martes, febrero 24, 2009

Conocimientos prácticos de una amante

Por simples cálculos matemáticos, me he puesto a pensar hipotéticamente sobre la sexualidad y algunos axiomas que he ido aprendiendo gracias a la sabiduría popular de mis amigas (oh si, hasta filósofa me siento ahora que renuevo mis votos de castidad), y tal vez a justificar mis vituperios pasados, que he tenido en mi vida amorosa. He pensado que si descartamos a todos los gays, a los que cogen mal, sea por múltiples razones: desde precoses, los que por la dimensión de su sexo, sea demasiado grande o exageradamente pequeño en grosor (¡quién nos entiende nada nos gusta!), latitud, longitud y amplitud, por impotencia o imbecilidad, resta un sector muy escaso de varones disponibles que puedan satisfacer las necesidades de los miles de millones de mujeres, bonitas, solteras, inteligentes, sanas, heterosexuales que existimos.
Otro tema que me provoca una gran incomodidad es, no entender por qué los hombres que no se declaran ‘homosexuales’, les gusta chingarse a un puto de vez en cuando (regularmente cuando están alcoholizados). Ósea, no entiendo, habiendo tantas mujeres, todavía algunos hombres se dan entre si.
Digo esto, porque tengo a varios amiguis travestis, que me explican que a ellos les gustan los hombres, no jotos igual que ellos. Uno pensaría que si un varón se meten con un gay, automáticamente ya es homosexual, pero NO señores y señoras, este tipo de ‘heteroflexibles’ abundan, y no son precisamente homosexuales que les gusten las joterías, como ser afeminados, pero sigue latente mi duda: ¿qué diablos les gustan de los travestis? ¿por qué se meten con ellos, si muchos de varones tienen pareja o hasta están casados?
Pero en este post, no voy a emitir juicios con respecto a los gays, sino algo que muchas veces hemos planteado como tema central en las platicas fresas de café.
Tirarte, o no tirarte al casado, he ahí la cuestión. Comenzaré por poner una de las reglas primarias, regularmente la que más pierde en ese tipo de relaciones es la mujer que funge como ‘amante’, que el hombre casado. Pierde porque regularme no tiene cayo en el arte de ser ‘Arpía’, y porque tiene la desfachatez de enamorarse, no, no, no, nenas nunca cometan ese error de fantasear con un hombre ajeno.
Reitero que esto lo escribo, porque he notado que muchas de las mujeres solteras alguna vez en su vida tendrán una relación con un casado, y esto se debe a la poca variedad de especímenes, solos y heterosexuales de donde podamos elegir.

Fase en la que la mujer que se cree ‘decente’, y no quiere que le hagan eso cuando ella tenga marido.

- La verdad, es que me remuerde la consciencia, a mi no me gustaría que me hicieran lo mismo.
- Ja, ja, ja, mira, cuando una zorra (como lo eres tú ahora) se le pare a tu marido no va a pensar en ti nena, si le gusta lo va a tomar y punto, así que no me vengas con moralinas pendejas porque bien que lo disfrutaste, así que a bordar, a coger y a callar, que el mundo se va a acabar.

Fase en el que el casado, intenta no mostrarse tan cínico, pero es peor que eso...

- Quiero que seas mi novia, ya sabes cuál es mi situación (silencio prolongado)... pero para todo hay tiempo. ¿Qué dices?
En ese momento suena su celular, es su mujer. Tiene que irse a casa porque la esposa, se está peleando con la suegra.

Fase en la cual ‘la amante’ considera que el casado no es tan mierda ,y pregunta lo que NO tiene que preguntar...

- ¿cómo te llevas con tu mujer?
- Muy bien, es buena persona.

Uno de los comportamientos más extraños en las amantes, es considerar buena persona al casado, solo porque no habla pestes de su mujer. Aunque muchas en el fondo, quisieran escuchar lo peor de su competencia, para sentirse poderosas.

Fase en la que las amiguis discuten su situación:

Señorita A: Es chido cogerse a un casado, tienen experiencia, cogen bien, pagan todo...
Seño B: Pues tiene sus ventajas, no te anda chingando la vida como un marido
Seño C: Es rico ser la amante, siempre y cuando no te embaraces, y el culero no sea un rico posesivo, que hasta te ande cuidando para que le seas fiel.

