sábado, octubre 31, 2009

Bruja como yo sola


Me encanta noviembre. Cual puberta ayer me fui a la comparsa de mi escuela, es demasiado divertido ver como todo ser masculino voltea a verte y darte un piropo con el eufemismo incluído: 'adiós brujita', tierna como soy con disfraz, contesto el saludo con el 'adiós guapo'.
Lo bueno es que aquí somos reeemochos, así que sólo resta divertirse un poco. Mujajajajaja.

jueves, octubre 29, 2009

Para borrarme


Ayer recibí un regalo sin que fuera declarado como tal. Me devolvieron unas fotografías. Miré que el pantalón que antes me quedaba justo ahora me baila, mi cara aunque por cuestiones anatómicas es de naturaleza triste; en ese entonces había cierta chispa de felicidad fingida.
Revolqué a la la dignidad con el amor que nunca fue correspondido. Viví días extraños, en medio de las nubes, de pipas, frío y un hombre chistoso al lado mío.
Ese mismo hombre, me devolvió esos recuerdos en fotos para borrarme de su memoria, aunque yo sé que no podrá borrarme de su sexo y de su boca.

martes, octubre 27, 2009

Fingir que te olvido




Es tanto lo que se tiene que decir, que las palabras se han quedado mudas, los silencios son insuficientes, la memoria es un denaje de mierda. Me resisto a recordar aunque resulte inevitable.
Abre las puertas de la perfección.
Te vuelvo a abrazar, a perdonar, a nunca más fingir que te he olvidado.
Sientes por dentro que todo se tiene que ir. Te tienes que ir aunque estes más presente.

domingo, octubre 25, 2009

Decidí pasarla bien

Por más que me negué, no pude contener las ganas de reunir a mis amigos, digo, a veces cuando uno cumple años acceden a hacer lo que quieres, ja.
Esta vez sólo les avisé a mis amigos más frecuentes (los escritores) hubo mole, horchata, café, vino, noche de antro, unas frases en voz alta de Bernhard, una felicitación escrita en árabe, unas llamadas, unos mensajitos sugerentes, algunas declaraciones que no me esperaba, un francés amable y encamable, largas pláticas con mis amigas, en fin, todo aquel que tenía que estar, estuvo.
El mensajito más lindo, fue el del gordo…

‘Lo malo de los cumpleaños es que te recuerdan lo increíblemente viejo que eres, pero también son buenos para disfrutar de una bocanada de aire, un pestañeo, un beso y poder decirte con pretexto justificado lo mucho que te quiero y cuanto agradezco el conocerte. Besos y espero pronto hacerte el amor.’


Otro de los mensajes interesantes, fue este me dejó algo sorprendida, pues es de un lector amable con el que he conversado en algunas ocasiones:

dónde vas a estar
*** dijo (23/10/2009 a las 23:57):
Estoy celebrando tu cumpleaños...
*** dijo (23/10/2009 a las 23:58):
Nunca los vas a encontrar
*** dijo (ayer a las 0:41):
A la distancia te amo Geisha... te amo
*** dijo (ayer a las 0:45):
Me emborraché con dos mujeres, una bella y otra no tan bella
*** dijo (ayer a las 0:54):
Soy tuyo Geisha, nótalo
**** dijo (ayer a las 0:55):
Podemos hablar después de esta borrachera... no te escondas
*** dijo (ayer a las 0:56):
O podemos armar un diálogo liberrimo, a través de la red, tú escoges
*** dijo (ayer a las 0:58):
Voy por una cerveza
*** dijo (ayer a las 1:00):
Apuesto a que estás peda, Geisha

Siendo sinceros a esa hora, en efecto, estaba borracha, bailaba en el Central sones jarochos, con tres copas de vino encima, ¡puf!, mortales para mí que no aguanto nada, porque llegué al punto de decirle a dos que tres personitas que las amaba.
Fue un día mucho mejor de lo que esperaba, cumplí 26 años calmada al lado de personas que estimo; trabajé en la mañana, en la tarde fuimos a comer a mi casa, me fui al café en la tardecita, luego el vinito, luego el bar Central con francés incluido y este fin de semana decidí darme un regalo chido; sábado y domingo tomé un curso de Reiki, una de las cosas más impresionantes que me hayan pasado en la vida.
Por supuesto estas letras resultan insuficientes para contarlo todo, además que aún no es el momento.
Mientras tanto, no puedo quejarme agradezco a Dios y a la vida por darme lo que tengo, que en definitiva es mucho más de lo que puedo esperar.

