fuere.
En los breves momentos que estuve en la escuela, uno de mis alumnos más queridos me dijo ¿por qué te fuiste? De otros recibí reclamos por no haberme despedido, me hicieron preguntas de cuándo regresaría. No voy a volver, me gustaba mi trabajo, me sacaban canas verdes, los amo, pero no voy a volver.
Finalmente las circunstancias me dieron una razón para regresar al defe, con el orgullo un tanto lastimado.
Los lazos que uno alimenta con amor siempre perduran, por más lejos que te encuentres... me decía en el camino de regreso. La verdad es que al salir de casa me sentí contenta, porque ya no tenía más razones para quedarme.
Las rupturas nunca son suaves, siempre son desastrosas.

martes, marzo 09, 2010

¡Yo fui a ver a Coldplay!




Cuando uno no espera nada, las cosas más inverosímiles ocurren. Debo confesar, que fuera de las peripecias, hay también muchas cosas buenas y extraordinarias que me han ocurrido, una de ellas ir al concierto de Coldplay.

Es ‘extraordinario’ porque en definitiva, no ando en épocas de gastar para un boleto, ni tampoco lo esperaba, resulta que mi hermano, me pregunta el sábado:

-¿conoces a Cuspley, Culplay, algo así?

- Si, viene a México el 6, ¡ah pus si hoy es 6!, hoy viene.

- ¿quieres ir?

- ¡siiiiiiiiii!- grito como enajenada fan.

Tuve que sacrificar una fiesta-peda de cumpleaños, de uno de mis amigos, en las trajineras de Xochimilco el sábado, por quedarme a cuidar a los tres mocos de mi carnal, para ir al concierto el domingo.

No me pregunten cómo fue, porque hasta yo no me la creo, no hice filas, estuve en la zona de más cercana al grupo y un amable chaparrito (comisionado de mi carnal) me llevó a mi casa, sana y salva, aunque obvio, todo wey nunca pierde la oportunidad para pegar su chicle.

¡Benditos juegos artificiales!

Ahí estuve, en el concierto, queriéndole mentar y romperle la cara a la mocosa que casi me destroza el tímpano, no me dejaba escuchar a gusto la música y el ‘¿cómo están cabrones?’ de Chris Martin.

El calor entre tanta gente y la frotación de muchos cuerpos, no me salvó de las bromas de Elias que no dejó de chingar que si no me había fajado a alguien… ‘¿qué cuentas le voy a dar a mamá? ¡Después de tanta frotación no me extrañaría que salieras embarcelona! Eres un pendejo. Punto y putooo!

Creo que he olvidado mencionar, que mi hermano es un naco a mucha honra y de lo peor.

Tomé buenas fotos, grabé algunas rolas y me emocioné muchooooo! Aquí les va la crónica visual.








Mi manita y la mariposa de papel.






Violet Hill ¿por qué al principio? ¿por quéeee?

Yellow con pelotitas!!


Y finalmente mi cara de emputada por la pinche gritona ¡hija de la chingada! con timbre de mujer que va a parir!!! tal parece que a propósito la hacía la culera, pero bueno, era Coldplay.