Señorita A, es del tipo de solteras jóvenes que aún no saben mucho de la vida y del arte de ser arpía.
Seño B, en sus tiempos de Señorita A, anduvo con un casado, ahora es divorciada con hijo, y sin ánimos de seguir soportando golpes y borrachos en su cama.
Seño C, es el tipo de amante que tiene una hija de un casado rico, que le contrató guardaespaldas para cuidarla.


Continuará...

lunes, febrero 16, 2009

El capitán

Si mis estadísticas no me fallan, cada semestre tengo alrededor de cien alumnos. Esta vez tengo a unos ciento cuarenta, de los cuales unos ochenta no les he dado clase antes, por tanto no los conozco. En mi vida magisterial, acepto que me he sentido atraída por alguno de mis alumnos. Justo en este ciclo escolar, la mayor parte de mis educandos son varones, uno de ellos tiene cara de modelo y según oí por los chismes, era striper, ¡Dios tiene cara de heleno hollywodense!, por otro lado, no falta el encajoso que por interés en su calificación se pasa de hostigoso y seductor conmigo.
Me jacto de aparentar ser inmutable, aunque, no puedo evitar tener mi desliz psicológico en clase, jo. Solo tengo una manchita en mi vida laboral, solo UNA vez fui presa de la ilusión carnívora amorosa. Salí en dos ocasiones con uno de mis alumnos. El tipo era tres años mayor que yo, capitán del ejercito, encantador, excelente bailarín, culto, agradable, soltero, y hasta poeta.
Se encargó de estudiarme, y hasta confesó estar desconcertado por mis constantes cambios de humor, me dijo que por un momento podría ‘provocarlos’ en clase y en otro instante, callarlos, enojarme y adoptar una postura de mocosa graciosa e insegura.
Lo que más gracia me causa, es que tenía clase con ellos a las seis de la tarde, y el capitán permanecía con sus lentes de sol, porque según decía tenía una perrilla en los ojos, además de no dejar de verme con intensiones que no fueran las meramente académicas, con miraditas de ese tipo cuando tienes que trabajar, es bastante difícil guardar la calma y aparentar autoridad.
En una ocasión, me puse una falda entallada por debajo de la rodilla, una blusa pegadita roja y mis zapatillitas de Aquiles (con tiras que se amarran a las pantorrillas), en ese entonces cuando el susodicho, ni siquiera llamaba mi atención, buscó el pretexto para preguntarme acerca de algunos poemas que me había dado a leer para que le criticara, yo en la postura más humilde y sincera posible, le dije que estaba con la persona menos indicada, porque me declaré ‘verde’ para lo que me pedía, el que sea su maestra (por necesidad, más que por vocación), no me confería la más mínima autoridad para que me hiciese caso en mi juicio en materia poética, aunque la verdad creía que algunos de sus poemas, eran bastante buenos.
Intentó hacer plática y retenerme, pero estaba muy cansada, un poco harta y a punto del mal humor, ya que los pies me estaban matando. Hasta que se le salió decir que ese día me veía muy bien falda, ja, ja, ja, en ese instante, se me quitó el mal humor.
Días después consiguió mi teléfono y un viernes, me invitó a salir, debo confesar que ese día no había comido y la verdad tenía la esperanza de que me invitara a cenar, por eso lo hice ¡Lo juro!, por eso le dije que si.
Le di la dirección de mi casa y pasó por mi; fui directa, al grano, ‘tengo hambre, vamos a cenar’, después de satisfacer mi apetito podía cortarme como la leche, pero la platica entre la tlayuda, resultó más interesante de lo que pensaba, me enteré que era Capitán, encargado de las telecomunicaciones de una base aérea, ya tenía una ingeniería, bailaba folclor en la casa de la cultura y había entrado a la escuela porque le gustaba la fotografía.
Comenzó a querer indagar sobre mi. ¿Por qué no tienes novio? ¿Por qué escondes esa melancolía?, ‘a veces creo que muy dentro de ti lloras’... ¿de dónde había sacado tantas cosas sobre mi? Me era absolutamente incongruente que un hombre militar, fuera tan ‘sensible’, ‘tan humano’, ‘tan no patán’.
La segunda ocasión que salí con él, fueron unos días después del 14 de febrero, en su coche, sacó de algún lado que no vi una cajita hermosa, un empaque dorado con un moño azul, lo recuerdo, porque era más mi consternación que sin conocerle tanto se tomara esa molestia, no me importaba qué hubiera en esa caja, pero lo deslumbrante del empaque y el detalle me habría encantado en ese momento. El regalo fue lo de menos. Aún tengo esa cajita, el lugar oficial para los condones, jaaaaa, esa es mala señal, porque si tengo aún preservativos ahí es que llevo ya bastante tiempo de abstinencia.
Esa velada fue una de las más agradables que haya tenido con un hombre, sin siquiera haber tenido sexo o incluso un beso, me llevó a la base aérea militar y pude entrar a las bodegas donde estaban los helicópteros y las avionetas, mientras me moría del frío y del miedo de ser descubierta, porque obvio me había metido ahí con el peligro de que él fuera arrestado.
Lo que pasó después, ya no lo entiendo, la tercera o cuarta vez que salimos, una vez desnuda me rehusé a la lujuria con él, ya había pronunciado las palabras mágicas, quería algo serio, un noviazgo o algo parecido. Yo tenía en juego mi trabajo. Me gustaba fumar como chancuaco fuera de la escuela con otros de mis alumnos, era incapaz de compartir algunos secretos, mi naturaleza no me permitía aceptar a alguien que con solo verme podía leer lo que había dentro de mi.
Un día, un alumno hostigoso llegó y me abrazó como si fuera una de sus grandes amistades o más que eso, el mejor amigo del capitán me vio, ese día él no entró a clases, y los siguientes que entró yo contesté el teléfono a Enrique para que fuera por mi al trabajo. Nunca más volvimos a hablar del asunto. Me remití a darle su calificación, a conservar mi trabajo, él a no quitarse las gafas de sol y a no intentar voltear, cada vez que me veía cerca.