Gracias por darse una vuelta por aquí, buena vibra para todos ustedes.

martes, octubre 20, 2009

¿cuándo comenzamos?

La mayor parte de las conversaciones que rayan en lo netamente semántico o político, me parecen pláticas absurdas, estúpidas, sin sentido, las evito, y regularmente siempre guardo silencio. Paradójicamente, vivo de eso, trabajo de profesora y de vez en cuando despotrico unos cuantos discursos sin sentido y sin fines utilitarios en la vida real (disculpen el lugar común), y me parece exagerado seguir hablando de ello fuera de la escuela.
Fuera de los recintos donde prostituyo parte de mi labia y muchos de mis dogmas, me acato a las cosas sencillas, o al menos eso intento.
Ayer, dos de mis bibliotecarios favoritos cumplieron años. Ser culto no sirve de nada. Amén. En el café, hablaron de poesía, parafrasearon autores, discutieron obras… cuatro cabrones doctos en el área y yo (la única fémina), alguien me obligó a hablar y en toda la plática mi frase más inteligente fue ‘no tengo nada que decir’.
Me acabé la cajetilla de delicados sin filtro. Oí atentamente. Intenté grabar todo lo que habían dicho, pero si me lo preguntan ahora, creo que he olvidado gran parte de esa información, sólo recuerdo el nombre de muchos autores de los que aún no he leído nada, lo que recuerdo con perfecta nitidez, fueron las posturas corporales de los tipos, la polarización de la palabra, los silencios, las miradas absurdas, las paráfrasis exageradas y sin sentido, y los argumentos originales albergados en la pura simplicidad.
El IAGO tiene la biblioteca de arte más chingona de Latinoamérica. Lamentablemente los libros no le dan de comer a uno. He invertido casi diez años de mi vida en ese lugar, y aún sigo siendo incapaz de sostener una conversación interesante sobre literatura o pintura.
Este blog nació para hablar de sexo, sin pretensiones, aunque debo admitir que algunas veces pequé en hacerlo, con el tiempo he resulto evitar hablar de esdrujulerías innecesarias.
Por error, por mera impertinencia, o por pura imprudencia salí con un chico, cuya personalidad me parece dotada de una sensibilidad extraordinaria, pero a la vez de una extravagancia insoportable. Caí en el juego semántico de discutir cosas filosas y filosóficas, justo de las que detesto hablar incluso con mis amigos, por mera pretensión de parecer alguien interesante, llegó el punto en que sus palabras fueron tajantes: ‘Liliana bájate del ladrillo, de verdad, cuando platiques conmigo quítate el disfraz porque casi siempre se te cae a media obra, tan bien que nos llevamos cuando te ubicas’, maybe, maybe, ja, ja, ja. Pero ¿cómo quitarme un disfraz cuando estas enfrente de alguien que te lo pone a cada rato, he incluso te lo quita para ponérselo después?
Es inevitable no ponerte un disfraz cuando alguien te interesa, es difícil quitártelo para ‘Ser’, cuando estas claro en la pretensión kamanóstrica sentimental.
El disfraz me lo pongo todos los días en el trabajo. Lo olvido cuando estoy con mis amigos. Me lo vuelvo a poner cuando ese alguien no es de mi confianza, finjo saber, finjo entender, finjo ser una mujer culta, y cuando ese alguien se gana mi confianza, dentro de mí habita un pensamiento constante, simple, utilitario, práctico, aplicable, que en efecto, deja obsoleto todo discurso semántico estúpido e inútil... y mi mente, y mi cuerpo aterriza: ¿cuándo comenzaremos a quitarnos la ropa?