viernes, marzo 05, 2010

Dos cajas

Hoy me declaro chilanga. Ya tengo tarjeta del metro, del metrobús y la del tren ligero.
Las pasiones y los vicios humanos, son los mismos aquí y en cualquier parte del mundo, tener necesidad es lo mismo que tener hambre aquí y en África. Todos los días paso una buena parte de mi tiempo en el metro. Veo a los vendedores ambulantes, yo también soy una de ellos, pensé en mí, en mi mamá y en la forma en la cual ella pagó parte de mi universidad, por tres años tuve un porcentaje de beca, pero lo que restaba, lo pagaba gracias a sus ventas, ventas que en algunas ocasiones fueron de discos piratas.
Nunca me dio vergüenza pregonarlo, porque incluso cuando entraba en debate con mis alumnos por lo derechos de autor, lo confesé, para poner en evidencia que este capitalismo absurdo, no permite que nada ni nadie sea legal.
Todos los días, en cada vagón del metro hay tres, cuatro, cinco, vendedores de dulces, discos, plumas, y hasta los que venden su miseria, los que se dejan caer en un saco con vidrios para herirse la espalda, ¿cuántas historias no hay detrás de cada vendedor, de cada miserable mentiroso, de cada enfermo verdadero, de cada indígena necesitado, de cada freak insoportablemente real, de cada extorsionador huevón? ¿Cuántos pies con várices de mujeres vendedoras de discos que a la vez cargan a su hijo? ¿Cuánto dinero se ha invertido con anuncios de ‘hagamos un metro con orden’ cuándo los mensajes no sirven de nada, si no hay planes y acciones concretos para los cientos de autoempleados?
¿Qué necesidad tengo de ver todo eso? Si en casa dejé a mi madre como única familia, mi auto, mi confort, mis amigos, mi trabajo. Es mi prueba de fuego, a un lago de ácido, al que no puedo ser ajena. Porque me resisto a seguir con la misma historia de vida de mi madre, porque odio tener que pagar tantos putos impuestos de un auto al que tengo que mantener como un hijo, porque quiero un confort que no sea momentáneo, porque ya no quiero copiar las mismas ideas de mis amigos, porque ya no quiero un trabajo que me explote y no me brinde ni seguro social, ni lo que por ley me corresponde. El confort también es un cúmulo de atrocidades a las que me resisto, las que ya no quiero preservar, porque ese confort me hubiera seguido carcomiendo el alma, esclavizándome con cosas que ya no quiero hacer. La historia de mi vida es una hoja que tiene muchas manchas. Seguirá siendo una hoja manchada, pero con la diferencia que ahora yo doy los pincelazos que se me dan la gana.
A nadie le gustan los cambios. Tres semanas con tos, la desaprobación total de personas que son importantes en mi vida, el clima de una ciudad que no me entra en los pulmones, y un examen de admisión que dudo pasar.
¿A quién le gustan los cambios? ¡A nadie!, pues ni modo, lo hice. Fui a casa el fin pasado y aunque regresé con mucha nostalgia, con muchas ganas de querer dormir otra vez en mi cama, de comer en mi cocina, descubrí que mis cosas ya estaban en dos cajas. Los libros estaban relegados al olvido y al polvo. Lloré al ver a mis amigas, tenía que hacerlo con ellas, porque en casa no podía darme ese lujo.
Volví al trabajo para arreglar pendientes y esa última visita fue tan determinante, que tuve una razón de peso para decir que NO quiero volver aquí. Gracias por todo, gracias por ser parte en cuatro años de mi vida, pero me voy por insultarme.
Vengo a esta ciudad porque aquí está mi padre, porque odio a esos hombres que en mi tierra me hicieron añicos el sexo y mi dignidad, porque siempre he sabido lo que quiero pero ahora me he dado la oportunidad de hacerlo.
Hasta el blog suena feo, se siente enfermo, se lee lento, se habla poco y pierde efecto.
Ni modo, asumo las consecuencias. Viajo en el tren ligero.