domingo, febrero 15, 2009

Beirut en Oaxaca

Me acabo de enterar que una de mis bandas favoritas de música, estuvo en Oaxaca. ¡He gritado como loca! Porque nunca supe del asunto. Vi el reportaje en Día Siete, y Zach Condon, el líder de Beirut, aparece en la foto de la portada. ¡No saben lo que sentí! un dolor y un placer irrefrenable. El saber que el tipo con el que algunas veces fantaseé, estuvo a dos pasos de mi casa, bueno a dos pasos no, pero si a escasos veinte minutos de distancia de donde vivo, me resulta casi increíble.
La banda estuvo dos semanas en Teotitlán del Valle, pueblito prehispánico, y actual tierra natal de los artesanos que elaboran los tapetes de lana, también de donde es mi amado y odiado Emiliano, y no dudo que él haya conocido a Zach, porque hasta para eso tiene suerte.
En mi actual repertorio musical está Beirut y no puedo creer que yo siendo fan del grupo, no me haya enterado de su visita ¡¡buaaaaaaaa!!
Según dice Zach, estuvo checando música de toda la república y la que más le llamó la atención fue la de las bandas de Oaxaca, ‘Hay algo de melancolía en esta música. Expresa tristeza en una forma muy clara y bella. Y parece muy honesta. Estoy enamorado del sonido de los metales, y oír uno de estos ensambles de 19 piezas es impresionante. Además, es música imperfecta. A veces torpe y rara’. Mejor descripción no pudo tener. Porque en efecto no sólo ocurre con la música, las artes plásticas, las artes escénicas, incluso las letras de los oaxaqueños, no son obras maestras, demuestran un alto grado de imperfección pero somos honestos con lo que hacemos, reflejamos más dolor y melancolía, que perfección. Una belleza extraña, que hasta nosotros mismos desconocemos.
Al instante me fui a Internet, de su visita no hubo registro en periódicos, porque no creo que muchos oaxaqueños conozcan a la banda, dado que su difusión no ha sido tan medica. Busqué algún video en youtube y en efecto ahí estaba ‘March of the zapotec’. El video consta de una animación, en la que fue inevitable no sentir nostalgia. Porque se hizo con la idea de reflejar a Teotitlán del Valle, pero ese Teotitlán es también una fotografía que se repite en muchos pueblos de Oaxaca, la aspereza de su suelo, los relieves inclementes de sus cerros, los animales callejeros, las aves de cielos no divinos, los músicos nativos con cara triste, pues su oficio de vendedores de alegría en fiestas regionales, les han dado una razón para no emigrar; la iglesia blanca, cuya historia me contó Emiliano, tenía una campana tan potente que alcanzaban a oír sus toques a largas distancias, como un grito eterno de la fé pagana, mezclada con el cristianismo, nuestro respecto y esclavitud eterna con el recuerdo de los muertos en las cruces de nuestros panteones, nuestros cactos, símbolo de lo que somos, seres que viven a la defensiva con sus espinas erectas, en tierras difíciles y siempre a la expectativa de cualquier ataque.
Es inevitable no voltear a verse uno mismo. Ver como otros ojos, unas miradas extranjeras pudieron captar esa belleza y esa melancolía, que nosotros los nativos, creemos ya repugnante, fue comprender ese odio contra esos años de historia y una desesperanza constante en el presente que nos ha tocado vivir.