domingo, octubre 18, 2009

Ya vienen los dulces 26

¡Sólo faltan cinco días para mis dulces 26! Este año a diferencia de los anteriores no habrá huateque, he decidido que esta vez no quiero terminar cansada. El año pasado con puras tlayudas acabé muerta, sólo en México ocurre que el festejado, termina sirviendo a los demás, ja, ja, ja, lo hago con gusto, pero ahora no tengo ganas de agotarme, fuera de eso, el cumple pasado me di cuenta de ciertos fenómenos de los que no había estado consciente antes, como por ejemplo la fauna taaaan variada de mis amistades.
A pesar de que me considero una antisocial de primera, paradójicamente tengo más amigos de los que puedo contar con los dedos de las manos y los pies, nunca he entendido esa famosa frase de que los buenos amigos se cuentan con los dedos, en mi caso no, por ejemplo los de la prepa, los de la uni, los del blog, los del taller… y digo, no espero que ellos me consideren como yo los considero, pero la comunidad de personas a las que estimo harto, me parece numerosa.
El año pasado por ejemplo me di cuenta que fue mala idea juntar a los escritores con los verdaderamente guarros, me acuerdo que alguien me hablaba de un libro mientras que Enrique y otros dos, miraban con cara de fuchi a mi amigo genio y no sólo eso, casi le estampo un golpe a Enrique porque no dejó de recriminarle a ese amigo genio, que no conociera a Pink Floyd.
Justo en esas fechas me di cuenta de cierta capacidad que tengo para mediar entre mis amigas, pues mientras que algunas de ellas se pelean yo soy el punto de encuentro. Otra cosa es que la mayoría de mis amistades más cercanas, se caracterizan por dos cosas: no tener vicios extremos, ni ser de una clase alta y fresa.
Este año estará bien no hacer nada, a los escritores los veo seguido y aunque nunca celebramos nada a ciencia cierta, siempre es agradable estar con ellos. Por cierto, Julio, un lector amable, ya dijo que me mandará un libro de Marguerite Duras ¿quién más se anota a los envíos? Digo, también pueden cooperar con el curso de Reiki que me voy a regalar este fin de semana y que por cierto todavía no pago, ja
Entre las cosas que apreciaría me regalaran, está un aparato para matar mosquitos, un espejo retrovisor para un platina, unas zapatillas rojas con tacón teibolero, ya que si no quieren gastar mucho me conformo con ropa interior linda, o con un libro viejo pero chido, ¡vaa! lo que sea es bueno, siempre se agradece la intención de complacer a alguien por medio de un regalo. Disculpen mi ambición materialista pero no puedo negar que me encanta destapar regalos con la furia de romper envolturas, y sentir esa incertidumbre del ¿qué será? ¿qué será?. No puedo evitarlo, es una de las costumbres que me hacen recordar mi infancia con mucho placer.


Oh lo siento, no podré escribir seguido, tengo mucho trabajo, entre revisar exámenes, enviar listas y de paso dormir para mañana…

miércoles, octubre 14, 2009

Mariposa

Se vela por la ‘precaria estabilidad emocional’



Las gitanas venden a los creyentes el ‘usted ha sufrido mucho’, con tan sólo ver en un segundo la palma de la mano izquierda, su afirmación tiene un éxito irremediable, porque somos una sociedad de anómicos y depresivos, a veces sin razón, a veces con exceso de causa.

Si eliminamos las preocupaciones más mundanas, como la casa, la familia, el trabajo, uno se queda desnudo y se pregunta ¿que hay más allá de esas obligaciones que se vuelven cadenas que esclavizan por voluntad propia?