jueves, marzo 04, 2010

Admisión a la facultad de las pesadillas

Alguna vez quisiste pertenecer a la facultad de Filosofía y Letras.
Estás en la cafetería y descubres que a un paso de los treinta, ya te caga toda esa gente que por querer parecer o ser ‘diferente’, se atavía con ropas negras, estoperoles, collares raros, greñas desbordadas, rastas, ropas raídas en pro de la moda hippie, maquillajes exagerados, y lo que más te caga es ver a chicos guapos con pendejadas de ese tipo, ¿para qué todo ese performance mal construido de apariencias pretenciosas? Si al final cuando coges te quedas desnudo, nada eso sirve para el deseo y la carne.
Te has hecho a la idea que si no eres aceptada en la facultad, no escupirás maldiciones, ni te cortarás las venas, ni te sentirás basura o cucaracha, porque finalmente la escuela es para las mentes débiles que necesitan domesticación para limpiarse un poco los dogmas.
Las mentes que lucen, no necesitan de esa limpieza académica para brillar. Has llegado a la fase en que todos se sientan en las butacas, te dan el examen, y cuándo lo ves, no sabes si reír, o pensar que estas perdida. Preguntas abiertas, todo lo que alguna vez enseñaste en el cursillo de literatura a nivel preparatoria, todo eso en absoluto viene. Quieres gritar que el soneto de Sor Juana, que te han dado para analizar, desde hace años lo recitas en silencio, recuerdas al maestro Calleja cuando te dio el poema de Lope de Vega para aprender la estructura del soneto.
¿Por qué ese ‘detente sombra de mi bien esquivo…’? pero piensas que es mejor que haya sido ese, al de 'Primero sueño', del que sólo recuerdas el cuerpo desnudo de Jesusa Rodríguez, mientas lo recitaba como un perico que no entendía nada de lo que decía.
Era de esperarse que para literatura mexicana, te preguntaran sobre Sor Juana, te desesperas porque nunca leíste nada del teatro de ella, y justo de eso también hay una pregunta. ¿Quién carajos es José Juan Tablada? ¿Por qué Xavier Villaurrutia? Después de todo, no eres omnipotente, ni tampoco fuiste buena profesora.
Como mujer odias a los poetas. Odias a esos poetas que entre su retórica nada concretan, ni siquiera en tu cama, en ese lugar efímero, frágil y placentero.
Comes en la cafetería de la facultad, ya sabes el camino, ves a mucha gente, te fijas sólo en los hombres que te gusta ver, después de todo al quitarles esas ropas, esos aretes, esas pendejadas que reflejan sus estigmas, y dejarlos desnudos, los vuelve iguales a todos, seres con un pito que se pone duro.
Dices que no te sentirás mal si no entras a la facultad, que no despotricarás maldiciones, que no crecerá ese sentimiento de inferioridad, ¡yaaa, no seas estúpida!, bien sabes que aunque quieras evitarlo eso no pasará, esas cuatro preguntas que no respondiste tienen la culpa, tú NO, ya llegaste a la facultad, en la que quieres estudiar, ya diste el primer paso, ahora sólo queda esperar.

martes, marzo 02, 2010

Fili

A tía Fili se le han encogido y enchuecado los pies. Hace diez años la volví a ver, y vi que en su mano derecha tenía una amplia cicatriz que le deformó un dedo. Por un rumor, escuché que mientras estaba manejando sustancias peligrosas en el hospital, le vino un ataque de epilepsia, y el ácido le quemó la mano.
Basta conocer y entender un poco a las personas cuando viajas con ellas. Nadie sabe porqué la abuela le puso el nombre más manchado y feo de todos sus hijos. Le decimos Fili de cariño, pero Panfila, definitivamente no tiene madre. ¿Por qué no pensó en un trillado María, Guadalupe, Teresa?, pero Panfila, Panfila, ¡Panfila!
Fili suena mejor.
Mientras estábamos en el auto que ella compró (pero que no puede manejar por sus ataques), me contó el porqué se hizo enfermera, rodó un llanto silente que contuvo con fuerza.
Yo era muy burra, tú mamá me ayudó a entrar a la universidad, y cuándo le dije a tu padre que iba a entrar a enfermería me dijo: ‘¿tú vas a entrar a enfermería? ¡ay Fili no te doy ni un mes en la escuela! Esta universidad tiene el primer lugar a nivel nacional en enfermería y tú no vas a poder’.
Me dolió tanto lo que me dijo tu padre, que dije me iba a demostrar a mí misma, que si podía hacerlo.
Tía Fili tiene colgado el título en su casa, ahora la universidad que en aquellos tiempos era una de las mejores, hoy es una de las peores.
Mientras su esposo fue al baño, me enteré que cuando le propuso que se casaran ni siquiera se habían tratado, un día, de la nada Jano se lo propuso y ella con 35 años a un paso de ser llamada solterona, peleada con su anterior novio, le dijo que si.
Fili hace malas bromas, a veces sus comentarios son sosos y fuera de lugar, pocas veces la he oído carcajear en serio, pero cuando vi que Jano le pasaba las cuentas del restaurant, o le pedía dinero para pagar las casetas, supe que su nombre y su marido, eran una mentada de madre.
Pensé que en nombre de mi padre muerto debía disculparme, decirle Tía Fili perdónalo y perdóname, pero gracias a ese comentario te hiciste enfermera.
Muchos me han dicho que tía Fili tiene mal carácter, es callada y mal encarada, no es para más cuando se tiene a un marido por desesperación, por terror a la soledad, por darle la esperanza de ser madre, porque la vida le ha golpeado mucho y se deben cometer errores para ser más feliz, que negarse a cometerlos por miedo.
Regresé manejando su auto, entré a la ciudad, volvimos de Oaxaca con buenos recuerdos, porque la tierra de mi padre, su hermano, mi tierra, merece eso, ser recordada con buenos momentos.