viernes, febrero 13, 2009

Recordando un 13 pasado

Una tarde rara en la que no tenía en qué pensar, me acordé de Robertito, mi noviecito de secundaria, con el que regresé el año pasado porque según nosotros lo íbamos a intentar, para ver si teníamos posibilidad de bodorrio, jaaaaaa, jaaaaaaaaa. No se nos hizo. Yo por insípida desinteresada, y él por malandrín. Sonará humillante decirlo, pero con él, comprendí que cuando una tiene por lo menos terminada una carrera, es muy difícil establecer conexión, con otro que apenas y tiene prepa, incluso también con él entendí, que era muy poco probable que yo pudiera visualizar a Enrique como una pareja estable, si de por si mis amigas ya lo odiaban, y era otro maleducado sin remedio... que está bien, lo acepto, me enamoré un poquitín y la verdad eso de la educación me hubiera valido pito, pero no estaba del todo embobada como para tolerarlo al cien.
Justo hace un año, me puse princes, porque yo la hice de príncipe azul, compré sushi, velitas y preparé un regalo para Enrique.
El trece de febrero me puse vestido y saqué el negligé negro (con el que me saqué algunas fotos e incluso publiqué aquí, pero dato curioso, nunca se me antojó utilizar con alguien, porque me daba hueva ponérmelo), así que antes de que entrara Kike a la habitación, prendí las velitas, adorné la mesa con el sushi y la botella de vino, saqué el corsé, las medias y el liguero y ¡oh cielos! Faltaba la maldita tanga, según yo estaba planeado y todo se fue al carajo, porque había olvidado la braga del coordinado.
Cuando Kike subió a la habitación, agradeció la atención, porque ninguna mujer se había tomado la molestia de hacer eso por él. Nos entregamos a la lujuria, en el primer descanso, nos sentamos desnudos en la mesita, tomamos vino y comimos sushi. En el segundo round vinos un poco de pornografía y seguimos cogiendo, descansamos de nuevo, comimos sushi y bebimos vino, fue esta parte donde le dije que le tenía un regalo, tardó mucho tiempo en adivinar qué era, recordemos que por esas épocas él y yo, fumábamos más que de costumbre, así que le obsequié una pipa de madera.
Después de eso fui al baño, me puse el coordinado y no le encontré inconveniente a la falta de la braga, al fin y al cabo era lo único que le iba a estorbar. Lo llamé al baño, ya no se esperaba ninguna sorpresa más, por su cara pensó que algo habría ocurrido, pero cuando me vio, fue instantánea su erección. Seguimos el tercer round con más fuerza.
Toda la noche estuvimos cogiendo, dormimos juntos y todavía en la mañana despertamos con el mañanero. Fue bonito, porque descubrí que yo tampoco había sido tan entregada y tan detallista con un hombre.
Mi ex noviecito me llamó por teléfono ayer, me dijo que le llamara por la amistad que aún quedaba entre nosotros. Ósea jelou, ¿para qué le doy largas?, cuando se quiere a alguien se le toma en cuenta, yo quise a Enrique, lastima que él a mi no.