La tristeza comienza cuando ya no queda nada de nosotros fuera de esos círculos, ‘la autorrealización’ en conceptualizaciones occidentales puede ser una opción, la nada como placer máximo en su acepción oriental. Justo ahí comenzó el trance en mi travesía por la tristeza. Veo a la gente que me rodea y algunos se enfrascan en enseñar sus rostros felices, otros en la dependencia del otro (su pareja), otros en la ocupación permanente que enajena su pensamiento, que agota la voluntad de crecimiento o aplaca el posible riesgo de romper con la cotidianidad.

Una noche mientras dormía junto con cuatro personas, hablamos de las imágenes de nuestras tristezas, ellos dijeron: una casa quemada, visitas a la cárcel, negaciones amorosas, burlas irremediables… yo di sólo una, después de haberla dicho hubo un silencio insoportable, un desconcierto sublime, un reflejo de la tristeza misma, me reconocí admirada porque lo había dicho sin que mi voz se hubiera quebrado.

Llegué a una verdad, todo ser humano llegará a Ser, en tanto conozca el sufrimiento de cualquier modo.

Mi imagen de la tristeza, es una de esas pequeñas cosas que trastocó algunos años de mi vida, por momentos he querido negarlos e incluso arrepentirme de ellos; eso es inevitable. En ese ejercicio de eliminación, descubrí una negación de mí, una necesidad de quitarme el cascaron como un pollo, de arrancarme las plumas como una águila, o de dejar de ser gusano para convertirme en mariposa.

lunes, octubre 12, 2009

25 years and my life still...

Florecita sin olor, mero gusto y estética kitch


Amo a mis amigos.

Pronto dejaré de tener 25 y eso me preocupa, cuando era puberta, escuchaba esta canción y veía como algo muy lejano el tener un cuarto de siglo...

jueves, octubre 08, 2009

Miren este link!!

Los blogs tienen algo de comunistas, la información se ha negado a la capitalización de unos cuantos. Ahora, quien lo desee, puede apropiarse de las letras que necesite.
¿Les había comentado que hace unos años he pedido infindad de becas? ninguna he ganado, apenas pasóo una convocatoria y qué creen!! No la pedí ¡yupi! ya me harté de alimentarme ese severo complejo de estupida, ignorante y con poco genio, digo, la verdad es que con mis amigos que son unos mounstros y mis maestros que son personas que admiro y a los que tengo en un pedestal muy alto, me siento chiquita, chiquita en mi oficio.
Debo admitir que me siento desdeñada, bien dice el dicho, 'nadie es profeta en su tierra'. No me quejo, lo agradezco, porque he aprendido a ser humilde y a reconocer mis carencias y mis debilidades, debo evitar toda exaltación de mi ego, y ocuparme en las lagunas infructuosas, no gastar energía en el 'qué chingona soy', eso no sirve, aunque por instantes ayuda.

Hoy por obra de la casualidad, encontré un link del que no estaba enterada, y del que estoy agradecida por difundir la página del blog. Aquí les dejo el link, wau, me quedé con el ojo cuadrado.


Geisha oaxaqueña en Emeequis


Creo que se publicó en este número de la revista 'Emeequis', si algún amable lector la tiene impresa le agradeceré mucho si me la rola.