lunes, febrero 09, 2009

Didier

Justo cuando he resuelto, que ya no me gusta ir a los antros. Me decidí a ir con mis amigos del pueblo. ¿Les he mencionado que me he hecho muy amiga de tres muchachos que viven cerca de mi casa, y que los conocí del otro lado de la ciudad por un taller literario?, bueno, pues ellos. El sábado nos fuimos al bar central. Ni siquiera me preparé para darme una manita de gato, llevaba una blusa que mi hermano me regaló en navidad y una chamarra rosa que mi hermana me dio hace dos años, y con eso basta decir la dimensión de mi vestimenta, pues mi carnal tiene muy malos gustos para regalarme ropa, y mi hermana que es una coda, regala cosas baratas, así que imagínenme, yo con mis pantalones entubaditos, mis zapatos de piso con florecitas, mi blusa rosa adecuada para un día de hueva, y mi chamarrita con apariencia de piel, pero hecha a base de material sintético. Era todo un bodrio, libre del glamour.
Me la pasé bailando como chapulina con mis amigos, y justo cuando me senté y les iba a decir que nos fuéramos, aparece un muchacho y me saca a bailar, ¡demonios! ¿por qué soy débil?, ja, ja, ja, ciertamente le doy toda la razón a mi cuate el Perro Feliz, que alguna ocasión me comentó que toda mujer desde el primer momento que ve a un hombre, tiene decidido si aceptará o no irse a la cama con él.
Me preguntó mi nombre y típico, la primera vez que lo digo a un desconocido, nunca, nunca se lo aprende, a menos que sea fan y conozca el cine de Buñuel. Entonces respondo: Tristana, él pregunta ¿cómo? TRISs-TAa-NAa, tardo en decidirme si le pregunto o no su nombre, siendo sinceros no se me apetece tirarle la onda, aunque sigo pensando que no está mal.
Didier, responde, y recuerdo que ese nombre lo he leído en algún periódico, creo que es nombre de un pintor, así que cometo la burrada de preguntarle si pinta. Él parece bromear y dice que si. Toma mi cabello y dice que le gusta, entonces, yo toco sus chinos y lo acerco a mi. ¿Y tienes galería? Le cuestiono, miente al decir que sí.
¿Y qué edad tienes?, 25, respondo, por un momento me perturba el hecho que me diga que tiene menos edad que yo, y me tranquiliza su respuesta a una pregunta que no le hice, pero por inercia contesta: yo 28.
Toma mi rostro y sin preveerlo, me besa, ¡ternurita! ¡Hacía tanto que nadie me besaba de improviso!, que hasta me vuelve a renacer ese sentimiento de ¿será el amor de mi vida?, naaah, reflexiono, es un típico patán que sólo busca una aventurilla.
Acuérdate que ya eres señorita bien portada, además vienes con tres cabrones que están checando todo lo que haces, incluso, uno de ellos es al que intentaste besar y te mandó a la gaver; me digo en mis adentros.
Pasan unos minutos, y vuelve a intentar besarme, está vez me resisto. Pasa un ratito, me da un beso en la mejilla y se despide, yo le digo chau.
Nos vamos del lugar y les digo: ‘¡ora cabrones!, defiéndanme, ese güey casi me coge y ustedes nomás viendo’, sé que mi comentario es exagerado, pero con algo tengo que limpiar mi reputación, aunque todos sabemos que la enlodo más.
Al otro día, investigo en Internet quién es el tal Didier, en efecto, hay un pintor que se llama así en la ciudad, cuando encuentro su foto, no es el joven mentiroso de 28 años, sino un señor cuarentón. Lástima, porque desde que lo vi, ya tenía resuelta mi decisión.

jueves, febrero 05, 2009

Yo también soy una 'Edecan urbana'

Hoy jueves, tomé una decisión importante, leí ‘Edecán Urbana’. ¡Dios! Se me vinieron a la mente todas esas tormentas pasadas… El querer quitarte a ese ser repulsivo de encima que aún no termina, lo placentero de una felación, las reflexiones sobre el matrimonio ‘Lunes’, y su dualidad de soledades y pasiones insatisfechas.
Mi sorprendente coincidencia con mi actual lectura de ‘Los detectives salvajes’ de Roberto Bolaño y su licuadora Urbana, yo también soy una real visceralista.
Mi repulsión a los ‘literatos varones’ que se dedican a la crítica literaria en lugar de escribirla.
Mi constante exclusión en los círculos intelectuales de escribanos, por el simple hecho de ser una ‘mocosa irresponsable’, que alguna vez calificó de ‘papito’ a un escritor y éste terminó gritándole que le ‘había faltado al respeto’, ¡Chingaos! ¿por qué los hombres no entienden que si a nosotras, nos gusta, mamarlos, morderlos, COGERLOS, escribirlos, es porque nos hace falta un pedazo sabroso del que habla Freud?
No tendría inconveniente alguno en enamorarme del alma de alguien. Probablemente a la primera persona que amé y a la primera que besé en los labios fue a una niña, y no fue sólo una amiga la que sufrió abuso, fuimos muchas.
Probablemente también tuve a una amiga Sandra de la cuál me enamoré, pero también tuve a una amiga imaginaria llamada Liliana que me dijo: ¡No digas pendejadas!
Dicen que todos los hombres, son cortados con la misma tijera. Probablemente no, porque su pedazo sabroso, no es estandar. Pero si puedo afirmar que me siento cortada por la misma tijera que Patricia, sentí que mis letras y muchos de mis pensamientos estaban ahí, en su libro, toda esa sabiduría extraída de una cama, de las miserias masculinas que no logran ver más que su verga caliente, dura y escurrida, y cuando van más allá, está una esposa sumisa.
Yo también he creído en ese príncipe azul que nunca llega, por ello yo también he optado por convertirme en princesa azul.
Yo también amé a un Emiliano, al malnacido que cargaba con el retrato de su mujer hasta en los chilaquiles ¡ah, pero que bien cogía!
¡Cuánto disfruto el tiempo que no pasa! Pero a la realidad, nadie escapa. Voy a fumar, porque es el único falo que me puedo crear.
Yo también he dejado que mis cuentos se los robé el viento. Letras que no trascenderán en mi época, porque dicen que no soy escritora, que soy una mujer dedicada a hacer hijos y a maquillarme bonito, a usar escote para que los casados me desnuden con los ojos, mientras sus esposas les dan un bocado a sus hijos… prefiero quedarme tirada en el asfalto, para que el camión de la basura, aplaste mi sexo vacío.

Yo al igual que Ruvalcaba, deseo que se reedite tu libro querida Pato.