Emeequis

miércoles, octubre 07, 2009

Ítaca

Unas cuantas veces me he preguntado ¿es que acaso el puto de Enrique no me ha extrañado?, no me ha ocupado mucho tiempo pensarlo. Ayer, en esas extrañas veces en las que me habla por el mensajero, preguntó si ya tenía pareja. ¿A qué se debe la pregunta?, respondí. Por supuesto ni él mismo va a aceptar el motivo de su interés. Entre las otras cosas banales de las que uno habla por no perder comunicación, por un poco de amabilidad, curiosidad o interés, el típico ‘¿qué has hecho?’, me trae un poco enfrascada, muchos de mis amigos hacen la misma pregunta, y eso me ha dado qué pensar por mucho tiempo.
Realmente no he hecho nada nuevo, sigo en el mismo trabajo, escribo en el mismo blog, frecuento los mismos círculos y de paso, hago el amor cada vez menos.
Hoy en clase, leíamos un fragmento de la Odisea, justo donde Odiseo entra a la morada del Cíclope, sus hombres le aconsejan que se lleven algunas cabras, queso y se esfumen, Odiseo quiere conocer al Cíclope, así que se quedan. ¿Por qué complicarse la existencia? El consejo de sus hombres era sabio, agarrar provisiones y largarse.
Cuando llega el Cíclope y se da cuenta del abuso de sus huéspedes, Odiseo intenta persuadirlo con su florida retórica, pero enfurecido el gigante se come a algunos de ellos. Con la inteligencia de nuestro héroe, bien pudo haberlo matado, pero ¿quién iba a abrir la enorme puerta de la cueva donde estaban atrapados? Toda esta serie de conflictos, hace a la Odisea lo que es, una epopeya donde la meta es el segundo plano, la travesía para llegar y lo que se aprende de ella, es lo que importa.
Mi número es nueve, me lo han dicho con asertividad, ‘eres alguien que le cuesta mucho todo lo que hace, hablas poco y contienes muchas emociones por no decirlas’. En efecto, suelo complicarme demasiado, si tengo a un paso de mí un atajo entre a y c, para llegar a ‘d’, yo tomo el más difícil, me voy por el camino largo pedregoso sin tomar el atajo, llego tarde y rasguñada a ‘d’, pero llego.
Este es mi año ocho, el tiempo donde debo cerrar ciclos, antes de que me lo dijeran ya lo estaba haciendo. Uno de ellos fue Enrique, otro fue mi hermana y otro más fue el teatro. A simple vista, no he hecho nada nuevo en absoluto, sigo viviendo en la misma casa, duermo en la misma cama, hablo con las mismas personas, me cepillo los dientes con la misma pasta, sigo asistiendo a la misma sala de la biblioteca, sólo hace unos días me corté el cabello.
Pocos lo saben, pero me estoy comenzando a hartar de estas batallas que se desatan internamente. Quiero dar fin a la guerra, pero son inevitables las recaídas. Una de ellas fue hace dos meses, me cimbró ver a cierta persona dos veces en una semana, me dolió el estómago tener que verle.
Pensé y repensé, había algo que no hacía click, finalmente lo reconocí y pude aceptarlo, estoy dispuesta a arriesgar todo por un hombre de alma vieja, que me haga reír y tenga buena conversación, la Kamanostra pasa a tercer plano.
¿Por qué me he complicado la existencia con seres que no valen la pena? Cuando a dos pasos puedo decir las palabras mágicas de lo que quiero y listo, si no se me es concedido, pues nomás existe un NO y ya. ¿Por qué complicarme en la ambigüedad de la Chimoltrufia del si, pero no, tal vez, puede ser, cuando eso no existe? Son simples juegos de palabras que sólo provocan una incertidumbre gratuita e innecesaria.
Por otro lado, si no complicara las cosas como me las complico, no hubiera desarrollado estas tormentas con dos partículas insignificantes de viento, tampoco habría desarrollado este dolor de cabeza que me da ciertos chispazos de verdad, en los momentos menos esperados.
Realmente sí han pasado muchas cosas, si he hecho muchas cosas nuevas, pero a pocos les interesa saber que sonrío más, hablo más, despilfarro algunas palabras de amor, la tristeza se ha vuelto un buen pretexto para la reflexión, las batallas de pensamientos, emociones y turbaciones, son motivo de catarsis, pero ya no catarsis de bilis, sino de suspiros que me provocan un poco de paz.
Hace mucho lo leí en otro blog, lo que importa es el camino y lo que se vive en él, no la meta.
Odiseo hizo dormir con vino al Cíclope, todos los hombres idearon cómo dejar ciego al gigante, en su desesperación por haber sido privado de su único ojo, abrió su cueva, Odiseo y algunos de sus hombres con suerte, se escabulleron entre las ovejas para escapar.
Poseidón le dio una gran lección a Odiseo, el hombre sin Dios es nada, lo hizo sufrir por muchos años para llegar a Ítaca, pero miles de años después siguen vivas las enseñanzas.