Envidia canina

¿Casualidad o causalidad?, Hoy después de algunos años de haber iniciado este blog, con mi amada compag presario regreso a ella. Presté mi lap, y no me quedó más remedio que encender a mi viejita ruidosa. Curioso, porque hoy justamente tengo unas ganas perras de escribir unas cuantas cosas cachondas, todo porque me tiré, si, digo me TIRÉ, me cogí, al libro de la Pato ‘Edecán Urbana’, ¡cuántos recuerdos!, ¡cuántas vivencias por las que yo también he pasado!
A medio día pensaba que ya era caduco que siguiera escribiendo de las puterias de las que me gusta hablar. También meditaba sobre mi total desprecio a una tipa que va al taller de narrativa, ¡Dios! Todo el tiempo habla, es demasiado lúcida, sabe de pintura, literatura, filosofía… sus criticas son siempre esdrújulas y bien fundamentadas, además de ser encabronadamente trompuda, de labios carnosos y bonita, en resumen ¡la odio, a la perra malnacida! Ja, ja, ja, ja, ¿los motivos? : Envidia.
Vomita sin clemencia con su voz segura, citas de Schopenhauer, afirma que ama a Nietzche, se sabe de pi a pa las obras de Sade, conoce los diálogos de Platón y de Aristóteles, incluso halaba los ‘entrecruzamientos’ de Da Jandra, todo el tiempo sabe el significado de las palabras raras, y regularmente se viste con moda regional ¿no hay ya suficientes motivos para odiarla? Encabronadamente encantadora. El colmo fue cuando comenzó a comparar la lectura de Raymod Carverd, ¿Podrías hacer el favor de callarte por favor?, como una narrativa teatral… y ella dijo ‘en teatro nos enseñan sobre lo implícito y explicito…’ hasta que no pude más y dije: ¿por qué se complican tanto?, hubiera dicho más, pero en eso llegó el escritor y yo sólo pensé: ¡A ver sabelotodo de mierda, aprende a actuar con MI maestro, que es un culero, y no te va a dar choritos filosóficos, para que compares a este escritor gringo, que no escribe dramaturgia, con el teatro!, ahora si el título del libro le quedaba como anillo al dedo a la niña encantadora ¿podrías hacer el favor de callarte por favor?, la guerra estaba declarada, no puedo evitarlo, cuando alguien me cae mal, ¡me cae mal! Y ella, pudo sentirlo.
Comprendí algo que me pareció asombroso descubrir, si a alguien podemos odiar con todas nuestras fuerzas nosotras las mujeres, es a otra mujer. Regularmente las odiamos, porque sentimos que tienen grandes ventajas sobre nosotras. Incluso algunos peces hembra, no toleran estar en una pesara porque terminarán matándose. Lo acepto. La chavita me lleva una gran ventaja en lecturas que no conozco de pi a pa.
Con el tiempo he aprendido que la competencia de otra fémina, que es más guapa que yo, no es del todo perdida, comenzando porque regularmente, la mayoría, de las cuales hay muy pocas excepciones de mujeres bonitas, que son lo suficientemente inteligentes, como para NO aprovecharse de su belleza para subsistir (siempre es bueno de vez en cuando aplicar esta ventaja, yo lo hago, pero no hay que usarla como arma principal), sino que también explotan otras cualidades, que a la larga les brindarán mayor beneficio.
Las que se valgan solo de su belleza, corren muchos más riesgos. Díganme si no tengo razón, regularmente las primeras en casarse, o salir embarazadas son las bonitas novieras, pero también ellas son las más próximas a convertirse en chancuacos de obesidad, a condenarse a una esclavitud familiar, que siendo sinceros, rara vez implican beneficios intelectuales económicos, o de desarrollo artístico.
Pero regresemos a la tipa que provoca una molestia fatal, cada vez que la veo. Cierto. Soy una envidiosa. No he gozado de la disciplina de ser una rata de biblioteca, ni he aprendido a recitar el padre nuestro con frases de Ciorán. Y tampoco he escrito ensayos sobre pintores desconocidos en la red (porque ella sí), sólo tengo este humildísimo blog, iniciado con la Compag presario.
Dijera mi amigo gay, ‘entre perras, hay clases’, y me es difícil reconocer que yo, he de ser una perra con las costillas marcadas en la piel, tal vez una de esas caninas callejeras de raza desconocida, siempre violada por la naturaleza de un macho, del que después no puede desencularse.
¡¡Vaaaa!! yo y mi pendejadas… si no termino golpeándola un día de estos, les apuesto que la tipa terminará siendo mi amiga, como se han hecho algunas de mis grandes camaradas.

domingo, febrero 01, 2009

Revolutionary road


Estoy sufriendo cambios muy severos, de un tiempo para acá se han alterado las cosas, mi trabajo, mis ideas, mi cuerpo, mi comportamiento...
Los malditos medicamentos para los trastornos de sueño, me están provocando tener un hambre desmedida. En una semana se me ha acentuado la pancita, que ya no tenía por la delgadez criminal de las jornadas laborales que me echaba, de 8 a 3 en chinga en el trabajo, de 5 en adelante, al teatro todos los días.
Esta semana he comido los chocolates que no ingería en años, tengo un tormentosa necesidad de dulces ¿algún lector amable podría regalarme chocolates? (le estaré muy agradecida).
Me extraña el dolor de estomago por hambre, en el último año he comido poco, he eliminado las bebidas gaseosas, incluso el alcohol y el tabaco, pero me preocupa más que las noches se hagan interminables porque no puedo dormir.
Soy amable con mi mamá, hoy fuimos al cine, si antes me molestaba que me tomara del brazo, hoy hasta se lo di. Extraño, porque a ella tampoco le nace salir al cine, fuimos a ver ‘Revolutionary road’ y aunque en los primeros minutos se me hizo insoportablemente aburrida, terminó haciéndome pensar en escribir este post, tal vez porque cuando escribo puedo dilucidar los pensamientos que me causan molestia.
April (Kate W.), quiere cambiar de vida, irse a vivir a París con su esposo, porque su papel de ama de casa le parece insoportable. Recordé lo que me dijo cierto escritor (de cuyo taller fui expulsada), ‘sal de Oaxaca (traducido entre líneas como: mocha pueblerina)’, recordé también mi reciente regaño por el dramaturgo por el video que subí al youtube (y mi no necesidad de soportarle, porque sigo pensando que NO quiero ser actriz), recordé que arrojada por una pasión ocurrente, cometí el horror de provocar a uno de mis amigos para que mitigara mis necesidades sexuales, él, obviamente me rechazó, desde ese día le he bajado a mis aprensivas calenturas.
Me sentí a la par de April. Todo cuanto quiero se me es negado en mi tierra natal, doy gracias a Dios, porque dentro de lo que cabe, todo marcha bien, pero ¡quiero más!, me es insuficiente tener que soportar las mismas caras, las mismas palabras, el mismo trabajo que siendo sinceros debería tener, cuando fuera una persona más experimentada. Desde hace unos meses lo he notado, ya nada es igual, las rutinas son las mismas, pero no las veo con los mismos ojos, mis últimas parejas se me hacen repulsivas, lo poco de agradable que tenían en los recuerdos, se han desvanecido. Ahora cuento con un Pepe grillo en mi consciencia moral, que comienza a tener demasiado poder en mis actitudes. Incluso me he dado el lujo de pensar en casarme ¡por Dios!, ¡soy el colmo! ni siquiera tengo con quien, pues el único hombre que me interesa le valgo pito.
En la peli que vi hoy, me di cuenta de algo aterrador, cuando uno se mira a sí mismo y comprendes la insignificancia de tú existencia y crees que no podrás ir más allá de lo que realmente quieres hacer, terminas por optar ‘casarte’, porque ingenuamente pensarás que será el único riesgo cómodo, para solventar ese vacío que no puedes asumir solo. No digo que casarse sea algo aterrador, sino que NO es el fin último de cada persona, sino algo natural, un complemento, un paso, parte de la vida del ser humano, que no debe ser entendido como el truncamiento, a otras cosas más importantes, como de realización espiritual. Me asusto, porque si he pensado en casarme, es justamente por eso, porque todas las cosas que hecho, me salen mal, cada vez me siento más incapaz de soportar otro fracaso, y quiero refugiarme en un cambio, que no implique un riesgo mucho más existencial del que ya tengo.
Si pudiera, dejaría todo, pero mis miedos al posterior arrepentimiento cuando haya tomado una decisión radical, son más fuertes que lo tenue que se pinta la posibilidad, en mi paraíso de ideas.
Mi cuerpo y mi psique, tienen algo muy claro: quisieran seguir teniendo las agallas para tirarme a unos cuantos tipos que se me antojan, pero nah, hasta eso a perdido su encanto. Tener que verles la cara, de como creen que tú eres su juguete, ya no tiene gracia cuando se descubren las explicaciones del porqué lo haces. Esos comportamientos promiscuos, de los que fui presa hace tiempo, son iguales a los chocolates que he estado comiendo, son placebos a una cruda búsqueda de un ‘amor propio’.
En la primera hora de la película, no ocurrió nada, en los últimos minutos los personajes desataron sus iras (Kate y Di Caprio, lucieron unas actuaciones impecables). April, quien estaba embarazada tomó la decisión de provocarse un aborto, la toma del chorro de sangre en su falda, se me hizo inverosímil.
El final fue predecible, la malnacida asesina de su hijo, se murió. Regresan a una escena donde otro matrimonio, incapaz de asumir los riesgos de Frank y April, se muestran felices, puro maquillaje, porque en ellos tampoco existe amor.
Salí enojada de la sala, ¿por qué la carga moral tiene que ser fatalista?, sé que es ficción, lo sé, ¿pero por qué no darle el chance a la mujer de abortar, vivir y separarse de su marido, para largarse a hacer lo que ella quiera?, sin duda, las mujeres nacemos malditas, paradójicamente incapaces de ser malas, porque la condena moral y celestial es infinita. El mensaje fue claro, ‘confórmate con la vida cómoda que tienes, aunque internamente estés hecho una mierda’. Mitigaré mi hambre, hoy será difícil conciliar el sueño, tomaré dos pastillas.