martes, octubre 06, 2009

Pareja soledad

(Refrito de la revista, lo siento, pero he estado muy ocupada y enferma)

Una puede vivir sola si lo desea, incluso sin ir por el mundo quejándose por ello, siempre y cuando nos mantengamos alejadas de toda amenaza social, que nos está acosando porque hemos llegado a los treinta y no nos hemos casado, digamos que esto último es casi imposible (por lo menos en Oaxaca) ¡demonios!
Desde que tengo veintiún años, he aprendido a torear todas las indirectas de la familia, comenzando porque hasta han puesto en tela de juicio mi sexualidad; también evito ver televisión, todos los programas giran en torno a la búsqueda de la media naranja, aunque la historia sea la de una media toronja que intenta emparentar con una media lima, ninguna pareja será perfecta, amén.
Digamos que la vida en pareja es linda, supongo que es mucho mejor que estar sola, pues incluye ventajas evidentes como la kamanostra, convivir, con-beber, gastar el dinero y el tiempo en otro, discutir, celar, si, si, suena lindísimo, yo lo sé.
Por otra parte, he aprendido a decirle NO a toda amiga que se esmera en presentarme al amigo o al primo, también he renunciado a la coquetería con todo espécimen que sea de buen ver, sin antes haber tenido una conversación amena. Cierta ocasión me quedé esperando a una persona en un café más de dos horas, entre la espera que no me pareció torturosa, me di cuenta de lo sabroso que estaba el café, me quedé leyendo el periódico y las revistas, abrí un libro que llevaba, y el plantón pasó a segundo plano.
Tiempo después, pensé acerca de la necesidad de estar sola, pues sin darte cuenta adquieres facultades de percepción, que no tendrías si estas atenta al otro, como el observar los detalles, ser más sensible al significado de cada palabra, de cada tono, a los rostros y el reflejo de lo que expresan, la reflexión sobre uno mismo, la búsqueda de las verdades en un caos mental, el perdón a los odios del pasado, en fin, toda una sarta de metáforas filosóficas, que no se ven, que no rompen ni cambian nada al instante, pero si reestructuran alguna parte interior que marcará un cambio rotundo el resto de tu vida.
No recuerdo si alguna otra vez fui sola a un café, pero después del plantón he regresado varias veces porque quiero estar en silencio, leer el periódico, avanzar el capítulo de un libro, tomar un americano sabroso en sorbos lentos y de vez en cuando saludar a alguien conocido.
Me gusta el café, por eso ya no pienso tomarlo en cualquier lugarsucho, ni tampoco ir acompañada de cualquier persona a la que no tenga ánimos de escuchar, o a la que no tenga nada trascendente que decir.
La compañía me parece necesaria, la vida depende de relacionarse con otros, ley natural, de saber quien es el señor que sirve el jugo de naranja más sabroso, la panadería donde el budín de chocolate es rico y barato, de saber donde hacer las compras a mejor precio, de qué viejo sabio oír un consejo y de qué persona inmadura desechar cuanto dice y critica, son leyes de sobrevivencia social.
Mis deseos desesperados por encontrar una pareja ya están casi disueltos, porque tengo la seguridad de que encontraré al perfecto hombre imperfecto (en alguna otra vida o dentro de algún tiempo, después de que se pase esta flojera de cazar), que me soporte y del que necesariamente tenga que aprender a pensar en el otro, no solamente en mi yo-yo absolutamente egoísta y cómodo.
Negarse a no encontrar la media naranja, la media lima, la media toronja, o el medio limón, me parece algo antinatural.
En definitiva una puede vivir sola si aprende a torear-tolerar toda cantaleta amorosa, eso si, nunca se puede ser inmune a ello, pero la vida es más llevadera cuando se conoce cómo estar sola, sabiendo que puedes acompañarte contigo misma, con todos tus demonios, utopías y deseos, y cuando se tiene la seguridad que la soledad no es eterna, ni infinita, pero probablemente si paulatina y necesaria.